miércoles, 30 de junio de 2010
Hoy follo y mañana fatatas
Estoy haciendo un experimento con el pollo que me voy a comer hoy. Resulta que ahora que somos tan modernos, el pollo para asar de corral viene con un kit para preparar pollo al ajo. Este kit consiste en una bolsa profiláctica de algo parecido al plástico, pero que no se derrite con el calor, y unos polvos de olor indescriptible que hay que meter junto al pollo de cuerpo presente en la bolsa para después remover y que se impregne todo bien. ¿En qué momento esto me ha parecido una buena idea? Pues claramente en uno que no tenía el hambre que tengo ahora y en el que la idea de comerme semejante plato era lejana, como la vejez.
Dice que hay que dejarlo 75 minutos y ya solo me quedan 15. He ido a mirarlo una vez desde que le he introducido en el horno y la bolsa sigue entera y el pollo crepita en una salsa de dudosa calidad culinaria. Eso sí, os digo que para dentro que va, que no estoy para hacer algo diferente.
El caso es que esto es de coña. Resulta que, sensibilizada contra las hormonas y la vida mísera que les dan a los pollos de granjas acinadas, me gasto las perras en un pollo ecológico, que luego cocino envuelto en un material que parece desarrollado por la NASA (y que no creo que sea inerte) y condimentado con un montón de polvos de lo más sintético, alejados varios escalones de la cadena trófica natural. Pero, ¿cómo puedo ser tan absurda?
martes, 29 de junio de 2010
Para mejorar el currículo
Me pasa mi amiga Dora esta reflexión de última hora tardía. No sé si serán nuestras neuronas pero lo vemos super risoso y hemos decidido postearlo las dos al unísono.
Si te da VERGÜENZA decir en qué trabajas, aquí van algunas sugerencias para mejorar el impacto del 'Curriculum Vitae':
Si te da VERGÜENZA decir en qué trabajas, aquí van algunas sugerencias para mejorar el impacto del 'Curriculum Vitae':
- Coordinador de Movimientos de Información Interna (Celador)
- Especialista en Logística y distribución de Documentos (Mensajero)
- Experta en Terapia Visual y Distracción Ocupacional (Bailarina de Club STREEP-TEASE)
- Coordinador Adjunto de Admisiones y Salidas de personal (Portero)
- Coordinador Oficial de Movimiento Nocturno (Vigilante)
- Experto en Manejo de Materiales (Bodeguero)
- Distribuidor externo de Recursos Humanos VIP (Chofer de Taxi)
- Especialista en Logística de Energía Combustible (Despachador de Gasolinera)
- Auxiliar de Servicios de Ingeniería Civil (Albañil)
- Enlace Externo Avanzado en Logística de Documentos (Mensajero con Moto)
- Consultor de Asuntos Generales y No Específicos (Adivino, Brujo, Lector de Cartas)
- Técnico de Mercadeo Dirigido (Repartidor de Propaganda)
- Especialista en Logística de Alimentos (Camarero)
- Experto en Clasificación y Acopio de Perecederos (Verdulero - Vendedor de Verduras)
- Abastecedor Calificado de Sólidos y Líquidos en Lugares de Alta Concentración (Vendedor de Cerveza y Chucherias en el Estadio)
- Terapista Emocional en Centro de 'Salud' (Cantinero)
- Distribuidor Externo de Productos Importados de Alta Rotación (Vendedor Ambulante)
- Experta en Sexología y Terapia Personal (Puta)
- Técnico en Mantenimiento Sanitario de Caminos Públicos (Barrendero de Calles)
- Experto en 'Freelance' (Trabaja En Lo Que Sea)
- Impulsor de Vehículo Distribuidor de Refrigeración (Repartidor de Pescado)
- Especialista en Manejo de Tierras y Plantas (Jardinero)
- Experto Distribuidor de Música y Cinematografía (Vendedor de Discos Piratas)
- Director General Adjunto de Asuntos sin Importancia (Diputado)
- Experto manipulador de necesidades secundarias (Teleoperador)
domingo, 27 de junio de 2010
La buena mesa
No hay nada en este mundo con una familia numerosa.
