viernes, 29 de abril de 2005

Si todo en este mundo


Si todo en este mundo se coordinara sería perfecto. Si de repente alguna fuerza exterior sacudiera el globo por completo, haciendo que todo se convirtiera en un aparente desbarajuste, quizás las cosas encontraban su sito y las relaciones humanas se volvían más sencillas. Y a mi me gustaría de una vez ese chico que no para de mirarme con ojos de carnero degollado y yo dejaba de perseguir irremediablemente a aquél que sólo me mira al pasar, de soslayo, sin detener la mirada y clavarme su alma con chinchetas en el corcho de la mía.

Ya sé que esto podría ocurrir si me librara de mis prejuicios, o lo que sea que es eso que me impide enamorarme de quien de mí se enamora, pero claro, haciendo un repaso a los chicos que le gusto, la cosa está chunga. Normalmente, todos (que son bastante escasos, para qué negarlo) atienden a alguno de estos tipos:

TIPO A: Borrachos sin dientes apoyado en la barra de un bar, a ser posible sin aparente dominio sobre sus emisiones salivares, dada la gran cantidad de ellas que despiden cuando hablan.
TIPO B: Obreros de la construcción, de sobra sabido por todos con nula capacidad de discriminación entre lo que es carnaza y un par de tetas de lo que es una chica sensible y con corazón.
TIPO C: Freakys inadaptados que se dan cita en todas las fiestas all around de world que inevitablemente siempre terminan hablándome y de los que nunca nunca puedo deshacerme debido a mi incapacidad congénita para ser borde y desagradable con los demás.
TIPO D: Tímidos compulsivos que se piensan una y otra vez si llamarme o no llamarme o si invitarme o si mejor no invitarme o si les diré que no o si les diré que sí… ¡cuando lo que estoy es deseando que me llamen! ¡Cómo me gusta un chico con iniciativa!
TIPO E: Esos chicos estupendos a los que tengo la enorme suerte de gustar pero que por alguna razón, ya sea por una larga amistad, porque estoy ciega, porque ando persiguiendo a otro… no acaban de picarme la curiosidad. Aquí, entre estos, está el grupo sobre el que debo incidir. El caso es, ¿cómo?

jueves, 28 de abril de 2005

El guisante subversivo

No creo que me vayan a ver mucho por Florida...
Por cierto, me gustaría ver la mitad de revuelo pontifical por la pena de muerte que por los matrimonios entre homosexuales. Se ve que el amor los pone más nerviosos que los asesinatos.

miércoles, 27 de abril de 2005

Muerte "accidental" de un anarquista

Como los chistes de cuando éramos pequeños, un italiano, un inglés, un portugués, un austriaco, una polaca y una española fueron ayer al teatro en Ginebra a ver "Muerte accidental de un anarquista" de Darío Fo (que a la sazón, fue premio Nóbel en 1997).
Entre todos entendimos el 70% de la obra más o menos, cada uno pescando pedacitos distintos con nuestras precarias redes de francés. No obstante nos gustó, claro. Darío Fo es asustadoramente lúcido, y pone en clave de comedia terribles realidades en las que el único que ve claro es un loco.
Es el viejo truco de los locos en el arte.
Los que tengan la obra a mano, ya saben, merece la pena, aquí nos cuentan un poquito más.

martes, 26 de abril de 2005

Abyección de conciencia

A mi quizá se me escape probablemente algo fundamental en todo esto, pero yo me pregunto ¿por qué tiene que opinar la iglesia sobre los matrimonios civiles?
Si yo fuese presidenta del gobierno, conminaría a los párrocos con cerebro a casar únicamente a gente vestida de faralaes,¡ala!, es más, desde aquí les hago un llamamiento...

Altibajones


Digo yo que la vida de todos estará definida por altibajones. Como lo está la mía. Que paso del triste malestar apático a la euforia descontrolada como una veleta que gira al viento que más sople. Y es un poco cansado, porque todavía no he descubierto el patrón de mi conducta, que me permitiría comprar kleenex cuando viera venir el chaparrón y sacar punta al perfilador de ojos cuando fuera a sentir que me como el mundo. Pero nunca sé nada. Nunca entiendo nada.

Ahora estoy súper contenta. Estoy en alti. Así que cojo mis cosas y me digo que voy a salir a respirar aire puro y a leer un libro en el parque. Pero salgo y de repente siento desinflarme y entro en la fase bajones. Y el sol me está torrando y en el retiro no hay más que yonkis. Pero cierro los ojos y un alti me entra hasta el cogote. Y hace un día buenísimo… y así continuamente. Hombre, esto es exagerando mucho pero es para ilustrar la conversación.

Lo único bueno es que estas cosas me pasan cuando estoy sola. Cuando analizo lo que siento y sólo me tengo a mí. Cuando estoy con más gente, normalmente estoy en alti, o eso aparento. Y es que la gente me anima. Y si estoy triste con gente es porque me pongo a analizar en conjunto a dónde voy, qué hago, qué le pasa a esta generación que estamos todos hechos un guiñapo… es más una sensación de globalidad que en nada se parece a lo que antes he explicado.

Doctor, ¿qué me pasa?

Manías de la gente


Todo el mundo tiene manías. Por mucho que lo neguemos y por mucho que intentemos explicarle a las demás personas el origen y la justificación de cada una de ellas, como intentando apelar al buen juicio de los oyentes, no son más que manías y punto. Cosas que te molestan y que no puedes soportar. Cosas que haces con repetición y que no puedes dejar de hacer.

