jueves, 8 de julio de 2010

Paraíso en el futuro


Hay sitios a los que ya no podré ir con mi Javi y con Manuela. ¡Con lo remono que tienen el césped!

Un pueblo escocés prohíbe tener patos, conejos, palomas... ¡y niños!


¿Eres de los que creen que los niños dan alegría a los lugares? Pues Firhall, en Escocia, te parecerá un pueblo muy triste. Los habitantes han llegado a un acuerdo de convivencia: se permiten los perros pero se prohíben los niños para garantizar la tranquilidad.
Algunos medios han descrito, como "el lugar de los ogros que odian los niños". Pero lo cierto es que los habitantes de Firhall buscan la tranquilidad lejos de la algaravía, los ruidos y lloriqueos de los más pequeños.

Si uno desea adquirir una propiedad en esta zona ya sabe a lo que se atiene. Claro que si busca casa allí probablemente ya conocerá las reglas básicas... y tajantes. Sí a los perros, no a los niños y una cosa más: tener más de 45 años. Todo esto nos da las pistas para pensar en una especie de geriátrico pero 'en forma de pueblo'.

¿Por qué estas normas? Un lugar tranquilo donde los adultos puedan pasar los últimos días de su vida. Los menores están admitidos pero únicamente como una visita ocasional en ningún caso permanente.

Lesley-Ann Fraser, agente inmobiliaria del pueblo, le explicón a la BBC que la prensa exageró de tal manera el propósito de diseñar un pueblo para adultos que "realmente se llegó a pensar que cualquiera que quiera vivir en un lugar así era un ogro que odiaba a los niños".

La verdad es que no voy a engañaros pero pese al shock que me ha producido la noticia, he de confesar que una parte de mi está totalmente de acuerdo con la decisión unánime de los habitantes de este pueblo: los niños son un coñazo. Sé que es políticamente incorrecto decir esto y que dentro de poco tendré una retoña rampando por el mundo, pero eso no quita para que sea consciente de que por mucho que yo la vaya a querer y a perdonarle todas las impertinencias mientras se me cae la baba con la gracia de la niña "que mira qué salero tiene", no entienda que los demás no tienen porqué aguantarla. Los niños de los demás son de los demás, y son los demás los que se los tienen que comer con patatas.

Bajar a la piscina y cagarte en todo porque está lleno de energúmenos renacuajos que sus padres te imponen está mal visto. Parece que todos tenemos que aceptar que los niños son una bendición y que el que se tiren en bomba mientras nadas creyéndote una sirena tienes que saber aceptarlo abriendo tu corazón a la infancia. ¡Y una mierda!

Hay de todo en esta vida. Hay niños majos y niños malignos. Y no quiero a todos a mi alrededor, como no querría a mi alrededor un adulto toapelotas y mala persona. Y me gustaría sentirme libre para que me disgusten sin ser la típica vieja amargada del barrio.

¡Cómo estoy hoy!

2 comentarios:

barbarella dijo...

Querida morena, este pueblo escoces me parece un horror. no me gustan los sitios y la gente que excluyen a los demás. Todos somos necesarios: niños, perros y helicopteros. Incluso de los niños malignos y de la mala gente aprendemos..y en eso consiste la vida en un continuo aprendizaje.
Barbarella
PD: Mi opinion se fundamenta tambien en que soy muy niñera, que todo hay que decirlo

Oye, morena dijo...

Estimada Barbarella, yo también soy niñera, pero de los niños que me gutan, no de todos por el mero hecho de que a una le tiene que gustar la infancia por encima de todo. Hay niños que no me caen bien.

Quizás, lo que no me gustan son los padres que descontrolan a su prole y no respetan el espacio de los demás. Su hijo es suyo y yo decidiré si quiero incluirlo en mi espacio interpersonal.