A mi me encanta la familia, eso ya lo saben los que bien me conocen. Me encanta estar rodeada de esos que considero 'los míos' y que formamos un clan del que nadie puede ser miembro así como así. Unidos por esos lazos de sangre que son irrompibles con el tiempo. Los mismos lazos que te hacen odiar a veces a tus hermanos, padres o primos, pero que te sirven como un teléfono inalámbrico cuando tienes que afrontar problemas. Esos que te hacen reconocer a tus semejantes cuando les miras a los ojos o que te hacen que te recorra una sensación de familiaridad cuando entran por la puerta o les contestas al teléfono. Son ellos. Han llegado los de siempre.
Una familia es un saco de recuerdos, buenos y malos, en los que puedes buscar miles de anécdotas que compartir en las tertulias de sobremesa. Es un acompañante fiel en el camino. Es un barco con remeros empujando al mismo ritmo. Es un lugar en dónde aprendes a formar parte de un grupo, a ser un miembro más y a depender de los otros. Es también un catálogo de manías, aprendizajes, traumas, reproches, clichés, ciclos repetidos, abrazos, complicidades, secretos, apoyo, risas y más risas... Es todo eso bueno y malo al mismo tiempo, hecho un mejunje.
Cada familia es un mundo. Las familias pueden tener miles de estructuras diferentes. Se pueden hacer de múltiples maneras y no existe un catálogo de las que funcionan bien o mal. Lo que sí sé es que te marcan con un sello de denominación de origen difícil de quitar, que te acompaña en muchos aspectos el resto de tu vida.
A mi me encanta la familia, eso ya lo he dicho. Y no quiero estar familiarmente sola nunca.
Una boda de Vogue
Una estupenda boda digna de las páginas de Vogue. ¿Y quién era la fotógrafa? Pues por supuesto una artista digna de Vogue y mucho más. Y si no te lo crees, echa un vistazo a su blog pinchando aquí. ¡Ay! Qué orgullosas estamos todas de nuestra Jimenilla.
Joé, es que me dan ganas hasta de casarme, así te lo digo.
Joé, es que me dan ganas hasta de casarme, así te lo digo.
lunes, 21 de junio de 2010
Elegir
Reconozco que no siempre me ha gustado, pero es que últimamente me da subidón solo de pensar que puedo elegir en la vida. He pasado de verlo un agobio constante, un requisito pelmazo de la existencia, a verlo una herramienta útil para ser yo misma y entender al resto como personas que son. La elección como herramietnad e integración social, como quien dice.
Antes cada elección era un mundo. Que elegir una cosa solo significaba para mi decir que no a otras múltiples puertas abiertas. Elegir era escoger la opción de la que inmediatamente me arepentía en cuanto descartaba las otras muchas opciones. Era mucho más fácil ser inerte, dejarse llevar por la rutina y los quehaceres. Cuantos más mejor, porque un deber no puede cuestionarse ni elegirse, sino solo ejecutarse. Interesatne estrategia la mía para salir del paso.
Pero creo que he aprendido que hay que pagar un billete de ida en el tren de la vida. Elegir es crecer y hacerse responsable de lo que eliges, cosa que a la vez es más arriesgada y te obliga a efrentarte al vacío. ¿No es esto maravilloso? Da un poquito de susto, pero a la larga es tan bonito que te engancha. Es definirte, como si te pasaras un rotring por el contorno de tí misma para separarte del resto. O al menos para saber donde acabas o empiezas, según se mire.
Elegir es comenzar a andar por un camino propio, un camino tuyo al que le coges un cariño extraordinario. En el que hay muchos deberes y tareas pendientes, pero en el que incluso estas mismas se abordan desde dentro de las tripas y no como imposición celestial. Las cargas también son elecciónes y consecuencias de algo y no imposición divina de la mala vida. Del cielo cae poco más que lluvia, por mucho que insistamos.
