jueves, 24 de agosto de 2006

Agenda personal


Hay que tener mucho cuidado a la hora de utilizar una agenda, porque no es fácil retratar la realidad en el papel. En el papel, las horas van una después de otra, seguidas y sin pausa. En la realidad, todo el mundo sabe que no es así. Un día no puede entenderse como un papel en blanco. No podemos dejarnos pensar eso porque de ese pensamiento, no puede salir nada bueno. Sólo microchips en el cerebro.

Yo soy muy mala para eso y mi mente, demasiado cuadriculada en muchas ocasiones, tiende a ver la realidad tan plana como el papel. Debería hacerme una agenda personalizada en el que fuera poniendo la realidad tal y como es. Por ejemplo: 17,00 (demasiado pronto después de la comida. Vas a tener que salir corriendo y te va a dar mucha pereza), 22,00 (es la hora en la que te gusta estar en casa)…

Haciendo amigos


Ya sé, ya sé que lo he dicho muchas veces, pero leer es un placer. Primero, porque te transporta hacia sitios en los que no has estado nunca y segundo porque te permite disfrutar de muchas aventuras en un mismo cuerpo, como si tuvieras varios destinos. Eso es indudablemente un lujo. Como un chalet con domótica.

A mi también lo que me gusta es que leyendo, se hacen amigos. Me gusta mucho pensar que el personaje ha pasado tantas horas conmigo en la intimidad que puedo considerarle un amigo de verdad. Watanabe es mi amigo y me pregunto qué estará haciendo con Midori ahora. También Montalbano está trabajando en diferentes casos en Sicilia. A ver si le llamo un día y hablamos. Con el Conde de Montecristo me enfadé al final, que se volvió un poco estúpido pese a mis advertencias y se le fue de las manos lo de la venganza. Hace mucho que no sé de él.

martes, 22 de agosto de 2006

Qué no se nos oxide el absurdo

El absurdo que existe dentro de cada uno de nosotros es como la flexibilidad, hay que ejercitarlo de vez en cuando para mantenerlo en condiciones. Yo propondría pequeños ejercicios secretos de absurdo cotidiano, como por ejemplo, salir a darse un paseo por la calle sin ropa interior. Y no por rollo cosmopolitan o sexo en la ciudad, sino por contravenir una regla de nuestro automatismo personal, por convertir en opcional algo que hacemos siempre obligatoriamente. No por rebeldía, sólo por probar, sólo para recordarnos que no hay que hacerlo siempre todo como se nos enseño, aunque se nos enseñara bien.


Quiero comerme el postre antes que la comida
quiero guardar los calcetines sueltos y ponerme uno en cada pie según salga
quiero decirle buenas noches a los viandantes a las diez de la mañana...


necesito unas vacaciones...

Murakami: deberes para todos


Murakami es un conocido escritor y traductor japonés. Nacido en Kyoto, tras el enorme éxito de su novela Norwegian Wood, abandonó Japón para vivir en Europa y América, pero regresó a Japón en 1995 tras el terremoto de Kobe, donde pasó su infancia.. Ha recibido el premio literario Yomiuri, prestigioso galardón que también consiguieron Yukio Mishima, Kenzaburo Oe y Kobo Abe. Autor de las novelas, Hear the Wind Sing (1979), ganadora del premio de literatura Gunzou; Pinball 1973 (1979), La caza del carnero salvaje (1982), Baila Baila Baila (1988), The Elephant Vanishes (1993) y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995). Su trabajo se ha traducido a catorce idiomas. La ficción de, que a menudo es tachada de literatura pop por las autoridades literarias japonesas, es humorística y surreal, y al mismo tiempo refleja la soledad y el ansia de amor en un modo que conmueve a lectores tanto orientales como occidentales.

Ya os he recomendado el libro de Tokio Blues pero creo que “ Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” (Guisante, Kiko, mi padre, Jimena+madre, Niña ventosa) es algo sencillamente fuera de lo común. Ahí va un fragmento. No es el que más me gusta o algo así, pero es el que he encontrado en Internet.

"¿Por qué me gustan las medusas? No lo sé. Las encuentro bonitas. Antes, mientras las miraba, he pensado una cosa. Escucha, lo que nosotros vemos es sólo una pequeña parte del mundo. Damos por hecho que esto es el mundo, pero no es del todo cierto. El verdadero mundo está en un lugar más oscuro, más profundo, y en su mayor parte lo ocupan criaturas como las medusas. Eso nosotros lo olvidamos. ¿No te parece? Dos terceras partes del planeta son océanos y lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos no pasa de ser la superficie del mar, la piel. De lo que verdaderamente hay debajo no sabemos nada."