Yo, como todo hijo de vecino, también tengo manías. Algunas de las que me ocurren ahora son:

1.-Tengo que oler toda la ropa antes de ponérmela, incluyendo la ropa interior y los calcetines. Toda tiene que estar limpia y oler a suavizante o similar. Si no, no me la pongo.
2.- No soporto la luz que viene del techo. Y si es fuerte, peor. En realidad, me gusta la oscuridad si no es luz del día.
3.- Cuando pongo la mesa, intento que todos los juegos de cubertería, de platos y de vasos sean iguales.

Vaya, ahora no me acuerdo de más pero debo tener a miles. Es que todo lo que se me ocurre que poner a la lista, son defectos. Pero esos son distintos de las manías y no me apetece compartirlos con nadie, porque pican que no veas.

Otra página


Os recomiendo que visitéis una página muy chula de un amigo de un amigo que hace fotos que me han gustado mucho. La dirección es http://javierportfolio.com/.

Saturday night fever


Allí me colé y en tu fiesta me planté, coca-cola para todos y algo de comer…

Entro en la fiesta, sola ante el peligro porque mis compañeras se han rajado en el último minuto. Dios, espero encontrarme a alguien con el que poder charlar nada más llegar. La idea de tener que quedarme sola merodeando y pidiendo a gritos un poco de compasión humana me espanta. Es peor que el sueño en el que te presentas en público con una falda corta y las piernas sin depilar. Veo a Mónica. Está súper guapa. Le doy el regalo.

Entro, oteo el panorama. Todo borroso por culpa de mi miopía galopante. Pero bueno, diviso a alguien. Me acerco y abordo al semiconocido para su gran sorpresa. Habla, Laura, habla. Llena el vacío y no le des tiempo a pensar. Mientras tanto por el rabillo del ojo, le veo. Ha venido. Subidón. Respira hondo. Tranquila. No me atrevo a acercarme. ¡Qué corte! Si casi no le conozco aunque le piense a menudo. Bueno, date tiempo. Sigue hablando.

¡Me lo encuentro! ¡Madre mía!, menos mal que estoy roja por el sol. Se me corta el grifo de las ocurrencias mentales y noto las neuronas atropellándose unas con otras. ¡No, ahora no, capullas! ¡No me hagáis esto! Empiezo a rajar a la deriva, sin ningún atisbo de inteligencia guiando aquella verborrea. Lo cual se refleja irremediablemente hacia el exterior. Bien, ahora que he quedado como una subnormal en los primeros cinco segundos, ya no puedo caer más bajo así que relaja. Voy a bordo del barco “tierra trágame”. ¡Dios!, ¡qué guapo está!

Decido ahogar mis penas en el agüita de Valencia. Me temo que la noche va a ser larga y curiosa. Me bebo uno. Me bebo otro. Y por si acaso, bebo otro más. Le hablo. Ahora se va. Ahora vuelve. Le vuelvo a hablar. Interacciono con sus amigos. Mmmm, creo que no me hace ni puto caso. ¡Ay, por favor, qué risa más grande! Me duele la tripa. Le controlo como si tal cosa, haciéndome la que no me importa. ¿Qué demoños hago yo aquí en la fiesta más sola que la una? Risas. Bebo más. Le digo al de la fiesta que me gusta su peluca y resulta que es su pelo natural. Ups. Él se ríe. Y yo que creía que no se podía caer más bajo… Pasan pastel de marihuana. Buf, ni de coña, Laura. Te tengo controlado, corazón. Risas y más risas. Hablo con otros que también me hacen reír mucho. Efectivamente, no me hace ni caso. Doy unas vueltas. Por Dios, por lo menos me estoy riendo un rato. Uno me canta al oído con ojos alicaídos. Argggg, ¿cómo salgo de esta? Vuelve mi amor nocturno. Risas con todos. Le hablo. Se va. Buf, qué cansado es esto. ¡Qué pereza! Nooooo, el cantante susurrador vuelve al acecho. Él se sienta cerca. Se ríe. Babeo. No hay nada que hacer.

Decido que es hora de irse. Espero a que se me pase el zolocotón sentada en un taburete. Repasa de mí. Todavía nos quedan algunas risas. Nos vamos todos a la vez, él y sus amigos. Nos despedimos en el portal. Beso y beso. Ni mención de acompañarme ninguno al coche. Son las 5 y pico de la madrugada y voy sola a buscarlo. Repaso mental de la noche: qué bien me lo he pasado y que poco le gusto. Una de cal y una de arena. ¿Y ahora? Pues esperar a que se me pase o confiar en el destino.

lunes, 25 de abril de 2005

Fin de semana en el campo


Este finde estuve el viernes durmiendo en Canencia con los amigos y todo el sábado disfrutando de verdes praderas y el rumor del agua en el río. Resultados: relax, muchas risas, aire puro y piel quemada de la insolación. En resumen, un espacio de tiempo agradable.

Comida campestre

viernes, 22 de abril de 2005

Ultramarinos

A mí es una palabra que siempre me ha parecido un poco fea, una palabra larga y poco amable. Quizá sea porque detrás del mostrador de los ultramarinos de mi pueblo, había una señora vieja y muy seca, que a pesar de su edad tenía el pelo muy negro y una mirada de rencor hacia los niños, no fuesen a robarle chucherías cuando no estaba atenta.

Pero hoy, remirando la palabra la encuentro bonita, con perfume de lejanía. Nunca se me ocurrió pensar que los productos de la tienda de la señora seca viniesen de ultramar. De echo, esos productos no vendrían de muy lejos, pero de haber pensado así en aquel momento, qué sabor más romántico hubiesen tenido las chuches, hubiesen tenido un sabor ultramarino.

