miércoles, 28 de julio de 2010

Una de música

Me encanta este grupo que me pasó mi hermano. Mira que soy poco moderna en temas de música, más que nada una total inculta, así que me apoyo en su sabiduría musical para conocer nuevos grupos, confiando en que todo el tiempo que nos conocemos le da criterio para recomendarme algo que tenga posibilidades de gustarme.

Hay veces que no se acierta, pero Fleet Foxes es el grupo perfecto para cascarme los cascos en la oficina y huir de todo el ruido ambiental. Con esto y el ventilador por horas que tengo en frente, que hace que al menos el flequillo se me mueva de vez en cuando como placebo ante el calor que hace en este habitáculo, voy que tiro.

Sobre todo me gusta porque hay mogollón de segundas voces, que luego puedes cantar por lo bajini siguiendo al cantante principal. Y creerte americana en un lugar lejano a esta silla desde la que escribo.

lunes, 26 de julio de 2010

Reformas hogareñas

Este finde ha tocado reforma. Teníamos un montón de tareas pendientes en casa y nos hemos plantado ante la desidia. Que lo vamos arrastrando, y arrastrando, y arrastrando... y al final los quehaceres sin hacer nos arrastran a nosotros.

Así que nos hemos puesto manos a la obra y hemos recogido y organizado los armarios. ¡Ay madre lo que hemos tirado! Que de repente me ha dado el síndrome de Diógenes al revés y no paro de tirar y tirar. Claro que de todas las cosas útiles, me ha sido difícil elegir cuál era la que no necesitaba: ¿un termo vietnamita enorme con unas flores horribles? ¿un especiero de IKEA desmontado y sin algunos alambres ya? ¿un juego de rol sin fichas? ¿una tabla de madera laminada en gris? ¿una caja entera con folletos de todos los espacios naturales de España?

También hemos pintado el baño. Un experimento interesante que todavía está en el horno pero que tiene buena pinta. Y hemos ido a Leroy Merlin a comprar una caja de herramientas toda chula con miles de cosas dentro. Ir a este tipo de tiendas con un carpintero es la leche. ¡Me ha dejado comprarme un destornillador eléctrico monísimo que cuando funciona sale luz! ¿Sabéis que si entiendes la etiqueta te dice muchas cosas del producto? Sobre todo si va a ser capaz de enroscar un tornilllo de chichinabo en una tabla o es de juguete. Increíble.

También hemos montado la cuna de Manuela y organizado más o menos el cuarto. Que no tiene nada, pero organizar la nada también es un acto de indiscutible proeza. Ahora solo le falta el resto para ir rellenado, pero eso ya lo haremos con el tiempo.

¡Ay!, que estoy matá.

viernes, 23 de julio de 2010

Miki ya no está en Madrid

Ha cruzado el charco y se ha ido para el otro lado. Al país donde hasta el suero que te dan en la farmacia cuando tienes cagalera por lo visto puede saber a chicle o a frutas del bosque, a gusto del consumidor.

Yo, pues tengo mucha pena dentro y le echo mucho de menos ya a estas alturas. Sé que le va a ir bien, que tiene que dar este paso si así lo considera, pero no puedo evitar llorar como una magdalena cada vez que lo pienso. Y como me da igual y la pena es mía, pues lloro lo que me da la gana y sin ahorros, sola o acompañada.

Miro la habitación toda recogida. Ya solo somos dos en las cenas de la terraza. No tenemos anécdotas de señoras enchufadas de botox. En el autobús ya no liga nadie. Nadie nos arrastra a cenar el centro comercial y luego tomarnos de postre un helado enorme con miles de cosas encima. La horchata no baja de nivel en la nevera. El cuarto de baño no parece el stand de El Corte Inglés de cremas.

Es que Miki tiene todas esas cosas dentro. Y mucho más. Pero sobre todo una personalidad increíble que hace que le quieras mucho. Miki es una persona especial, está lleno de virtudes todo lo grande que es, y yo, pues como decía, que la echo mucho de menos y que espero que construyan pronto un puente de Miami a Vallecas, para que sea posible ir a machucar el inglés sin necesidad de coger el barco o el avión, solo caminando en bicicleta o autoestop.

martes, 20 de julio de 2010

¡La quiero!