Si alguien se anima a leerlo que me lo diga, que voy por menos de la mitad.

En la ofi


Hoy me aburro soberanamente. Tengo cosas que hacer, pero el estrés no vence a mi pereza. Esto es porque el estrés dentro de la oficina es pequeño en el mes de agosto. Tengo que empezar a entender que no tengo que hacer las cosas en el momento y que puedo retrasar las tareas para que me ocupen varios días. Ya no estoy en consultoría y no me llueven marrones de todos los lados.

Ayer lo hice casi todo, trabajando tranquilamente a un ritmo constante y claro, ahora me queda poco y encima lo peor. Bueno, iré tirando.

lunes, 21 de agosto de 2006

Ayer me pasó algo inquietante

Paseaba yo con un amigo cerca de la medianoche por un lugar bastante tranquilo de Ginebra, cuando apareció un tipo de la nada, grande, bastante borracho y con un aire amenazador, que nos pidió un cigarro. No fumamos, perdón, le dijimos, y nos hubiésemos marchado si no hubiese sido por que él continuaba a mirarnos de manera extraña. ¿Sabéis qué? nos preguntó, mirándome sobre todo a mí, ¿Sabéis qué? repitió muy serio. Y yo ya sólo esperaba el momento en que algo muy malo iba a pasar, y me sentía como los gatos que miran fijamente a los coches antes de ser atropellados... “hay alguien que os ama mucho” dijo, y como vino se fue.

Y me quedé muy inquieta, como ganadora en un sorteo en el que perder era como que muy malo...

Cotillear


Cogiendo el lance de ReallyHappy, pues he estado pensando esta mañana que cotillear no está tan mal. Esto es, de hecho, una oda en prosa al cotilleo nacional. Será porque hoy es de esos días en que a uno le apetece justificarse.

La verdad es que yo cotilleo mucho. Bueno, no es cotillear, sino hablar y comentar con amigos la vida de otros o las nuevas novedades. Jo, creo que esa es exactamente la definición de la RAE de cotillear, o se le debe parecer mucho. Bueno, da igual, porque sé guardar un secreto muy bien, (excepto los míos), con lo que no es que sea una auténtica boca-chancla. Pero si hay novedades en el mundo que me rodea, pues voy y las comento con la peña. Eso no es malo.

Cotillear es un deporte que ayuda a la sociabilización. Es divertido y no tiene maldad alguna. Es malo cuando es intencionado. Es malo cuando machacas al contrario sin piedad. Pero es bueno cuando simplemente compartes con los demás el asombro o das tu opinión sobre la vida de otros, a la ligera. ¿Qué más da? Sobre todo mola cuando se lo cuentas a alguien irónico que ambos conocéis y te saltan las lágrimas de la risa. O cuando te desahogas con los amigos porque estás ya hasta las maracas del tal Machín.

Estoy con Kiko en que, pese a todo, el lema detrás de todo esto es “vive y deja vivir”. Pero, ¿qué tiene de malo comentar mientras lo haces?

Argentinian girl in spanish office


Argentina es un país muy así. Con muchas cosas que ver de ese tipo y que te producen esa sensación concreta que no experimentas en otro sitio. Por mucho que veas fotos de esos sitios, nada es tan eso como cuando lo tienes delante. Vas y haces eso ante esa inmensidad. Y luego piensas eso y llegas a la conclusión de eso. Eso es de esa manera. Y así es por mucho que pienses eso. Es así.

Las calles de Buenos Aires son de esa forma, de esa longitud y hay ese número de gente que te quedas así. Huele a eso y lo más alucinante es eso. No podrías explicar con palabras la emoción que te causa eso, porque ni en eso te lo habías eso. ¡Buf!, eso.

Ya ves, vas a tener que ir para descubrirlo tú mismo. Yo ahora soy una argentina de postín sentada en la FB que ha suplantado a Oye, morena. Pienso cantando y como carne.

