jueves, 27 de octubre de 2005

Animal imposible de la semana: La Rinoceraña

La rinoceraña es un pequeño animal insectívoro que vive en la sabana africana. Parecido a un rinoceronte, pero con el tamaño aproximado de una musaraña, se alimenta de los ciempiés que atrapa levantando las piedras con su cuerno.
En la época de la reproducción, los machos rinocerañas, o rinoceraños, se baten en largos combates en los que entrechocan sus cuernos; estos combates pueden prolongarse durante meses. No es raro que, en este tiempo, las hembras se aburran y emigren a otras regiones.
Una vez finalizados los combates, el macho vencedor recorre su territorio con un ciempiés enroscado al rededor de su cuerno. La hembra interesada se acerca a él, recoge su presente, y en la mayor parte de los casos huye con el cienpiés sin prestarse a ningún tipo de cópula, mientras emite el sonido característico:-"hi hi hi".
Si esta escena sucede en presencia de otros machos rinoceraña, estos pueden entonces rodear al dominante y emitir:-"ha ha ha", lo que puede dar lugar a nuevos y largos combates.
Las rinocerañas están próximas a la extinción por motivos que los científicos todavía desconocen.

No es lo mismo...

Un hombre y una mujer condescendientes que una pareja con hijos

martes, 25 de octubre de 2005

Cadena de errores


En este país, le da la sensación a una de que siempre tiene que andar de policía. ¡Qué cansancio! ¿Por qué no se dedicará la gente a hacer bien las cosas desde un principio?

Pues no. Cuando encargas un trabajo o compras algo o te tienen que arreglar algo, siempre surge la desconfianza. Pero no una desconfianza infundada, sino una de las que se ha gestado durante años y años de experiencia.

Hace unos meses me pusieron una puerta. Una puerta que no abre si la cierras. Una puerta que no se puede cerrar si se te ocurre/consigues abrirla. Hoy han venido por fin a arreglarla, con el consiguiente destrozo a la pintura de la puerta. Pintura de la puerta que por otro lado, me pintaron mal. Porque es una pintura que se mancha sin tocarla en un sitio destinado a que se toque todo el rato. Todo obvio si se tiene en cuenta que me la pintó el mismo que me barnizó el suelo. Un suelo que me barnizó con brocha y me dejó todos los pelos. Que hace contraste con el suelo de la cocina que me colocaron mal pese a que me costó una pasta. Suelo que por otro lado, me han estropeado porque alguien de la infinita cadena de personas que pasa por la obra, me dejó apoyado un barreño con una sustancia corrosiva. Etc.

Me he hecho una herida en la rodilla. Y ayer fui a la farmacia a que me dieran una venda que pudiera ponerme para que no me rozara pero que no se me pegara a la herida. Cuando voy a pagar, le hago notar que la venda que me está dando, se me pegará a la herida, así que no se me curará nunca porque no haré que levantarme la costra una y otra vez. Me da otra asegurándome que es antipegado repelecostras. Me la pongo y ¡voilá!, bien pegadita a la costra que la tengo.

Y así, en un constante desafío a la inteligencia humana, se van superponiendo las miles y miles de situaciones en las que a una, en este país, le da la sensación a una de que siempre tiene que andar de policía. ¡Qué cansancio! ¿Por qué no se dedicará la gente a hacer bien las cosas desde un principio?

lunes, 24 de octubre de 2005

Mileuristas


Recomiendo a mis coetáneos que se lean el artículo "La generación de los mil euros" que venía publicado en El País este domingo 23 de octubre de 2005, en el suplemento del domingo. No dice nada nuevo, ni nada que no sepamos con anterioridad, pero es interesante en algunos aspectos. Como siempre, hay cosas sobre las que pasa muy de corrido, otros datos que te deprimen y otras en las que no estoy de acuerdo, pero en negrita y de forma destacada, el artículo rezaba así:

Pertenecen a la generación más preparada de la historia de España. Rondan la treintena, son universitarios y saben idiomas. Pero los bajos sueldos, la sobreabundancia de titulados y los cambios sociales les han impedido llegar a donde pensaban llegar. Comparten piso; no tienen coche, ni casa, ni hijos y ya se han dado cuenta de que el futuro no estaba donde creían.