O como diría mi amiga Cientodos, ¡la necesito! Lo que habría dado por tener una casa de muñecas así de pequeña... ¿O en realidad es lo que daría ahora por tenerla?

Para qué engañarnos. Cuando era pequeña era más de la Barbie y los rosas. En realidad, la que quiere esta casita de muñecas es la niña que llevo dentro (y no me refiero a Manuela). ¡Es tan mona! Puedes echarle un vistazo completo pinchando aquí.

Mil recetitas, mucho minimalismo en el ajuar


Yo con mi diabetes gestacional sin poder probar los frutos del verano (léase horchata+fartons y helados variados) y encima adicta a esta página de postres. ¡Me encanta el blog Technicolor Kitchen!

Tengo muchas ganas de poder hornear su maravillosas recetas de CupCakes (mi amiga Paulen me debería dar un curso acelerado), probar sus tartas, hacer las galletas... y sobre todo, ¡ponerlo todo tan mono para hacerles fotos como las que vienen en el blog! ¿De verdad una sola persona puede tener tanto ajuar de cocina! Que no sé si lo que en realidad me gusta es la cantidad de cuenquitos, platos, copas y tazas que saca o la maravillosa pinta que tienen los dulces. Me tiene pillada por ambos lados.

Ahora mismo, salivando como una loca.

viernes, 16 de julio de 2010

Nobleza Obliga, de Donna Leon

Si es que a mi lo que en el fondo me encanta, es la novela policiaca. De vez en cuando me gusta empaparme de otros estilos y conocer nuevos mundos (que muchas veces me dejan boquiabierta), pero como leo los libros de investigaciones policiales, no me leo ninguno.

Esta vez, Brunetti y sus pesquisas por Venecia han sido mi telón de fondo en la línea de metro que conecta mi casa con Antón Martín. Esta es una línea de metro extraña, que se acorta o se alarga según los días y que cuando tengo una novela apasionante entre mis manos, parece que alguien se molesta en ir borrando estaciones con una goma mágica mientras aún no se sabía nada del rapto y posterior asesinato de Roberto Lorenzoni. Que lo mismo llega mi parada en medio de la excavación y el hallazgo del anillo, que en medio de la conservación con el forense a la vista de los resultados de los análisis.

Esto no me hace un buen apoyo para Brunetti en un caso tan duro como el que teníamos entre manos, pero he hecho lo que he podido y al final hemos salido victoriosos. Aunque ya le digo, que en el próximo libro, más vale que la signorina Electra le enseñe algo de informática, que es peor que yo. Anda que...

miércoles, 14 de julio de 2010

Música en clase

Ayer estuve con Picapino en el curso de preparación al parto y nos tocaba una sesión de musicoterapia. Y siento herir los sentimientos de los seguidores que puedan encontrar en este tipo de terapias la liberación a los más profundos entuertos de su alma, pero fue de traaaaaca.

La primera media hora de la clase, cuando flor de loto y su amiga el pequeño saltamontes empezaron a hablarnos como en susurros sobre los beneficios del pentagrama para nuestros bebés, me la pasé concentrándome en no desencadenar una risa histérica imparable de las mías, y sobre todo, no mirar al padre de la criatura que llevo dentro para evitar el contacto visual y estar entonces perdidos los dos, faltándole el respeto a las profesoras susurrantes. Hablaban bajo, pero son personas al fin y al cabo y no hace falta herir sus sentimientos.

Para abrir boca, así, nada más llegar, nos pidieron que cerráramos los ojos porque nos iban a hacer una lectura sobre un fondo musical. Y envuelto en violines y sonidos de lluvia tropical, nos declamaron una especie de manifiesto sobre los sentimientos más profundos de nuestros bebés y la importancia de papá y mamá en su vida. Luego, por supuesto, se abrió un debate sobre lo que habíamos sentido y qué había supuesto la experiencia para nosotros, que correspondimos con un gran silencio de la audiencia absorta.

