miércoles, 16 de febrero de 2005
Ayer estuve escogiendo la cocina de mi nueva casa
Ayer estuve escogiendo la cocina de mi nueva casa y he de deciros que esto de las reformas y las decoraciones es una decepción constante. Continuamente, tus familiares, tus amigos e incluso el constructor de la obra, con el que no tienes ninguna relación de parentesco ni compartes ninguna particularidad genética más allá de lo que te da la especie, te machacan dando su opinión al tun tun, cuestionando en todo momento lo que tú quieres. ¿La ventana a nivel del suelo? Eso te queda fatal. Con la casa tan pequeña que tienes vas a necesitar espacio. No, eso no te queda bien. Sí, sí, ¿y de dónde vas a sacar el dinero? ¿Rojo con azul? Menuda sosería. Hija, ya que te pones, haz algo moderno y no todo tan blanco. Al final te vas a arrepentir de no haberme hecho caso…Y así una y mil veces. Y yo, pese a lo grande que me siento físicamente a veces, es increíble como me reduzco a la mínima hasta hacerme casi invisible entre tanto bombardeo. ¡Parad, por piedad, que estoy aquí debajo!
Cuando me metí en esta alocada aventura, que me mantendrá en la ruina en los próximos años venideros y los restantes también, empecé una carpeta con todos los recortes de mis ilusiones que he ido recolectando con el tiempo. Soy una empedernida forofa de las revistas de decoración de interiores y como soy un ama de casa en potencia, me encanta eso de pensar cómo pondría yo la habitación, cómo sería la tela de las sillas, de qué color pintaría el baño… Así me planté ilusa de mí al inicio de todo esto, con un archivador gordo, gordo, que a medida que pasan los días, se va convirtiendo en algo flaco, flaco, disminuyendo a la misma velocidad que la casa se va convirtiendo cada vez en algo más convencional de lo que me prometí huir a pasos agigantados. Ahora, soy un mar de dudas: ¿Terminaré poniendo tapetes de ganchillo encima del televisor? ¿Acabaré forrando los sofás de plástico transparente para que no se me estropee el estampado de la tapicería? ¿Llegaré a combinar alguna vez los muebles de tubo con el dorado? ¿Acabará el payasito de Lladró mirándome acongojado desde la repisa de la estantería? Arrrgggggg, ¡¡qué difícil es ser una misma!!
Y para añadir más problema al asunto, encima es que tengo ojo crítico y sé seleccionar sin apenas información de base la gama más cara de cualquier material. No importa que una piense que siempre lo más sencillo, lo más liso, lo más simple es lo más barato, porque siempre está el mundo de los complementos del hogar para sorprenderla a una. Y entonces me pregunto cómo me sentiría cortando el brócoli encima de una encimera de cocina de 2 millones de pesetas (increíble pero no por ello menos cierto), o cerrando una puerta corredera de 150.000 pelas o abriendo el agua del grifo de 100.000 cucas… Pues mal, digo yo, porque encima, ¡¡nada es ecológico!! Y además, no os podéis imaginar lo que ha evolucionado el mundo de los baños, el material de tapicería y demás… ¿Pero de dónde se ha sacado el mundo tanta variedad de fregaderos? ¿Desde cuando hay libros completos de interruptores de la luz? ¡He vivido al margen de todo eso durante todos estos años! ¿Cuántos mundos se nos ocultan cada día?
En fin, que antes de ponerme dramática, aquí van unas fotos del estado actual de mi nueva casa. Por favor, ¡abstenerse de comentarios!
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