Al campo


¡Me voy al campito! Ya tengo preparadas las camisetas y las bragas limpias, el bocadillo y el esquijama. Mmmmm, no va a estar mal la cosa, seguro. Me voy con los amigos de la asociación, a hablar de miles de temas pendientes, a presentarnos a los nuevos, a captarles para el reparto de tareas, a discutir, a escuchar, a opinar… y también me va a quedar espacio para tumbarme al sol, tranquila, con el olor a pino y con la serenidad que da el tener a tu lado a gente tan estupenda. Para comer mientras me río a carcajada limpia. A dar paseos mientras otros me cuentan lo que saben y yo ignoro.

Mi saco está feliz. Se le salen las plumas. Es el que más lo disfruta siempre. Le encanta salir de casa y estirar las piernas. Hemos pasado muchas cosas juntos y nos llevamos muy bien, así que es un placer volver a dedicarle un tiempo. ¡Qué majete es! ¡Qué guapo está en su bolsa verde!

jueves, 21 de abril de 2005

¡Ya está, decidido!

Vamos a poner un medidor de popularidad.
Los hay en muchos blogs, son unos programitas que cuentan los lectores que uno tiene y que te avisan: en estos momentos hay 3 lectores, uno de Valladolid, uno de Vladivostok y uno del Valle del Po...

El nuestro irá más allá, y nos dirá cosas como:
-Alguien casi pasó por su blog, pero decidió visitar www.caramboladecuclillos.com en el último momento.
-Ahora tiene usted un lector, un hombre de mediana edad, pelo castaño y visiblemente decepcionado, que esperaba ver fotos de croquetas desnudas.
-En este preciso instante una mujer de Badajoz valora mentalmente la receta de la lombarda publicada en enero, pero no se atreve a comentarla.

¡Temblad lectores, la gran croqueta os vigila!

¡¡¡¡NUEVO, FLAMANTE: CONCURSO DE CROQUETAS!!!

Croquetas os insta a escribir la frase más larga que se os ocurra, en la que todas las palabras lleven acento. El premio será el reconocimiento de la humanidad por tamaña hazaña y un fuerte aplauso.

He aquí la mía: "él irá más allá."

¡¡¡Ánimo y suerte!!!

miércoles, 20 de abril de 2005

Corte de pelo


Bueno, este ataque de autoestima es porque me he cortado el pelo y mi amiga el Guisante quería ver el estropicio. En fin, tampoco está tan mal, como dice la peluquera, teniendo en cuenta la materia prima. Bueno, no lo ha dicho en esas palabras pero yo os lo traduzco para evitar rodeos.

Una nunca se explica como entra en la peluquería con la idea de cortarse sólo las puntas y sale con el pelo capeado a 15 niveles y con flequillo de propina. Cuando me siento en la silla de la pelu de repente me invade una sensación de renovación súper extraña, como una necesidad de cambiarlo todo y darle un nuevo giro a la vida. Debe ser que tengo algo contenido dentro y que lo exteriorizo con la idea peregrina de que lo que me aleja de la felicidad es cuestión de puntas abiertas y no de un repaso de fondo. Como cuando lloro en el cine.

Y quizás no esté tan equivocada. Con este nuevo corte, me enfrento el sábado a una fiesta y oye, queráis que no llevo otro porte, otra predisposición. No hay nada como sentir que una estrena vida para que la entren ganas de coger la felicidad de golpe. Seguro que esta vez, no te me escapas (la felicidad, digo).

Guisante, lo prometido es deuda.

martes, 19 de abril de 2005

Almas grises


No es un libro que te enganche y te haga estar hasta las mil de la madrugada devorando páginas, pero es muy bonito de leer, por el que es un placer pasearse despacio. Es curioso como uno disfruta avanzando por la claustrofobia que suscitan sus personajes, la frialdad de los espacios, la lentitud de las relaciones humanas... porque de repente, entre párrafo y párrafo, una se encuentra perdida en un pueblo en el norte de Francia. Y como un relámpago de luz, un choque frontal, descubres muchas palabras que todas ellas, te describen. Ideas perdidas que de repente te sacan fuera algunos de los nudos que tienes ahí dentro.

Os copio unos cuantos párrafos que me gustan. Hay muchos más, pero esos los tendréis que descubrir vosotros. Esa es toda la recomendación que os hago.

Portada

Almas grises

Philippe Claudel

Me miró sonriendo, con esa mirada de cura a la que ya he aludido, que penetra hasta lo más profundo de nosotros y nos saca el alma como se saca un caracol cocido de su concha con un tenedor de dos dientes. Luego me dijo que, en el sitio al que iba, había flores a millares, y millares que no conocía, que jamás había visto o, como mucho, en los libros, y que no se podía vivir eternamente en los libros, que un día había que coger la vida y sus bellezas con las dos manos.

Estuve a punto de decirle que para mí era justo al revés, que para mí la vida era el pan nuestro de cada día, y que si hubiera habido libros que hubieran podido consolarme de ella me habría arrojado dentro de cabeza. Pero cuando dos personas están tan lejos la una de la otra, hablar no sirve de nada. Me callé. Y nos dimos un apretón de manos.

Almas grises

Philippe Claudel

Vi que el rostro de Jósephine se ponía rojo como un tomate y sus ojos relucían con un brillo asesino. Si llega a tener a mano un cuchillo o una pistola, le da el pasaporte a Mierck, por la vía rápida. Cada día, sin ni siquiera darnos cuenta, matamos a mucha gente, de pensamiento y de palabra. Bien mirado, al lado de todos esos crímenes abstractos, los asesinatos reales son escasos. El equilibrio entre nuestros deseos culpables y la realidad absoluta sólo se da en las guerras.