Luego nos hablaron de la importancia del abrazo en la vida (así en general, sin especificar) y yo me acordé cuando a mi amiga Cientodos se fue a una fiesta y un falso llamado Aertes la intentó dar un abrazo sostenido, con un ojo abierto en blanco y otro cerrado. Confieso que fue una conexión mental arriesgada cuando estás intentando aguantar y controlar tu risa.

Luego tuvimos que bailar agarrados, para mi tranquilidad solo con Picapino, dejándonos llevar de forma alterna por los suaves designios del otro. Y sentir también a nuestro bebé como parte de una supuesta burbuja de tres que formábamos el conjunto. Reconozco que cuando me vi amparada por las espaldas de mi pareja, nos dejamos liberar un poco y nos reímos un rato los dos porque Picapino no paraba de decirme cosas al oído sobre la absurda situación. Y creo que rompimos el flujo de energía de la clase y se nos vio el plumero, con lo que el chacra de las profesoras, alojado en su suelo pélvico, se debió venir un poco abajo. Pido disculpas por nuestro comportamiento, pero no podíamos más.

Y para terminar, nos contaron a muy bajos decibelios el papel del padre en esto de la maternidad durante los primeros meses, que así venido a resumir, es estar pendiente de las emociones de la madre y sus necesidades, ya que no tiene nada que hacer ante el enorme vínculo de conexión directa que hay entre ella y el bebé. Vamos, que tres años de terapia que llevo encima que me desplumaron en una sola tarde con esta nueva interpretación de la dinámica familiar.

Se habló del colecho (¡ay, si mi amiga Paulen hubiera estado en la audiencia!) y del amor que flota en el aire. De la maternidad como experiencia cósmica alejada de todo mal, de la pureza de los sentimientos y de la importancia de la comunicación interestelar. El abrazo, como símbolo de protección y yo qué sé de cuántas cosas más. Ni hemorroides, ni gietas en los pezones, ni depresiones postparto, ni masajes de periné con globos dentro, ni ná de ná.

Y cuando estábamos en casa, hablando sobre la experiencia, nos dijimos que quizás somos unos incultos. O quizás habría estado mejor si nos lo hubieran contando todo a un volumen audible, con luz en la sala y sin todas esas palabras rimbombantes, cargadas de una cursilería extrema. Que digo yo que detrás de esto hay experimentos y estudios de personas serias que seguro que pueden avalar sus conocimientos y ayudarles a comunicar con más firmeza. Que no dudo que la musicoterapia esté bien, pero es que tanto misticismo...

viernes, 9 de julio de 2010

Ojos de camaleón

Desde que estoy embarazada, me choca comprobar que he entrado a formar parte del club de las personas non gratas en el transporte público, porque por primera vez en mi vida soy de esas personas a las que hay que dejar sentarse. Grupo que comparto con la gente mayor y los minusválidos.

Que es entrar en un autobús abarrotado y a la gente sentada se le disparan los ojos, uno hacia Cabo Cañaveral otro hacia los Caños de Meca como a los camaleones, haciendo de Fernando Trueba un mero principiante del estrabismo. Todo con tal de que no te des cuenta de que han visto el bombo, el bastón o las manos atríticas para no tener que levantarse ni aunque estén en sitio reservado. Hay gente que hace verdaderas virguerías a tal efecto, todas ellas con el común denominador de tener muy pero que muy poca vergüenza y educación.

Menos mal que no siempre es así y que de vez en cuando alguien se levanta y te deja su asiento. Todavía hay mucha gente estupenda en el mercado, aunque no sean la mayoría.

Lo peor es cuando ves que el que se levanta a dejar el sito a la señora mayor es el minusválido y el que cede el sito al minusválido es la embarazada y a su vez a esta la deja sentarse una persona que perdió la juventud hace tiempo.

Entre locos anda el juego.