La señora de las moscas

La semana pasada dejé una bolsa con peladuras de mango el día entero sobre el microondas.
Desde entonces tengo un enjambre de drosofilas en la cocina, que insisten en ahogarse en mi vaso de agua, caerse en la sopa, ser respiradas accidentalmente, y todo sin dejar de mantener su población estable.
¿Qué hacer? he intentado matarlas de frío sutilmente, dejando la ventana abierta, pero no funciona, el cambio climático las estimula, aumentan y aumentan y pronto me sacarán en volandas del piso...
se aceptan sugerencias amigables con el medio ambiente.

viernes, 21 de octubre de 2005

Baños...

A veces en algunos servicios hay colgado un cartelito que dice:

"Se ruega dejar este servicio como le gustaría encontrarlo"

Y a mí siempre me dan ganas de escribir debajo:

"Imposible, eso me llevaría horas de escrupuloso trabajo armada de lejía, una máquina de limpieza al vapor y un cepillo de dientes"

Pero como no suelo escribir en las puertas de los lavabos, pues nunca lo pongo.
Me limito a intentar no mear en aspersor y ya está.
Ay ay... los baños femeninos públicos... si los chicos entrasen a verlos alguna vez nos quedaríamos talmente sin argumentos para obligarlos a levantar la tapa...

jueves, 20 de octubre de 2005

E.H.T


Ayer murió Eduardo Haro Tecglen. No soy una experta en su historia, tampoco una audaz seguidora de todos sus pasos. Ni siquiera una amiga íntima. Pero me apetece dedicarle un espacio mínimo, entre todo el universo de manifestaciones y expresiones de dolor, para desearle que esté bien allá dónde se haya ido. Un lugar calentito, cómodo, lleno de gente amable, de gente pensante… un lugar donde pueda decir lo que quiera y la gente, en vez de echarse las manos a la cabeza, aprenda de sus palabras.

Para más información, podéis visitar
http://www.eduardoharotecglen.net/blog/.

Ministerio de Fomento, Madrid (España)


Esta mañana he estado en el Ministerio de Fomento en una reunión.

Para los que no lo sepan, es un edificio enorme, horrible y totalmente fascista que hay en la Castellana. En una de las columnas de la plaza central hay una placa que explica que fue inaugurado por el Generalísimo en 1963, cuando ya llevaba años haciendo de las suyas a su forma.

El gris es el color que más predomina y las líneas rectas, la simetría y la austeridad son elementos arquitectónicos que marcan el estilo general del enorme edificio. Y lo marcan tanto por dentro como por fuera. Y también en la gente que lo habita durante el día.

Pero en uno de sus pasillos de repente, hay una puerta normal, igual que las demás, que dice “Peluquería”. Me ha llamado la atención. Y han puesto un símbolo de un peine y una tijera a un ladito, un icono gris y muy sintético para designar el espacio. Acorde con los elementos arquitectónicos dominantes de los que hablaba antes.

Quizás sea para dejar claro que en esa peluquería no caben las sorpresas y que el corte de pelo se hará a la antigua usanza, sin dar pie a las mechas, las capas o los estilismos de última hora. Te ayudan a perpetuar tu imagen de funcionario.

Y la peluquería, tiene un horario de 7.30 a 3.30, que es exactamente el horario que deberían tener los funcionarios españoles que todos los días velan por el bien de nuestras carreteras y ferrocarriles. Extraño, ¿no?

martes, 18 de octubre de 2005

El cielo está gris en Ginebra

Mi ánimo aún más. Esta tarde me voy a ver Hamlet al teatro a ver si me animo un poco. Creo que una tragedia de las buenas, de esas en las que no queda ni el gato, me ayudará a poner en orden mis penas. Qué tío este Shakespeare, o vaya tiempos aquellos, quizá. Yo creo que hoy día si queremos escribir una tragedia nos basta con matar a un protagonista, como mucho dos. Pero no, él no, o todos o ninguno.

En uno de los cuentos escritos a máquina de Gianni Rodari, los alumnos de una escuela viajan en el tiempo para ver si las puñaladas que mataron a Julio César fueron 28 como decía el profe o 27 como decía el alumno, y uno de los chavales se lleva 28 globos para irlos pinchando a cada puñalada... Si estuviese con los ánimos más altos haría algo parecido en la obra, que muere Ofelia, pum, que muere el padre de Ofelia, pum, etc.

