lunes, 7 de febrero de 2005
Enfado vital
Hoy estoy muy enfadada con la vida. Rabiosa. Y tengo ganas de pegar verbalmente a alguien. Arrrggg, he bajado al fondo, a donde están mis flaquezas. Así que soy un peligro andante… en plan que tendré que controlarme fuertemente para no pegar dos gritos a mi madre cuando la pobre me pregunte cualquier cosa con la mejor de sus intenciones. O morderme la lengua cuando me dé cuenta de que han vuelto a colocarme la mesa de trabajo para limpiármela y que pueda estar más a gusto. ¡Concéntrate, Laura! ¡Tú puedes!
Porque eso es lo malo de estar rabiosa y lo difícil. Tener que tragarte tus sentimientos y encima luchar contra la injusticia social que se gesta en tu interior es complicado. En seguida la muy asquerosa de la rabia te pincha y genera un huracán de maldad de la nada, que te sale sin darte cuenta por los poros y acaba lanzándose en picado contra quien menos lo merece. Ayayay, qué miedo me tengo.
Y bueno, luego te toca ir limpiando los pedazos del destrozo. Ir barriendo la culpa y pegando con el mejor de los logtite los cachitos de los demás. Pidiendo perdón a los que se cruzaron en tu devenir. Enfadándote contigo misma por no haberte controlado del todo. O bueno, explicando mejor las verdades que has soltado por el camino adornadas con algún que otro improperio que las han modificado un poco. Por lo menos, intentando aprovechar la marea para ir recogiendo y reorganizando puertas que has ido abriendo de un portazo.
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