domingo, 23 de mayo de 2010

Un sábado en el que te llega la felicidad


Al final no fue ninguna isla paradisiaca, pero el sábado fue un día de campo bien divertido.

Primero fui con Territorios Vivos a visitar una vía pecuaria de la Comunidad de Madrid. Pese al calor, paso tras paso fuimos completando la ruta. Con la Mansi, con Maya, con Amaya, con el Picapino, con Antonio, con Fernando... el viaje se hizo corto.

Luego con mis amigos de la facultad y toda su inmensa prole, fuimos de picnic a Cerceda. Como buenos profesionales: abundante comida rica, mantas para tumbarse en la hierba, cojines, una buena sombra y muchas, muchas risas. ¡Eso sí que es vida! Me apunto a un picnic todas las semanas.

Y para rematar, tortilla y ensaladilla rusa con las nenas en Olavide. Y más risas y una brisa estupenda que hace de Madrid la ciudad más bonita del mundo en las noches de calor.

Ayer tuve uno de esos días en los que no te apetecería estar en ningún otro sitio del mundo ni con otra gente del mundo. Momentos plenos de felicidad y, pese a las ausencias de muchas que andan por el mundo yendo y viniendo, conforme con la vida.

Ayer me reí muchísimo por fuera, pero de verdad, lo mejor fue que me reí bastante también por dentro.

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