A la vez, intentaré descubrir qué es lo que huele a podrido en Dinamarca. Siendo la compañia de teatro la "Helvetic Shakespeare Company" debe de ser el Camembert au lait cru.

lunes, 17 de octubre de 2005

Recompensa al bien


Esta mañana he aprovechado para ir a hacerme el pasaporte. He cogido número y como me quedaba mucho y me había llevado un libro, me he ido a sentar. Entonces, una chica me ha avisado de que no me sentara en una de las sillas porque la señora que estaba sentada antes, la había manchado de sangre (supongo que con la regla, la pobre). Me he sentado en otra dejando la manchada libre. Al cabo de 10 segundos, ha llegado un señor y se ha repetido la operación, mientras todo el mundo seguía quieto sin hacer nada. La gente es de traca, de verdad.

Así que me he levantado, he pedido unas servilletas y he intentado limpiar la sangre. Mientras tanto, todos me miraban. Como no se quitaba, he pedido una botella de agua. Mientras tanto, todos me miraban. Me he enfadado.

Pero lo bueno tiene recompensa y la chica de la ventanilla, que ha visto la operación, me ha colado delante de todo el mundo y me ha dado las gracias. En alto. Para que todos lo oyeran. Y se me ha pasado el enfado y me he sentido bien, mientras todos me miraban.

Odio tomar decisiones


Posponerlo todo. Aplazarlo un año. Aplazarlo dos. Aplazarlo sin saber cuánto. Quizás esa sea una opción. La más razonable. La menos apetecible. Poder respirar. Tener que aguantarse. Dar soluciones prácticas. Ajustarse a la realidad. Te lo tragas. Así es la vida. No liarlo más. Pensar con la cabeza. Esperar a que el tiempo comience a rodar de nuevo. Por si no llega. Por si tarda en llegar. Para relajarte. Mantenerse en estado de paso otro periodo. Sopesar las consecuencias. No lo comento. No lo pregunto. Lo pregunto. Lo comento. Pido opinión. Aguanto el chaparrón. Cambio de planes. Reajuste de cuentas. Encuentro algo de equilibrio. Busco soluciones a problemas. Veo la cara positiva. Intento que gane a la negativa. Lucha de titanes. No vivir más en la inopia. Así es la vida. Así es la vida.

sábado, 15 de octubre de 2005

Hogar, dulce hogar


Todavía queda tela marinera pero ya poco a poco, voy viendo la luz y mi casa va apareciendo entre las cenizas. Estoy pendiente del tipo del suelo, para que me lo lije y me lo barnice. Del cristalero, para que me ponga las mamparas del baño y los cristales de la cocina. De mi primo, para que me pida el lavabo y me mande al marmolista. Del fontanero, para que me ponga grifos y radiadores. Del de la puerta, para que me la arregle porque no abre bien.

En fin... que mi ilusión por verme allí algún día sigue expectante, preparada para eclosionar de un momento a otro. Me está siendo duro retenerla dentro y calmar a esa fiera.

Por cierto, espero veros a algunos de vosotros muy a menudo entre esas cautro paredes.

Sal�n

Sal�n y terraza

Dormitorio

Cocina

viernes, 14 de octubre de 2005

Que vale, que ya escribo…

El otro día estuve en la OMS, fui sólo de visita, a una conferencia, algún día iré para quedarme, jajajaJAJAJAJAJAJAJA (risa maligna).
Es un sitio enorme, con la gente dividida en dos grandes grupos: gente elegantemente vestida y gente normal.
La gente elegantemente vestida creo que corresponde a los burócratas, que se pasan el día en reuniones de presupuestos y eso. La gente normal tirando a desastre-científico corresponde a eso, a los científicos, a los que se curran los planes de erradicación de esto y lo otro, para los que los otros tíos tienen que conseguir pasta.
Y me hizo gracia una cosa, a los jubilados no los sacan de allí ni con agua caliente. Eso me gustó. Conocí en la conferencia a dos investigadores retirados, dos tíos que habían trabajado un montón en los últimos treinta años en la erradicación de la malaria y que tenían entusiasmo a raudales. Graciosos, normales y con ganas de seguir en el ajo. Y es que los jubilados ya no son sólo esos señores que dan de comer a las palomas en el parque o que se pasan la tarde jugando al mus, los jubilados quieren marcha, Jubilados al poder!!!

jueves, 13 de octubre de 2005

Operación Triunfo


Hoy llega por fin el momento más esperado. ¡¡¡Es la final de Operación Triunfo!!! ¡¡¡¡¡¡Por fin sabremos quién es el ganador final de OT!!!!!!!!