Almas grises

Philippe Claudel

Enviaron a un sustituto que ya no estaba para que lo movilizaran. Recuerdo, sobre todo, sus ojos de loco, dos canicas de acero en blancos de nácar. “¡Estoy en contra!” le espetó al alcalde, cuando éste acudió a la escuela para presentarle a sus alumnos. Lo apodaron “el Contra”. Estar en contra es muy respetable. Pero ¿en contra de qué? Nuca lo supimos. De todas formas, en tres meses todo había acabado: el Contra debía de haber empezado a perder la chaveta hacía tiempo. A veces, dejaba de explicar y miraba a los niños imitando el ruido de la metralleta con la boca o el silbido de un obús, se tiraba al suelo y se quedaba completamente inmóvil durante largos minutos. En eso estaba muy solo. La locura es un país en el que no entra quien quiere. En esta vida todo hay que merecerlo. En cualquier caso, él entró como un seño, largando amarras y velas con al gallardía de un capitán que da barreno a su barco y espera, de pie en la proa, a que se hunda.

Diversificación, la clave del éxito

Ayer cuando iba yo caminito de mi curso de francés vi como, del restaurante mexicano de la esquina salía una camarera china a colgar el cartel del menú del día, en el que podía leerse "risotto agli asparagi"...

lunes, 18 de abril de 2005

Criando pelusa en el Castillo de If

Este fin de semana me lo he pasado sola en casa. Recordamos a los lectores, aunque en realidad no se si lo he dicho antes, que mi casa tiene 34 metros cuadrados, en los que hay que incluir un flamante balcón (vamos, que no da para bailar claque o hacer aeróbic).
Yo ya sabía la semana pasada que me enfrentaría, cual llanera solitaria, con dos o tres días de "tiempo para mí". Toda la gente que conozco en Ginebra estaba en otro país. Toda la gente que conozco en otros países siguió en esos países, o en otros, pero en cualquier caso no me vino a ver. No había nada que hacer, tenía toooooodo el fin de semana para mí. Me organicé por tanto un plan maligno y saqué "El Conde de Monte Cristo" de la biblioteca local.
Los elementos de mi fin de semana han sido: cama, pijama, café con leche grande y Alejandro Dumas.
Por favor, aquellos que no hayan leído el libro tienen que hacerse con él a la velocidad del rayo cegador y sumergirse entre sus páginas, así tengo alguien con quien comentarlo. No vale el viejo truco de que habéis visto la peli, o la serie esa famosa con Gerard de Pardieu, no importa. Yo también me sabía la historia, y eso no me ha impedido cerrar a menudo el libro sobre mi pecho de un sobresalto para exclamar cosas como ¡¡¡¡nooooooo, cuidado, viene el guardián!!!! ¡¡¡no te fíes de ese!!! y volver a lanzarme después a devorar sus páginas sin demora.
Hasta me metí a leer en la bañera y me di cuenta de que había volado la tarde cuando casi me da una hipotermia de lo fría que estaba el agua... imaginemos por un instante sobrecogedor lo ridículo del epitafio.
En fin, que sepáis que mientras vosotros hacíais nosequé aburridísimo este fin de semana yo he vivido las aventuras más increíbles por las costas del mediterráneo. Sniff.

domingo, 17 de abril de 2005

Parque del Capricho


Todavía hay lugares en Madrid que consiguen sorprenderme. Este sábado he ido de excursión al Parque del Capricho, que está en la Alameda de Osuna. Es un lugar precioso, de esos que los españoles tanto añoramos cuando viajamos a la Europa del norte. Tan poco conocido por los madrileños, el Parque del Capricho es uno de esos sitios por los que se puede pasear y pasear, en los que se puede sentar tranquilamente en un banco, a los que ir a comer un sandwich con un amigo... Os mando algunas fotos para compartirlo con vosotros. Un lugar en el que encontrarme si algún día me pierdo.






viernes, 15 de abril de 2005

Página


Una página chula: http://www.elhombreviento.com/

Hablo sola


Hablo sola por la calle. Normalmente, cuando camino tiendo a ir pensando en mis cosas, como todo el mundo supongo, pero debo meterme tanto en mis pensamientos que más de una vez me he sorprendido a mi misma hablando en voz alta tan tranquilamente. Lo peor es que no tiene sentido la conversación y en realidad son respuestas o preguntas que me hago a mi misma, diálogos internos con mi doble personalidad, que es una sola multiplicada por dos en las horas punta de máxima intensidad de pensamiento. O también me enfado conmigo y me regaño. Y la peña flipa en colores, porque lo hago muy alto y cuando menos te lo esperas.

Lo único que me salva es que ahora se ha puesto de moda que la gente ande por las calles de Madrid con aparatos que conectan directamente la oreja con el móvil del bolso y entonces, parece que todo el mundo habla solo. Ellos se creen que yo también hablo por el móvil, mientras yo no cante o ellos no se fijen.

jueves, 14 de abril de 2005

Asombroso descubrimiento de la semana

Yo hace tiempo oí que los griegos hacían el gesto con la cabeza que nosotros entendemos por asentir, para decir que no, y viceversa. En cuanto tuve a un griego a tiro de piedra le tiré una pregunta, y me desmintió la información, no con la cabeza sino de viva voz, para que no hubiera líos.
Yo entonces creí deducir hábilmente el origen de la confusión. Ellos usan la palabra "ne" para decir sí, que se parece a nuestro no. Si uno ve a un griego diciendo "ne, ne..." y asintiendo con la cabeza, puede pensar que asiente para negar algo.
Tras esta auto-justificación me quedé tan contenta con la idea de que todo el mundo asintiese con la cabeza para decir que si. Pues hoy he comido con un búlgaro, y he aprendido que ellos mueven la cabeza de arriba a abajo para decir que no y para los lados para decir que si, ahí queda eso.

miércoles, 13 de abril de 2005

Una pregunta sencilla con una respuesta de aupa

¿Cuál es el origen de nuestro alfabeto? (pincha, pincha, ya verás...)