Invisible, de Paul Auster


Pues, qué queréis que os diga, pero ni fu ni fa de mi último querido Paul. Hay partes que me han encantado, dándome un poco de optimismo y alimentando el gusanillo del gustito por leer, pero otras me he tenido que forzar a seguir enganchada a la lectura mientras mi otro yo luchaba por pensar en la manicura y el precio de la pescadilla en el Carrefour. Con el sueño que hace en el metro...

Todo el rato estaba pensando, ¿pero este no es el mismo personaje de otro libro de Paul Auster?

Lo que sí que me ha dejado KO ha sido el final. O bien no estoy a la altura de la intelectualidad que exige el momento o simplemente es que ahora lo intelectual es no serlo y acabar con un chimpún cualquiera.

Por favor, si alguien se lo lee que me cuente, que puede que me haya perdido.

jueves, 8 de julio de 2010

Paraíso en el futuro


Hay sitios a los que ya no podré ir con mi Javi y con Manuela. ¡Con lo remono que tienen el césped!

Un pueblo escocés prohíbe tener patos, conejos, palomas... ¡y niños!


¿Eres de los que creen que los niños dan alegría a los lugares? Pues Firhall, en Escocia, te parecerá un pueblo muy triste. Los habitantes han llegado a un acuerdo de convivencia: se permiten los perros pero se prohíben los niños para garantizar la tranquilidad.
Algunos medios han descrito, como "el lugar de los ogros que odian los niños". Pero lo cierto es que los habitantes de Firhall buscan la tranquilidad lejos de la algaravía, los ruidos y lloriqueos de los más pequeños.

Si uno desea adquirir una propiedad en esta zona ya sabe a lo que se atiene. Claro que si busca casa allí probablemente ya conocerá las reglas básicas... y tajantes. Sí a los perros, no a los niños y una cosa más: tener más de 45 años. Todo esto nos da las pistas para pensar en una especie de geriátrico pero 'en forma de pueblo'.

¿Por qué estas normas? Un lugar tranquilo donde los adultos puedan pasar los últimos días de su vida. Los menores están admitidos pero únicamente como una visita ocasional en ningún caso permanente.

Lesley-Ann Fraser, agente inmobiliaria del pueblo, le explicón a la BBC que la prensa exageró de tal manera el propósito de diseñar un pueblo para adultos que "realmente se llegó a pensar que cualquiera que quiera vivir en un lugar así era un ogro que odiaba a los niños".

La verdad es que no voy a engañaros pero pese al shock que me ha producido la noticia, he de confesar que una parte de mi está totalmente de acuerdo con la decisión unánime de los habitantes de este pueblo: los niños son un coñazo. Sé que es políticamente incorrecto decir esto y que dentro de poco tendré una retoña rampando por el mundo, pero eso no quita para que sea consciente de que por mucho que yo la vaya a querer y a perdonarle todas las impertinencias mientras se me cae la baba con la gracia de la niña "que mira qué salero tiene", no entienda que los demás no tienen porqué aguantarla. Los niños de los demás son de los demás, y son los demás los que se los tienen que comer con patatas.

Bajar a la piscina y cagarte en todo porque está lleno de energúmenos renacuajos que sus padres te imponen está mal visto. Parece que todos tenemos que aceptar que los niños son una bendición y que el que se tiren en bomba mientras nadas creyéndote una sirena tienes que saber aceptarlo abriendo tu corazón a la infancia. ¡Y una mierda!

Hay de todo en esta vida. Hay niños majos y niños malignos. Y no quiero a todos a mi alrededor, como no querría a mi alrededor un adulto toapelotas y mala persona. Y me gustaría sentirme libre para que me disgusten sin ser la típica vieja amargada del barrio.

¡Cómo estoy hoy!

martes, 6 de julio de 2010

Lancémonos al absurdo


Mi compañero Dora ha publicado un post sobre titulares periodísticos. Hay varios chulos pero es que este me ha encantado. ¡Viva el absurdo! El mundo sería mucho más interesante si pasaran estas cosas.

"Los trabajadores de Metro Madrid, como protesta sindical, cambian de sitio los nombres de las paradas. Durante una hora, Móstoles está en el centro, lo que no impide que la gente siga bajando a por el pan en chándal".