viernes, 9 de julio de 2010

Ojos de camaleón

Desde que estoy embarazada, me choca comprobar que he entrado a formar parte del club de las personas non gratas en el transporte público, porque por primera vez en mi vida soy de esas personas a las que hay que dejar sentarse. Grupo que comparto con la gente mayor y los minusválidos.

Que es entrar en un autobús abarrotado y a la gente sentada se le disparan los ojos, uno hacia Cabo Cañaveral otro hacia los Caños de Meca como a los camaleones, haciendo de Fernando Trueba un mero principiante del estrabismo. Todo con tal de que no te des cuenta de que han visto el bombo, el bastón o las manos atríticas para no tener que levantarse ni aunque estén en sitio reservado. Hay gente que hace verdaderas virguerías a tal efecto, todas ellas con el común denominador de tener muy pero que muy poca vergüenza y educación.

Menos mal que no siempre es así y que de vez en cuando alguien se levanta y te deja su asiento. Todavía hay mucha gente estupenda en el mercado, aunque no sean la mayoría.

Lo peor es cuando ves que el que se levanta a dejar el sito a la señora mayor es el minusválido y el que cede el sito al minusválido es la embarazada y a su vez a esta la deja sentarse una persona que perdió la juventud hace tiempo.

Entre locos anda el juego.

3 comentarios:

Dori´s place dijo...

Que razón tienes Lauri, yo también me he fijado en el metro. Es una verguenza!

carlos dijo...

Te cuento que la situación que tan bien describes sucede tambien por estas latitudes , en Argentina (donde se pensaba teniamos la "exclusividad " de "los distraidos , dormidos y otros etc ").Por aqui sucede lo mismo en trenes , subtes (metro) y transportes en general.

Oye, morena dijo...

¡Ay! Carlos, si es que para nuestro pesar, esto de la globalización también se extiende a las malas costumbres...

Aún así, ¡¡viva Argentina!!