Podría ser un entremés, pero es un hecho que no sólo es verídico, sino que además es cierto...

Se abre el telón y comienza la acción que se sitúa en el consulado de España en la ciudad X.

Ciudadano: hola, venía a ver si me hacen el pasaporte nuevo por que, aunque el mío no está caducado, creo que ya no sirve para entrar en Estados Unidos.

Burócrata: No podemos hacerlo aquí, no disponemos de la tecnología apropiada.

Ciudadano: ¿y entonces?, ¿tengo que ir a España a que me lo hagan?

Burócrata: no, eso tampoco es posible, porque como usted está inscrito aquí, los pasaportes sólo le son hechos aquí.

Ciudadano: Bien, vamos a ver si he comprendido, nadie en estos momentos puede hacerme un pasaporte para ir a Estados Unidos...

Burócrata: Eso es, pero siempre puede usted intentar entrar allí de todos modos, quizá el funcionario de la aduana tenga un buen día...

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Pregunta: ¿Cuánto dinero tendrá que gastar la diplomacia española en sacar a este hombre de Guantánamo?

Pruebas médicas, vecinos, Inquisición y catalejos


Noooooooooo, tengo que hacerme unas pruebas médicas y las dos implican pinchazo inminente. Ay, no puedo. No puedo. No puedo. No quiero hacérmelas. Quiero salir corriendo a un país sin pruebas y sin médicos y sin nada de nada.

Y también quiero irme a un país donde no existan las comunidades de vecinos, adictos a dar por culo a los demás. He descubierto que en esta vida: A) hay gente que en ausencia de emoción de su propia vida, se dedican a preocuparse por la de los demás y a tocar los huevos a sus conciudadanos y B) la estrucutra básica del pensionista y el tiempo libre que le queda para fisgonear hacen de cualquier jubilado un potencial representante digo de la Santa Inquisición moral y perseguidor de los vecinos de escalera, lo que incluye poner su existencia en peligro con tal de mirar por encima de muros, asomarse a ventanas sin barandilla para mirar casi con catalejo y sobre todo, y no olvidemos esta premisa máxima, dar por culo a los demás.

Que me perdonen los jubilados que no se ajustan al descrito perfil. Son ellos los que me dan esperanzas de que existe un mundo mejor posible.

No es lo mismo


No es lo mismo "tejidos y novedades en el piso de encima" que " te jodes y no ves nada y encima te piso".

lunes, 11 de abril de 2005

Reformas


Estoy muy poco hecha para la vida moderna y la reforma de pisos. Desde luego, es mucho más horrible de lo que pensaba y agotador, porque todo no llega y nada sale según los planes previstos. Y si a eso le sumas que yo tengo la capacidad de previsión de una chincheta, por poner un objeto inerte sin aspiración alguna, pues todo se complica.

Ahí van unas fotos del berenjenal en el que estoy metida.



jueves, 7 de abril de 2005

El Planeta Rojo no es Marte...

Es China. Últimamente estoy conociendo algunos chinos, a parte de mis encuentros co-bibliotecarios con el chino tosedor, y me estoy dando cuenta de lo distintas que son nuestras referencias culturales. Sí, ya se que esto suena a perogrullada del tipo: "los chinos y nosotros somos diferentes" (Pensante et al. 2005), pero es verdad.

Ejemplo 1: Hace algún tiempo fui a comer un Kebab con mi amiga ZhenYi, oriunda de ShangHai... mientras esperábamos en la fila para pedir, ella se quedó mirando fijamente el supuesto certificado que asegura que toda la carne es halal y viene de Nueva Zelanda (certificado que misteriosamente parece una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia de un certificado falso y que está presente en todos los sitios de kebab suizos). Ella lo miraba y lo remiraba así, torciendo la cabeza, hasta que al final me preguntó: -¿qué es eso?-, señalando las frases en árabe. Bien, se lo expliqué, y ella me aseguró que no había nunca visto nada antes escrito en árabe, como quien oye hablar de lo árabe por primera vez... Claro, pídele tú a un adolescente de Madrid que te reconozca el sánscrito... pues tampoco sería capaz, pero me resultó chocante.

Ejemplo 2: Ayer me encontraba yo en el recibidor de un gran edificio con su puerta automática correspondiente en la entrada. Muy pegadita a la puerta había una chica china, intentado salir. Tan pegadita tan pegadita que el sensor no la percibía... y ella avanzaba a tientas por la superficie con sus manos, como buscando un pomo o algo, a empujaba suavemente por aquí y por allá sin éxito. No pude evitar caminar decididamente hacia ella y pararme teatralmente frente al sensor y ¡zas! hacer que se abriera la puerta. Ella reculó un poco sorprendida, luego me miró, se puso roja y atravesó la puerta con una risita tímida.

También hay cosas de nuestra propia cultura que se nos olvidan. Le recomendaba yo a ZhenYi que leyese tebeos para aprender mejor francés, idioma que estudiamos juntas, y me explicó que no puede, por que por ahora sólo entiende las cosas escritas en minúscula... se nos olvida que en realidad tenemos dos versiones para cada letra...