Antes cada elección era un mundo. Que elegir una cosa solo significaba para mi decir que no a otras múltiples puertas abiertas. Elegir era escoger la opción de la que inmediatamente me arepentía en cuanto descartaba las otras muchas opciones. Era mucho más fácil ser inerte, dejarse llevar por la rutina y los quehaceres. Cuantos más mejor, porque un deber no puede cuestionarse ni elegirse, sino solo ejecutarse. Interesatne estrategia la mía para salir del paso.
Pero creo que he aprendido que hay que pagar un billete de ida en el tren de la vida. Elegir es crecer y hacerse responsable de lo que eliges, cosa que a la vez es más arriesgada y te obliga a efrentarte al vacío. ¿No es esto maravilloso? Da un poquito de susto, pero a la larga es tan bonito que te engancha. Es definirte, como si te pasaras un rotring por el contorno de tí misma para separarte del resto. O al menos para saber donde acabas o empiezas, según se mire.
Elegir es comenzar a andar por un camino propio, un camino tuyo al que le coges un cariño extraordinario. En el que hay muchos deberes y tareas pendientes, pero en el que incluso estas mismas se abordan desde dentro de las tripas y no como imposición celestial. Las cargas también son elecciónes y consecuencias de algo y no imposición divina de la mala vida. Del cielo cae poco más que lluvia, por mucho que insistamos.
jueves, 17 de junio de 2010
Madrid en disolución
Es una sospecha, pero creo que Madrid está desapareciendo. Diluyéndose a cámara lenta en el olvido. No sé, pero de repente me ha dado la sensación de que se está desvaneciendo y no la estamos ni diciendo adiós.
Poco a poco y sutilmente, nos la están enterrando entre aceras de planchas de granito. Así una tras otra, comiéndose las típicas aceras por las que hemos andado mucho tiempo. Plazas totalmente alicatadas sin sombra a la vista, explanadas fascistoides sin bancos para la tertulia, unas farolas que te alumbran con mogollón de modernidad... Oiga, ¿y Madrid ahora dónde queda? ¿Está muy lejos andando desde aquí?
Aunque dentro de mi tengo la semilla de la emigración, siempre está Madrid, mi ciudad adorada. Madrid, con tantas caras diferentes, con tanta gente distinta. Un lugar donde está mi gente (la que no está fuera), con mi familia, con mi trabajo, con mi futura maternidad. Unas calles por las que conduzco con el brazo sacado por la ventanilla. Madrid que te escupe y te acuna a la vez. Ese Madrid que te llena el alma con sus terrazas, con sus veranos repletos de calles, con las risas de una gente feliz ante una cerveza, con los turistas haciendo fotitos a la Puerta de Alcalá. Con sus metros abarrotados a hora punta, con sus largas colas en los cines, con sus centros comerciales hechos por encargo que sustituyen el espacio de paseo que nos han quitado. Con sus precios y sus mileuristas. Madrid con su luz, con sus Austrias y su Latina. Madrid con Malasaña y sin ella. Un sitio que reconozco como mío, que siempre tiene una palabra amable conmigo cuando estoy triste. Madrid,desde donde a veces es verdad que camino hasta el cielo.
¿A dónde se está yendo? ¿A dónde la están llevando? Un rato ha estado bien pero la broma empieza a parecerme cansina. Queremos que vuelva nuestra ciudad. Y una Plaza de Las Cortes con su arena y sus árboles. Y una Puerta del Sol con personalidad madrileña y no importada de Wisconsin (o como se escriba). ¿Por qué la calle Fuencarral es exactamente idéntica a la calle El Prado?
Madrid, mon amour, vuelve con nosotros...
Poco a poco y sutilmente, nos la están enterrando entre aceras de planchas de granito. Así una tras otra, comiéndose las típicas aceras por las que hemos andado mucho tiempo. Plazas totalmente alicatadas sin sombra a la vista, explanadas fascistoides sin bancos para la tertulia, unas farolas que te alumbran con mogollón de modernidad... Oiga, ¿y Madrid ahora dónde queda? ¿Está muy lejos andando desde aquí?