PRIMER día de dieta. Motivación intrapersonal

Mi primer día de dieta. Muy bien, no pasa nada. Lo tengo todo controlado. No tengo hambre y soy una chica súper-hiper-dinámica que bebe agua a raudales. El cuerpo me lo pide. Mmmm… cómo me llama la botella. El agua está rica y te ayuda a antioxidarte o a oxidarte entera (lo que tenga que ser). Me gusta la lechuga. La lechuga está rica y queda fenomenal en el plato con el filete a la plancha. ¿Ves que mono me ha quedado? No quiero postre. El postre es malo y puag, el postre solo lo toman las perdedoras. Yo no. Yo soy súper-hiper-dinámica y lo mío es el agua. ¡Uy!, ¡cómo me purifico por la mañana! Y las que beben agua, triunfan en la vida y se tonifican por la noche de lo lindo. La tonificación, parece ser, da la felicidad y te permite andar con tacones altos. Y allí voy yo, hacia la felicidad con zapatos pitiminí. Sin hambre, con los nervios bien puestos y sin problemas, oye. Sin problemas. Sin ningún problemilla. No pasa nada. Respiro. Pienso en un donut foundant con su chocolate por encima. No, no, camarero, se ha equivocado. El tiramisú debe ser para otra. Para una perdedora como yo era antes. Pero, ¡qué va! A otra con ese rollo. Lo mío ahora es el agua. Cómo me purifico, oiga.

lunes, 14 de agosto de 2006

Papel higiénico con estampado de edelvaises

Pasé el fin de semana en la casa de un amigo suizo-alemán que estaba de cumpleaños y lo celebraba con todos sus amigos suizo-alemanes y algunos suizos pero no suizo-alemanes e incluso algunos ni suizo-alemanes ni suizos como yo. Fue todo muy suizo. La casa estaba junto al lago de Constanza, en un pueblo pequeño con mucha hierba y vacas y árboles y casas pintadas de colores, con muchas flores por todas partes: en cada alfeizar su maceta, en cada poste de señal de tráfico su repisita con su jardinera. El papel higiénico que había en la casa tenía edelvaises estampados, no digo más. La gente invitada era correcta pero fría. La fiesta no estuvo mal pero imagino que fue mejor para los que hablaban suizo-alemán...

Es curioso que una de las no demasiadas personas que habló conmigo en francés me estuvo comentando cómo, en su opinión, la función principal del lenguaje es comunicarse y por tanto, los idiomas diferentes se han usado históricamente para aislar a los no-hablantes de esa lengua (opinión que no comparto completamente, pero bueno, quizá debería, visto lo visto) y casi como para reafirmarlo pasó el resto del fin de semana hablando suizo-alemán con sus compatriotas, lengua que no abandonó salvo para ofrecerme algún que otro aperitivo, educación ante todo...

Y me hirvió un poquito la sangre, porque no es agradable pasarse un fin de semana en un aislamiento lingüístico tan grande, pero por otro lado sé que aunque esto es frustrante es casi inevitable. La gente de un sitio se junta y habla su lengua, y por muy amables que intenten ser, es difícil pensar continuamente que hay alguien ahí que no se entera ni del nodo y que tiene una sonrisa de circunstancias mientras que francamente se aburre o se está cagando en tus muelas (yo pasé de una cosa a otra en un gradiente regular a lo largo del fin de semana)...

Y me doy cuenta de que cada vez estoy más cansada de ser la extranjera, de ser la amiga española pintoresca que si viene nos va a traer una tortilla o va a hacer gazpacho o va a comportarse de manera espontánea y exótica. ¡Al cuerno!

(Se masca, se gesta, se siente un cambio de país, los suizos que se vayan todos a hacer raclette)

lunes, 7 de agosto de 2006

32 castañas

En portugués, trinta e um (31) se usa para hablar del número, claro, pero también para referirse a un jaleo o confusión.

Yo cumplo hoy 32 años, y me alegro mucho. Mi año 31 ha sido todo un 31: me he doctorado, he comenzado un trabajo nuevo, he cambiado tres veces de casa, me he subido por primera vez a un escenario (y me bajé rápidamente) y muchas otras cosas buenas y malas, importantes o banales que me han tenido bastante movidita.

¿Será el 32 más tranquilo? La verdad es que lo dudo... espero viajar mucho, aprender mucho, querer mucho, que me quieran mucho e irme a vivir a otro país (estoy un poco hasta los cogumelos de Suiza). Ciertos terremotos vitales espero poder ahorrármelos y en otros meterme de cabeza. Y además oye, la verdad es que estoy estupenda, parece que todavía tengo 31.