Al final quizá los marcianos seamos nosotros...

miércoles, 6 de abril de 2005

Estoy con el Guisante


Estoy totalmente de acuerdo con mi amiga el Guisante. Estoy hasta donde no puede estarse de la muerte del Pontífice, primero por mi condición de atea y lo mucho que me repatean estas cosas, y segundo porque he alcanzado mi umbral de saturación humana. ¡Esto es una especie de acoso y derribo y de recochineo constante en nuestras narices!

Estoy totalmente de acuerdo en que la muerte del Papa es un tema de gran trascendencia mundial, mucho más que las votaciones generales en EEUU, y que nos afecta a todos en gran medida, al margen de las implicaciones morales que el hecho puede o no suponer en cada uno de nosotros. Por eso, entiendo que ocupe portadas, espacios informativos y tertulias de radio, pero eso sí, ¿se han creído que somos gilipollas? Todavía estoy esperando a que alguien me cuente, entre la fascinante y tan útil información de cuánto tardarán los últimos de la cola en llegar a ver el cadáver (perdón, los restos) y qué calles atravesarán antes de ello, qué implicaciones políticas tiene esto, cuáles son los “candidatos” que se barajan y qué supondrá para el resto de los mortales que salga uno y otro, qué países se ven más afectados, qué influencia tiene hoy la iglesia en el mundo actual... ¡Quiero saber! Lo demás, es una tomadura de pelo que no hace más que enfadarme y cabrearme mucho.

Por favor, no voy a entrar en argumentos moralistas en los que haga destacar que todos los días, mueren en el mundo miles de personas torturadas, abusadas, privadas de sus derechos… pero no olvidemos, por favor, que este señor ha muerto de viejo, porque le tocaba y además, no creo que le haya faltado nada. Yo comprendo que es alguien importante espiritualmente para mucha gente, gente entre la que hay y miles y miles de hijos de su madre y por suerte, miles y miles de personas estupendas y maravillosas que hacen de este mundo un lugar mejor. Pero eso se lo dejo a ellos, ese dolor lo tienen que digerir ellos. Yo soy una ciudadana que exige, por favor, que la informen de lo que pasa en el mundo y no de los cuentos de hadas y las comidillas de ese lugar al que hacen llamar el Vaticano.

Hasta el santo gorro del Padre

Digo... hasta el gorro del Santo Padre... o hasta la mitra.
¡Pero ya está bien, por Dios, qué zozobra, qué sobredosis, madre mía! y eso que no tengo tele, que me tiemblan las carnes sólo de pensar la cantidad de veces que se ha pronunciado la palabra Papa en estos días, la cantidad de reportajes especiales, conexiones en directo, lo que se ha magnificado hasta el absurdo la vida de este señor.... Hasta tengo una amiga polaca que no va a salir este fin de semana a celebrar el cumple de un amigo por respeto al funeral de Carol...
Señoras y señores, estamos exagerando, además tanto duelo me da a mi que esconde una cierta desconfianza católica para con el concepto de cielo, por que si no ¿a qué tanta pena?: el Papa se ha ganado chalet en el Torrevieja del cielo, se lo ha currado, le ha hecho la pelota a Dios hasta decir basta durante toda su vida, tiene un paraíso asegurado con todos los extras. No, a mi no me pone triste, así debe de dar gusto morirse. A mi se me ha muerto hace poco un amiguete ateo... eso es otra cosa, eso si que es serio, eso si que es morirse, pero morirse de verdad. ¡Ale Jesús, si ves al Papa por ahí dale una colleja de mi parte por lo del preservativo, leñe!

Me aburro


Me aburro sobremanera. No puedo lidiar con esta falta de actividad. Estoy en la oficina de mi madre, entre cartas y hojas de la Sociedad Odontológica y no encuentro nada que hacer. Y cuando estoy en este estado, me dejo llevar por la desidia y no me apetece hacer nada, con lo cual no encuentro nada que hacer, con lo cual me dejo llevar por la desidia. Parece que esto de la pescadilla que se muerde la cola tiene una contraparte real que te asola de vez en cuando.

Estaba pensando el otro día que en mi vida no me pasa nada por casualidad. Me refiero a eso que te hace mantener conversaciones del tipo, "Jo, estaba de pie en el bar y justo me pasa que..." o, " estaba a punto de entrar en el tren y ..." Nada de eso. Menudo rollo
.

martes, 5 de abril de 2005

Querido pantalón de pana


Querido pantalón de pana-jersey de pico de lana (¡diantres!, el word no hace más que insistir en que cambie la palabra jersey por yérsey, indiscutiblemente más internacional y cosmopolita pero que no sé qué significa),

Han llegado a mis oídos que recientemente te has dejado llevar por los consejos de los amiguitos que bien te quieren y has visto la película de Léolo. ¡Qué ilusión! ¡Qué alboroto! Ya me han dicho, y no me extraña, que te os han dejado a ti y a P en una especie de calma chicha que ni sí ni no, ni blanco ni negro. Bien, esto del intercambio cultural es interesante hasta más no poder y no para de sorprenderme la cantidad de vericuetos extraños que hay desde lo que vemos hasta lo que procesamos, tan diferentes en cada uno de nosotros. ¿Qué será lo que me hace a mi apreciar la película como algo excepcional, desde el punto de vista de una no-entendida en cine ni nada por el estilo, que a ti te deja tan indiferente o expectante? Mmmmm, ¿será la sopa que no quise comerme a los 4 años? ¿Será que tú cantaste una canción bonita un día cuando ibas en coche con tus padres que te dejó marcado? A mi no me gustaba la gimnasia en el colegio y la odiaba cuando era pequeña, ¿y a ti?... Quien sabe, las respuestas pueden estar en cualquier lugar, pero repito, qué interesante, no obstante.

