miércoles, 20 de septiembre de 2006

Las vallas no provisionales

De camino al trabajo desde mi casa (un total de algo más de un kilómetro quizás), el otro día conté 111 vallas metálicas amarillas de las que se ponen en las obras, 43 en la Plaza de París y el resto en la Calle Fortuny. Pero están porque haya obras, sino que están ahí permanentemente todo el año para evitar el paso de la gente a sitios determinados, como por ejemplo la Audiencia Nacional, el Tribunal de Cuentas o no sé qué organismos estatales.

No es de esperar que de la noche a la mañana, todas estas sedes tan importantes de la Administración se vayan a mover del sitio. Igualmente, es de suponer que es necesario cortar el acceso a los transeúntes o evitar el estacionamiento de los coches reiteradamente delante de las puertas o alrededores.

La pregunta es entonces, por qué somos tan cutres y no ponemos unas vallas permanentes, con algún dispositivo que las mueva o las esconda en caso de que sea necesario, en vez de tener todo el día las vallas estas amarillas de aquí para allá, la mayoría rotas y del año 0, que hacen tan fea la ciudad.

1 comentario:

Kiko, ese hombre. dijo...

Estas hecha toda una urbanista!
Que te fiche Gallardón!