viernes, 6 de mayo de 2005

De muelas y currículos

Estoy rellenando formularios por internet para pedir empleo y todo el proceso me recuerda a cuando, en una consulta de dentista del norte de Finlandia, me encontraba yo tumbada, casi cabeza abajo, en un sillón raro, y con unas gafas de sol puestas, muy parecidas a las que usaba Elton John en los años 70, diciendo “Ääää”, con un foco apuntándome a la campanilla.
En ese dramático episodio de mi existencia, la dentista se acercó a mi y tras constatar ella con calma aparente y yo con horror visible, que la anestesia no me hacía ningún efecto, procedió a extraerme mi muela del juicio de abajo con doble raíz por el conocido método de apoyar su rodilla en mi pecho y tirar con todas sus fuerzas.
A intervalos se detenía a limpiar todos los fluidos producidos en el transcurso de aquel espectáculo dantesco y a preguntarme, en correctísimo finés, qué tal estaba y si parábamos o seguíamos. Yo ya puesta, prefería seguir, y morir con las botas puestas, o en este caso, con los algodones puestos, que sólo me permitían mascullar un “kyllä”… Así que nada, con el mismo espíritu voy a por la carta de auto-candidatura. Deseadme suerte.

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