martes, 31 de mayo de 2005

Por encima de todo


Creo que por encima de todo, el mundo me fascina. Por mucho que me ponga triste cuando veo el telediario con todas las noticias malas de la gente mala. Por mucho que cada vez sepa más de cómo funciona este país (pudiéndome hacer una idea de cómo funcionan los demás) y vea que es difícil cambiarlo todo. Por mucho que cada vez me encuentre más cansada y con menos energías para contrarrestar lo que se nos viene encima. Por encima de todo eso y por encima de mucho más, soy una apasionada del mundo.

La vida está llena de color y encima de esta tierra, hoy miles de personas se mueven de su casa a la oficina, de su oficina al gimnasio y del gimnasio a casa de un amigo a tomarse unas copas. Y pese a que todos parezca que hagamos lo mismo, abducidos por una suerte de masa viscosa, debajo de toda esa banda de elementos del sistema, hay muchas cabezas maravillosas y muchísimo potencial. La gente existe y está ahí. La gente tiene ganas y esas ganas también están ahí. Y todas esas ganas llenarían muchísimas más cajas que las que llenarían los malos humos, las ansias de poder de muchos y la corrupción que nos rodea. De verdad que lo creo.

Es verdad que nos falta mucho, pero yo pienso que es más una cuestión de orden y organización que de base. La gente es poderosa y últimamente, creo que hemos asistido a eventos que debajo de su forma horrible y devastadora como es la muerte y la matanza de humanos injustamente, han sembrado la semilla de algo hermosos que es la conciencia de conexión que tenemos ahora los que queremos cambiar las cosas. Un arma enorme, un arma que puede cortar como un cuchillo. Un arma que está en poder de la masa y que se les ha escapado.

Hay que ser optimista. Hay que confiar en el futuro y esperar, que si bien es verdad que no creo que llegue a verlo algún día, sí serán otras generaciones las que lo conseguirán. El mal tomará otra forma, se escurrirá para quedar escondido en algún sitio desde el que tomar fuerza de nuevo. Pero también así es la vida y lo aberrante forma parte de ella. Por eso no hay que bajar la guardia pero tampoco hay que dejarse llevar por la necedad del pesimismo. Esto es una lucha constante, pero una lucha pacífica y por qué no, hermosa. Una lucha en la que por primera vez en la vida, me siento hermana de uno de Corea que sin salir de casa y con mucha ilusión, está en contacto con uno de Méjico para apoyar a un grupo de Sudán que lucha por una causa común. ¡¿Pero no veis que esto rezuma un futuro posible?!

1 comentario:

El guisante pensante dijo...

Rogamos a los lectores disculpen estos accesos de optimismo biónico que asaltan a la Morena de vez en cuando. Por mi parte hago todo lo posible por arrastrarla al lado oscuro del pesimismo recalcitrante, pero la muy jodía no se deja. Seguiremos intentándolo.