Resulta que me he enganchado con todas sus consecuencias a la gala de OT. Estoy metidísima y he de confesaros que hasta he llegado a votar.¡ Pero era justificado, pardiez!. Iban a echar a Víctor y se iba a quedar la pedorra de Idaira, que tiene un don parecido al que me sale a mí cuando canto en la ducha creyéndome sola en casa. No señor, tenía que quedarme mi niño, a competir con la azafata convertida a más y el pequeño pequinés. No había sufrido tanto desde que echaron al falso Magro y todos votaron a Martín soy estupidín en una ocasión.

He quedado con mis amigas para verlo. Esto es todo un evento que no tiene precedentes. Llevo todo el verano siguiéndolo, comiéndome las uñas de los nervios, indignándome con las nominaciones como si me fuera la vida en ello… ¡Qué felicidad abandonarse a la cultura de masas! Estar metiendo tripa, mientras suelto frases de que la televisión está acabada para hacerme la intelectual es cansadísimo. Tanto como ser cosmopolita. ¡Viva la cultura mediocre! Soy libreeeeeeeeeee de pensamiento errante y me confieso, me constanto, me reconozco y todo, fan super fan de la gala.

¡Viva! ¡Qué gane el mejor! Natalie, veremos si gana tu chica.

Una letra femenina azul pálido


Y ya que estamos de recomendaciones, os hago partícipes de una historia literaria que me ha encantado. Es un librito muy pequeño, que se lee en nada de nada (no llevárselo a un viaje de más de dos horas y media con retraso).

¡Espero que os guste!

El Club Dumas


Ay, veo que mi Guisante no pone nada en el blog. Supongo que está atacando a la tesis con todas sus fuerzas y terminando el resumen como loca. Siento un peso sobre los hombros y la responsabilidad de sacar adelante este sitio cibernético sin anécdotas ni reflexiones en los bolsillos.

Así que voy a hacer una reseña literaria. Me estoy leyendo “El club Dumas” de Pérez Reverte. No había leído nada de este autor, por el simple e irracional hecho de que me caía mal de forma simple e irracional. Pero he superado mis miedos y estoy en ello.

Me gusta el libro. Me lo estoy pasando bien y pese a que reconozco, no sin sonrojo, que me he pasado por el forro alguna que otra página un tanto pedorra que a mi entender sobra, pues estoy enganchada. Un poco tufillo al” Código Da Vinci” o a la “Sombra del viento” todo junto pero, me da igual y dejo de lado las reflexiones comparativas para leerlo con gusto cuando lo cojo entre mis manos. Eso ya es bastante maravilloso.

No puedo obviar, queridos lectores que seguís las aventuras de esta página altamente interesante, que hace tiempo el Guisante y yo tuvimos un encontronazo literario protagonizado por ella, una acérrima defensora de “El Conde de Montecristo” y una servidora, inquebrantable ante la convicción de que dicho tocho no había por dónde cogerlo si no era para usarlo con fines poco literarios, como calzar una mesa muy coja o impedir el cierre de una puerta por el viento. También es posible utilizarlo para encender una lumbre en caso de emergencia.

Pero bueno, como una humilde aprendiz que soy, palurda confesada ante la cultura global, reconozco que gracias a Pérez Reverte, al que antes odiaba, estoy viendo otra cara de “El Conde de Montecristo”, al que antes aborrecía. Lo que hace la información y la formación, fíjense ustedes. Ahora casi me entran ganas de leerme “Los tres mosqueteros” y me siento atrapada por el poder de Dumas y las inmensidades del folletín todo junto y de seguido. Sé que me arrepentiré en cuanto empiece a leerlo (no soy carne de folletín novelesco) pero el hecho de que aparezca un ápice de duda razonable en mi invencible opinión, es algo. Por eso, merece la recomendación.

(Es curioso cómo cada vez que busco una portada en internet para colgarla aquí, no me conformo hasta que no doy con la edición que me estoy leyendo)

martes, 11 de octubre de 2005


Edimburgo/Edimbra


Edimburgo es una ciudad muy bonita. Muy gris, muy lluviosa y sin luz, pero esas cosas también tienen su encanto. Aunque pueden llegar a deprimir al viajero, eso sí.

