jueves, 7 de julio de 2005

Piscina municipal


Hace mucho que no le dedico tiempo a esto del blog. Será que estoy dispersa y que el verano me lleva por los cerros de Úbeda, en los que indudablemente hace menos calor que aquí. Y es que con el solecito, se despierta en mí esa fiera de piscina municipal que llevo dentro y en cuanto tengo un huequecito, cojo mi toalla y mi crema protección solar 8 y me voy a refrescarme un poquillo.

No hay nada más interesante que una piscina municipal madrileña en pleno mes de julio. Sus gentes, sus colores, sus conversaciones… es todo un mundo paralelo a los de secano, con su argot concreto y sus chistes relacionados. Es imposible hacer particiones semi lógicas de toda esa amalgama de gente flotando en un caldo de cultivo esterilizado con cloro, pero hay personajes entrañables que sin duda, hacen de la visita todo un espectáculo.

El otro día estaba yo con la Jime y no paramos de fichar. ¡Qué leñe!, ¿a qué va uno a la piscina si no? Entonces comentamos que claramente, aquella tía buena que se daba la crema de tal forma que hacía subir la temperatura a los más sensibles y que se refrotaba con su novio en el bordillo con una pierna en el agua, tenía indudablemente las tetas de silicona. ¡Por favor, era obvio! También tuve la ocasión de ver en varias ocasiones la zona perineal altamente pilosa de una vieja chamuscada que había a nuestro lado. Llevaba un tanga que era la mínima expresión en complementos de baño y no hacía más que agacharse para colocar la toalla o coger el pai-pai, con una orientación tal que se pasó la tarde enseñándome en el ejercicio todas sus lindezas. Casi pierdo la visión temporalmente fruto de ese festival de los sentidos… Y también estaba el vampiro tatuado, que no se levantó de la toalla en todo el tiempo y que tenía los ojos casi blancos.

En fin, que recomiendo a todos unos días de piscina ahora que el sol aprieta. Y más si se posee una toalla de baño nueva y una bolsa de piscina super fashion que paseo a todas partes y que balanceo con orgullo mientras corro porque pierdo el autobús que me llevará a la gloria acuática.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustan las piscinas y que digas que te llevas la toalla y la bolsa.

Vamos, que estoy encantao

Anonymous phillipousis