Aunque dentro de mi tengo la semilla de la emigración, siempre está Madrid, mi ciudad adorada. Madrid, con tantas caras diferentes, con tanta gente distinta. Un lugar donde está mi gente (la que no está fuera), con mi familia, con mi trabajo, con mi futura maternidad. Unas calles por las que conduzco con el brazo sacado por la ventanilla. Madrid que te escupe y te acuna a la vez. Ese Madrid que te llena el alma con sus terrazas, con sus veranos repletos de calles, con las risas de una gente feliz ante una cerveza, con los turistas haciendo fotitos a la Puerta de Alcalá. Con sus metros abarrotados a hora punta, con sus largas colas en los cines, con sus centros comerciales hechos por encargo que sustituyen el espacio de paseo que nos han quitado. Con sus precios y sus mileuristas. Madrid con su luz, con sus Austrias y su Latina. Madrid con Malasaña y sin ella. Un sitio que reconozco como mío, que siempre tiene una palabra amable conmigo cuando estoy triste. Madrid,desde donde a veces es verdad que camino hasta el cielo.
¿A dónde se está yendo? ¿A dónde la están llevando? Un rato ha estado bien pero la broma empieza a parecerme cansina. Queremos que vuelva nuestra ciudad. Y una Plaza de Las Cortes con su arena y sus árboles. Y una Puerta del Sol con personalidad madrileña y no importada de Wisconsin (o como se escriba). ¿Por qué la calle Fuencarral es exactamente idéntica a la calle El Prado?
Madrid, mon amour, vuelve con nosotros...
miércoles, 16 de junio de 2010
Eco, ecooooo
Vivo sumida en el momento más inculto de mi historia. Incultura que me vienen del aburrimiento absoluto que me produce la información que me llega. Información repetida. Información manipulada. Información sensacionalista. Y mira que odio decir este tipo de cosas que parecen tan estereotipadas y demagógicas. Pero es que lo siento así.
Pongo el telediario intentando salir de este bucle en el que me he metido y me doy cuenta de que mientras veo las noticias, mi cabeza está pensando en otras cosas. Y que cuando atiendo, todo me produce apatía, pereza, ira, decepción... Miro El País online y tampoco me motiva. Lo noto porque aunque lo tengo de página de inicio, dejo la tarea pendiente de revisarlo para 'más tarde', ese momento que todos sabemos que nunca llega. Y no digamos ya de la radio, de la que era gran fan. Las tertulias no consiguen competir con los pájaros de mi cabeza que acaban siempre revoloteando por la habitación mientras respetables personalidades del momento discuten sobre cosas en las que debería irme la vida. O al menos antes lo hacía. Ya el esfuerzo de informarme no me merece la pena.
Así que estoy vacía de contenido actualizado. No estoy uploaded. No puedo participar en ninguna conversación con criterio. Me encuentro flotando en la superfialidad de mis opiniones. Que ni me reformo laboralmente ni me pongo ni me quito el burka. Que ya no sé si mis recetas las gestiona la administración o ahora lo lleva desde lo público una subcontrata privada. Ya no sé ná de ná. Y lo de achacar la causa al resto, me rechina un poco.
Y mientras tanto, lo único que veo en este desierto es un pequeño oasis de información que me pasa mi amiga Dora, a la que nunca podré pagar la deuda moral que ha supuesto poder ver el Hola! online y todas las revistas de decoración que nunca me atreví a imaginar con solo pinchar aquí. Que esto me emocione y me motive más que enterarme del mundo y de lo que pasa a mis compañeros de existencia, allá donde vivan o estén, me desconcierta mucho.
Pongo el telediario intentando salir de este bucle en el que me he metido y me doy cuenta de que mientras veo las noticias, mi cabeza está pensando en otras cosas. Y que cuando atiendo, todo me produce apatía, pereza, ira, decepción... Miro El País online y tampoco me motiva. Lo noto porque aunque lo tengo de página de inicio, dejo la tarea pendiente de revisarlo para 'más tarde', ese momento que todos sabemos que nunca llega. Y no digamos ya de la radio, de la que era gran fan. Las tertulias no consiguen competir con los pájaros de mi cabeza que acaban siempre revoloteando por la habitación mientras respetables personalidades del momento discuten sobre cosas en las que debería irme la vida. O al menos antes lo hacía. Ya el esfuerzo de informarme no me merece la pena.