Aquí os dejo unas fotos del viaje.


Tú que ya no eres


Cuando ves las fotos de hace mucho, te das cuenta por la multitud de aspectos por los que has pasado. Te ríes cuando recuerdas la época en la que llevabas el pelo corto peinado con gomina, la época en la que se llevaban los pantalones pesqueros, la época de los collares y las faldas largas, la época de las espinillas, la época en la que estabas como un trullo, la época en la que se llevaba la moda chándal… miles de épocas.

Lo que pasa es que cuando ves las fotos, no es tan fácil darte cuenta de las diferentes personalidades superficiales por las que has pasado. Y digo superficiales porque en el fondo, uno siempre sigue siendo el mismo pese a estos vaivenes temporales.

Este finde, he estado en Edimburgo con un amigo. Tenía una excusa para plantarme allí y la he aprovechado. ¡Cómo no! Y mientras paseaba por las calles bien arropada, he podido viajar en el tiempo y colocarme de un salto a la Laura que hace ya dos años y pico se paseaba por esas calles. Una Laura totalmente diferente. Diferente en sus aspiraciones, en sus penas y alegrías, en su forma de enfrentarse a la vida, en su día a día cotidiano, en sus risas, en sus sentimientos, en su lugar… yo pero a la vez, otra persona diferente.

Esas cosas siempre las vivo y me parecen extrañas.

jueves, 6 de octubre de 2005

La UE


Ayer estuve entretenida en un sueño. Esta vez tiene la forma de súper contrato de la Unión Europea para irme a una delegación de la Comisión a un país remoto.

A mi me gusta hacer estas cosas. Mandar currículos en busca de trabajos estables en países desconocidos. Por una parte, me asusta que un día me llame un señor vestido de traje aunque yo no lo vea, y me diga que me han seleccionado. Por otra, como soy una aventurera encerrada en el cuerpo de una semi-cobarde, pues sé que mi vida no cambiaría de otra forma y que todos los países y todos los mundos que siempre he querido conquistar, no van a venir a mi si no es por esta vía.

Además, estoy contenta doblemente. Porque desde ayer vivo en un sueño. Y no lo hago sola. Tengo a alguien en el camino. Alguien dispuesto a coger las maletas y venirse de exploración conmigo si se diera el caso. Y yo le admiro. Y eso es una gran suerte. Eso es que te toca dos veces la rifa.

De una lista enorme, he tenido que elegir cuál es el escenario en el que yo quiero poner en marcha mis planes mentales. No es lo mismo imaginarse ser una familia feliz en Djibuti que en Taiwán. No es lo mismo pensar en un salón lleno de muebles lacados que en una habitación con dosel antimosquitos. No es lo mismo ir a trabajar en mangas de camisa que en botas de agua. No es lo mismo.

Mis elecciones, por orden de preferencia, han sido:

Uruguay
Costa Rica
Argentina
Chile
México
Viêt Nam
Camboya
Estados Unidos (New York)

Posibilidades = pocas. Ilusiones = elevadísimas. Ignorancia de la realidad (ilusiones-posibilidades) = elevadas. Pero, ¿y a mí que más me da? ¡El positivismo ha vuelto y está aquí para quedarse!

Tiembla Karolinska!

Hala, qué pocas ganas de ponerme a escribir el fastuoso resumen de la tesis en inglés que me proporcionará fama, reconocimiento mundial y un masajista 24/24 7/7…
Por cierto, no os habéis preguntado nunca por que retuetanos tardan tanto en dar el Premio Nobel? Es que en la academia Karolinska esa no hacen los deberes? es que a los tíos del Helicobacter pilori les han dado el premio por sus descubrimientos del 83… 22 años después, y no los dan a titulo póstumo, o sea que si te mueres entre tu descubrimiento maravilloso y el premio, se siente, haber sido mas resistente. Si en los oscar estuviesen haciendo lo mismo le darían el premio este año a E.T… en fin, que mas vale que me de prisa en descubrir algo…

miércoles, 5 de octubre de 2005

Persianas


Desde el momento en que mi madre me sugirió que por qué no ponía unas persianas de seguridad en la ventana de la terraza de mi casa, debí entender que esas persianas iban a ponerse. Con o sin mi consentimiento. Por eso, me he enterado de que ha quedado con el chico de la empresa en mi casa y que dentro de poco le llegará el presupuesto. Y encima, como estrategia ya utilizada anteriormente, me intenta convencer de que soy yo la que las quiere y la que un día dijo que sería buena idea ponerlas y que lo único que hace ella es ayudarme.