Y bueno, por si quieres prestarte a estos experimentos extrasensoriales, me permito también recomendarte dos películas más que me han encantado para ver qué generan en ti. La primera es una película que vi hace unos años y que he tenido la oportunidad de medio ver hace unos días: Cómo ser John Malkovich. He de decir que mi sentimiento ante la película se ve altamente influenciada por mi ya conocido interés por los títeres y todo su mundo y por mi innegable atracción hacia lo absurdo, que me hace viajar hacia mundos en los que me gustaría estar y a los que nunca llego. La siguiente, es la película que más me ha gustado de este año de todas las que he visto y quizás la que más me ha gustado desde hace tiempo: Olvídate de mi, que en inglés tiene otro título que no tiene nada que ver, of course (Eternal Sunshine of the Spotless Mind). Supongo que ambas es probable que las hayas visto.

En fin, que ahí queda eso. Si quieres jugar, saca.

Besos, desde la esfera del desencuentro mutuo.

Fila alla italiana



Vale, puede ser una falta de respeto usar una foto del duelo del Papa para ilustrar el concepto italiano de fila, pero ahí queda eso.

lunes, 4 de abril de 2005

En el piso de arriba


En el piso de arriba no vive nadie ni hay nada y no hago más que oir ruidos y movimiento de objetos pesados. Alguien anda en las azoteas del edificio y se ha montando un campo de operaciones indecorosas ahí, ha colgado los cables del ordenador y los micrófonos de las vigas de madera. Y andan agachados porque no hay altura suficiente. Pero no importa, porque se dedican seguro plenamente a la tarea de generar el mal y no andan nunca. Tienen los ojos vidriosos por culpa de las ondas catódicas y las placas óseas del culo han evolucionado, fusionándose en una plataforma plana sobre la que descansar más cómodamente. Y se les han caído los pelillos. Así no hay quien salga ya.

¡Dios! ¡qué experiencia religiosa! Se les acaba de caer una canica y ha rodado unos segundos de un extremo a otro de la habitación. De un extremo a otro de su suelo que es mi techo. ¡Y dan golpes! Esto seguro que es un lenguaje secreto en código morse para sus camaradas. Esta noche lo mismo hay follón en la azotea porque están convoncando una reunión secreta. ¡Esto es extenuante hasta decir basta!

Bueno, digo yo que cuando estás tan cerca del epicentro del mal, estás a salvo. Corred, ¡vendid cuanto antes a mi casa! No sé cómo andan las cosas y para cuándo está planeada la bomba en su organigrama o cronograma o como se llame.

¿Algún vegetariano?

Cualquiera lo diría


Cualquiera lo diría. Uno tiene las revelaciones sobre su propia persona cuando menos se lo espere y es así que yo, yendo a rehabilitación todos los días, me he dado cuenta de que estoy hecha para obedecer. Con todo este carácter, con toda esta mala leche que de vez en cuando se me escapa, en realidad he nacido para acatar órdenes de forma sumisa y tranquila. Y esta certeza se me ha revelado entre camillas de skye y jovencillos de bata blanca al mando de aparatos y máquinas infernales electrocutantes, infrasónicas y microóndicas. Un sitio al que quizás nunca habría ido a buscar la respuesta a esta pregunta.

Resulta que cuando los pacientes vamos llegando a la rehabilitación, pues esperamos a que las máquinas se vayan quedando libres para empezar con el maratón de todos los días. Y hay gente de esta súper dispuesta que en seguida se hace al mando de su propia situación y casi casi da órdenes de dónde y cómo tienen que ponerle la máquina o hacia dónde tienen que enchufarle las ondas los fisioterapeutas de guardia, pasándose por el forro la opinión experta y los años de formación que llevan a sus espaldas. Y yo llego ahí, me siento en una silla y me pongo a leer. Que si una máquina se queda libre, espero a que alguien me diga que la ocupe, pese a que las marujas de turno me insten a tomar la iniciativa y a ponerme yo por mi propio pie, sin consulta alguna al personal del centro.

Y a mi me ponen nerviosa, me ponen de los nervios, y hago que leo como si me fuera la vida en ello mientras miro por el rabillo del ojo a la permanentada de al lado que me mira con desesperación. “Señora, que me lo tienen que mandar, que si no yo no me muevo, ¡leñe! Déjeme en paz con mi ausencia de iniciativa y no me toque la moral. Siéntese y disfrute que se le va a contracturar la cervical y luego viene el animal de bellota aquel que la mira desde la esquina a meterle mano al músculo y dejarla para el arrastre. Calle que nos descubren con nuestras dolencias. Usted limítese a obedecer. Señora, yo paciente y él fisioterapeuta. O lo que es lo mismo: yo Jane y usted, Chita”

Y espero a que alguien se me acerque y me invite con una palabra dulce a sentarle en el potro de tortura. Y yo me siento tranquila, porque todo tiene su orden, porque sé que ellos controlan la situación y yo soy un mero objeto animado que manipulan a su antojo. Es decir, me siento bien obedeciendo sin pensar. Así da gusto que la electrocuten a una, la radien con microondas malignas o la rompan lo poco que le queda entero con los infrasonidos del demonio.

