miércoles, 14 de julio de 2010

Música en clase

Ayer estuve con Picapino en el curso de preparación al parto y nos tocaba una sesión de musicoterapia. Y siento herir los sentimientos de los seguidores que puedan encontrar en este tipo de terapias la liberación a los más profundos entuertos de su alma, pero fue de traaaaaca.

La primera media hora de la clase, cuando flor de loto y su amiga el pequeño saltamontes empezaron a hablarnos como en susurros sobre los beneficios del pentagrama para nuestros bebés, me la pasé concentrándome en no desencadenar una risa histérica imparable de las mías, y sobre todo, no mirar al padre de la criatura que llevo dentro para evitar el contacto visual y estar entonces perdidos los dos, faltándole el respeto a las profesoras susurrantes. Hablaban bajo, pero son personas al fin y al cabo y no hace falta herir sus sentimientos.

Para abrir boca, así, nada más llegar, nos pidieron que cerráramos los ojos porque nos iban a hacer una lectura sobre un fondo musical. Y envuelto en violines y sonidos de lluvia tropical, nos declamaron una especie de manifiesto sobre los sentimientos más profundos de nuestros bebés y la importancia de papá y mamá en su vida. Luego, por supuesto, se abrió un debate sobre lo que habíamos sentido y qué había supuesto la experiencia para nosotros, que correspondimos con un gran silencio de la audiencia absorta.

Luego nos hablaron de la importancia del abrazo en la vida (así en general, sin especificar) y yo me acordé cuando a mi amiga Cientodos se fue a una fiesta y un falso llamado Aertes la intentó dar un abrazo sostenido, con un ojo abierto en blanco y otro cerrado. Confieso que fue una conexión mental arriesgada cuando estás intentando aguantar y controlar tu risa.

Luego tuvimos que bailar agarrados, para mi tranquilidad solo con Picapino, dejándonos llevar de forma alterna por los suaves designios del otro. Y sentir también a nuestro bebé como parte de una supuesta burbuja de tres que formábamos el conjunto. Reconozco que cuando me vi amparada por las espaldas de mi pareja, nos dejamos liberar un poco y nos reímos un rato los dos porque Picapino no paraba de decirme cosas al oído sobre la absurda situación. Y creo que rompimos el flujo de energía de la clase y se nos vio el plumero, con lo que el chacra de las profesoras, alojado en su suelo pélvico, se debió venir un poco abajo. Pido disculpas por nuestro comportamiento, pero no podíamos más.

Y para terminar, nos contaron a muy bajos decibelios el papel del padre en esto de la maternidad durante los primeros meses, que así venido a resumir, es estar pendiente de las emociones de la madre y sus necesidades, ya que no tiene nada que hacer ante el enorme vínculo de conexión directa que hay entre ella y el bebé. Vamos, que tres años de terapia que llevo encima que me desplumaron en una sola tarde con esta nueva interpretación de la dinámica familiar.

Se habló del colecho (¡ay, si mi amiga Paulen hubiera estado en la audiencia!) y del amor que flota en el aire. De la maternidad como experiencia cósmica alejada de todo mal, de la pureza de los sentimientos y de la importancia de la comunicación interestelar. El abrazo, como símbolo de protección y yo qué sé de cuántas cosas más. Ni hemorroides, ni gietas en los pezones, ni depresiones postparto, ni masajes de periné con globos dentro, ni ná de ná.

Y cuando estábamos en casa, hablando sobre la experiencia, nos dijimos que quizás somos unos incultos. O quizás habría estado mejor si nos lo hubieran contando todo a un volumen audible, con luz en la sala y sin todas esas palabras rimbombantes, cargadas de una cursilería extrema. Que digo yo que detrás de esto hay experimentos y estudios de personas serias que seguro que pueden avalar sus conocimientos y ayudarles a comunicar con más firmeza. Que no dudo que la musicoterapia esté bien, pero es que tanto misticismo...

3 comentarios:

Dori´s place dijo...

Pero, finalmente picapino, manuela y tú os habéis encontrado el kundalini? y las chakras? quedaron niqueladas?

Porque vamos, me parece básico en estas lides, lo primerito que te enseñan antes de parir.

Que poco profesionales sois.

barbarella dijo...

Queridaa Morena, como futura madre tienes mucho aguante. Yo definitivamente ante tanto susurro, misticismo y vela me hubiera partido..
Ademas lo veo todo muy practico y la primera noche q pases sin dormir, bien porque llore la niña o bien xq estes agobiada por ser madre primeriza, seguro que te vendrá a la mente tanta espiritualidad q no te solucionará la papeleta..

Oye, morena dijo...

Estimada Barbarella,

¡Qué razón tienes! Sobre todo practicidad era lo que abundaba en la clase.

¡De la profesora me voy a acordar cuando se levante Manuela a las 3 de la mañana una semana seguida!