Mi familia me hace luz de gas. ¿No hay una orden de alejamiento moral para estos casos a la que pueda acogerme? No quiero persiana, no me gustan las persianas, yo me hice una casa sin persianas a posta. No obstante, habrá persianas en la ventana de la terraza de mi casa. Eso lo saben hasta los negros de África.

lunes, 3 de octubre de 2005

Laura 0, destino 1


Hoy es uno de esos días que me siento derrotada por la vida. Y como sé que en el fondo no tengo razones para pensarlo y que, si lo razono un poco tengo más que agradecerle a mi existencia y sus circunstancias que echarle en cara, utilizo doblemente este pensamiento para autocastigarme por sentirme fatal y utilizarlo en el fondo para sentirme más mal aún y odiarme a mi misma y al mundo. No me digáis que no os pasa.

En situaciones como estas, cualquier pequeñez se vuelve enorme. Enormemente negativa, claro. Si resulta que no viene nadie a tu clase de pilates y la profesora se ensaña contigo, claramente es un drama. Si la página del blog no funciona temporalmente, claramente es horrible. Si tu cuenta bancaria es una ruina y la hipoteca te acecha, se multiplica por mil el mal porque nadie vino a tu clase de pilates y el blog no funciona. Si además, le sumas que hay un eclipse que sólo ocurre una vez cada 200 años y no tienes gafas para verlo y además, no puedes subir fotos a la página web, apaga y vámonos. Tu vida es un fracaso y te has quedado sin bastones por mirar al eclipse sin gafas y quedarás mutilada ocularmente para siempre. Por no decir si, encima de todo eso, el pintor aún no te ha barnizado el suelo después de cuatro meses y la luz que veías al final del camino en tu pesadilla laboral, apunta a que se esté apagando, no se sabe si realmente o por la falta de bastones que acarrearás de por vida.

Todo lo que me llega son señales malas. Todos los signos apuntan a que mi destino, en ese diálogo que sólo yo entiendo, me está diciendo que me autodestruya porque soy un despojo. Y más peor aún: un despojo sin remedio. Soy capaz de matar con mis propias manos a alguien que me hable de optimismo hoy.

En activo


Bueno, ya estoy en casa de nuevo. ¡Qué bien! Aunque no suene muy bien decirlo, pues tenía ganas de volver y de estar en casa. Sí, sí, como os lo cuento. Tenía ganas de irme de Praga, donde estaba en una conferencia con los gastos pagados por mi jefe llena de gente interesante de otros países donde se podía hacer miles de contactos. Quería volverme a la patria. No quería viajar. Y me da igual que suene totalmente snob y pedorro. Viajar no siempre es interesante, aunque para ser progre haya que decir lo contrario.

Podría haber aprovechado el tiempo para perderme por las calles de la ciudad vieja y respirar el misticismo embriagador que desprende el romanticismo praguense. Haber aprovechado el viaje para encontrarme a mi misma, reflexionando sobre mi devenir mientras saboreaba una taza de humeante café en un bar perdido entre sus callejuelas estrechas. Y yo me digo que a hacer puñetas con todo eso. ¡A la mierda! Ni me gusta andar sola, ni quiero pensar más de lo que lo hago, ni me apetecía hacer amigos y sobre todo, no me gusta el café.

Cuando estoy sentada en un sitio sola más de media hora, sin nada que hacer y teniendo en cuenta que el tiempo estimado que me ha llevado beberme el te/cocacola/zumo es aproximadamente de 10 minutos, me invade la pena. Debe ser que:

a) no soy progre
b) tengo una vida interna muy pobre
c) soy sociodependiente
d) no tengo imaginación
e) soy de las que creo que todas las acciones tienen un fin
f) nunca me ha parecido relajante parar y dejar pasar el tiempo, sino todo lo contrario
g) huyo con frecuencia de mi misma

Cada uno es como es. Y las cosas que no me gustan de mí, pues intento cambiarlas. Pero, ¿para que voy a forzarme a que me guste estar más sola que la una en una ciudad extraña con un frío de pelotas? Aunque también, he de decir que es cuestión de momentos, supongo.