Somewhere only we know

Keane (letra de canción)

I walked across an empty land

I knew the pathway like the back of my hand
I felt the earth beneath my feet
Sat by the river and it made me complete
Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

I came across a fallen tree
I felt the branches of it looking at me
Is this the place we used to love?
Is this the place that I've been dreaming of?

Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go S
omewhere only we know?

This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

El caballo del César o terribles recuerdos del latín

Aún me acuerdo cuando en segundo de BUP estudié latín (o violín de lata, que dirían Les Luthiers). Traducíamos aquellos textos sobre el César de viaje por algún sitio y nos hacíamos un lío enorme con los casos, y allí estábamos todos enredados en una maraña de significados posibles ante una frase de 5 palabras, sin saber si el César en su caballo cruzaba el río con sus tropas, o si las tropas del caballo del César estaban en el río, quién tenía caballo o quién no, ¿había realmente tropas? ¿iban o volvían? ¿a pie con el caballo o encima del mismo?, en fin, un desorden. Claro, en aquella época de inocencia acneica ignoraba yo que tener 6 casos en un idioma no es nada, es un paseo, es un caramelo. El finés tiene 16, lo que explica por qué muchos renombrados latinistas vienen de Finlandia. ¡Y el húngaro tiene 22!... no quiero ni pensar la cantidad de cosas horribles que podrían haberle sucedido al César, contenidas en 5 palabras húngaras.

viernes, 1 de abril de 2005

¡¡Felicidades Alex, pollo austriaco!!



N. del G.: para apreciar este post en todo su esplendor hay que tararear mentalmente "los pajaritos".

Fauna de biblioteca

Una biblioteca, en principio, suena a lugar tranquilo, pacífico, donde seres sesudos se dedican a la lectura. La biblioteca de un sitio como el CERN, institución europea dedicada a la investigación, debería ser un sacrosanto templo consagrado a la sabiduría y la física de partículas.
Por avatares de la vida, llevo más de un año pasando ratos largos en esta biblioteca y viendo gente de todo tipo. Me siento casi preparada para, recurriendo a las consabidas y feas generalizaciones, hablar del comportamiento ajeno.
Los rusos son unos seres increíbles. Tengo que ir a una biblioteca en Rusia para corroborar mi experiencia de campo aquí, pero por lo que he deducido de una muestra de n= 20 ó 30 rusos, ellos, al encontrar un compatriota en una biblioteca no se acercan a cuchichearle, sino que, avistándolo de lejos profieren en altos gritos, lo que yo, ignorando todo del idioma, interpreto como: "-¡Hombre Dimitri, tú por aquí!-". Después posiblemente continúen hablando de física, pero a voz en cuello, como si tuvieran que escucharlos también en la Academia de Ciencias Rusa. Se sientan en grupo en una mesa y comienzan a chillarse cosas durante horas, sólo les falta sacarse la botella de vodka y poner los pies en la mesa.
En esta biblioteca hay muchos ordenadores, y hay señores mayores mayores, del tiempo en el que para escribir se usaba el cincel y el martillo sobre una placa de piedra, que aplican la misma técnica sobre el teclado. Respiran hondo, levantan los brazos frente al monitor y tras una pausa dramática: tacatacatacata ta!!! martillean el teclado provocándole posiblemente daños irreparables.
La señora que limpia la biblioteca canturrea. Acompaña sus gorjeos agudos con los ñic ñic que hace su mopa por todo el suelo.
Claro, nadie le dice nada, por que si no tendrían que regañar también al "loco empujador del carrito", un hombre gordito con barba que empuja por toda la biblioteca un carrito con libros y piensa en voz alta, farfulla, se ríe por lo bajini, silva, arrastra las sillas, etc. El "loco empujador del carrito" viene a veces acompañado de su aprendiz. Hoy han pasado la mañana pegándole golpes a la fotocopiadora y riéndose, en una especie de rito maligno.
El loco, el aprendiz de loco y la señora de la limpieza son amigos. Cuando se juntan en la biblioteca es mejor ir a tomarse un café.
Pero nada como mi personaje favorito, "El chino tosedor". Yo ya tenía una tosedora antes, una mujer italiana que batió todos los records del resfriado más largo del mundo. Se sentaba en una mesa frente a mí y, mientras fingía que escribía y consultaba cosas de física, se dedicaba a sonarse los mocos con fruición, a estornudar y a toser. Era mi tosedora particular, hasta que un día entró por la puerta un señor chino de unos 40 años que es ahora el Tosedor Honoris Causa. Se me sienta siempre cerca, creo que es un sádico y lo hace a posta, y comienza a carraspear, una y otra y otra y otra vez durante todo el rato que pasa en la biblioteca (bastante), a un ritmo de 10 carraspeos por minuto. Al principio tuve el impulso de levantarme y ofrecerle un caramelo, ahora sólo me imagino a mi misma levantándome y abofeteándolo sonoramente, con bofetadas de ida y vuelta.
Ayer realmente creo que alcanzó sus cotas más increíbles de espectáculo, cuando entre carraspeo y carraspeo, entre tos y tos (no lo vi, pero lo escuche y me lo imagino) alzó elegantemente una de sus nalgas y se tiró un pedo en dos tiempos, en do mayor, que me hizo reír a carcajadas. Se le cortó la tos, al pobre.
Antes había por aquí un señor sueco, que siempre muy educadamente le decía a todo el mundo que no hiciese ruido, que no hablase, que no arrastrase las sillas,...pero se ha marchado, dejándome sola ante el peligro. Yo creo que también me marcharé un día, dejándolos a todos por imposibles, y así, me perderé la historia de amor que surgirá entre el loco del carrito y la señora de la limpieza, o entre la italiana resfriada y el chino tosedor.