Así que estoy vacía de contenido actualizado. No estoy uploaded. No puedo participar en ninguna conversación con criterio. Me encuentro flotando en la superfialidad de mis opiniones. Que ni me reformo laboralmente ni me pongo ni me quito el burka. Que ya no sé si mis recetas las gestiona la administración o ahora lo lleva desde lo público una subcontrata privada. Ya no sé ná de ná. Y lo de achacar la causa al resto, me rechina un poco.
Y mientras tanto, lo único que veo en este desierto es un pequeño oasis de información que me pasa mi amiga Dora, a la que nunca podré pagar la deuda moral que ha supuesto poder ver el Hola! online y todas las revistas de decoración que nunca me atreví a imaginar con solo pinchar aquí. Que esto me emocione y me motive más que enterarme del mundo y de lo que pasa a mis compañeros de existencia, allá donde vivan o estén, me desconcierta mucho.
martes, 15 de junio de 2010
Disimular
Este martes ha llegado solo a su mitad y me he dado cuenta de que he disimulado ya un montón de veces a lo largo del mismo.
Primero me he ido a hacer un análisis y he disimulado que las agujas me dan mucho miedo. Cuando he entrado en la salita del dolor, he hecho como si no pasara nada y como si esto lo tuviera yo superado de sobra, cuando en realidad, ver la aguja aunque sea en su funda verde me da un poco de escalofríos.
Luego he venido a trabajar y he disimulado que me cae mal un compañero. Y cuando se ha acercado a hablarme y a darme lecciones de cómo se resuelve el mundo (conocimiento que él domina a la perfección y que además, se presta a compartir conmigo en cualquier momento para aleccionarme como profesional freelance en compañerismo), he disimulado que no quería hablar con él y que me da la risa con lo que me cuenta. Por suerte, sus conocimientos me resbalan y no hacen mella en mi. Y por suerte hoy soy una experta en disimulo y no me he reído ni un microsegundo.
Y ahora, disimulo que tengo un sueño de muerte y que no valgo para estar en una oficina. Disimulo que tengo alma de autónoma y siempre la tendré, y que no entiendo porqué tengo que cobrar por horas trabajadas en vez de por objetivos cumplidos.
También disimulo que estoy escribendo este blog y los demás deben pensar que estoy haciendo algo sesudo y trascendental. O lo mismo ellos también disimulan y reconocen al compañero disimulador, porque ellos, en su propio sueño, sueñan que están en otra parte.
Primero me he ido a hacer un análisis y he disimulado que las agujas me dan mucho miedo. Cuando he entrado en la salita del dolor, he hecho como si no pasara nada y como si esto lo tuviera yo superado de sobra, cuando en realidad, ver la aguja aunque sea en su funda verde me da un poco de escalofríos.
Luego he venido a trabajar y he disimulado que me cae mal un compañero. Y cuando se ha acercado a hablarme y a darme lecciones de cómo se resuelve el mundo (conocimiento que él domina a la perfección y que además, se presta a compartir conmigo en cualquier momento para aleccionarme como profesional freelance en compañerismo), he disimulado que no quería hablar con él y que me da la risa con lo que me cuenta. Por suerte, sus conocimientos me resbalan y no hacen mella en mi. Y por suerte hoy soy una experta en disimulo y no me he reído ni un microsegundo.
Y ahora, disimulo que tengo un sueño de muerte y que no valgo para estar en una oficina. Disimulo que tengo alma de autónoma y siempre la tendré, y que no entiendo porqué tengo que cobrar por horas trabajadas en vez de por objetivos cumplidos.
También disimulo que estoy escribendo este blog y los demás deben pensar que estoy haciendo algo sesudo y trascendental. O lo mismo ellos también disimulan y reconocen al compañero disimulador, porque ellos, en su propio sueño, sueñan que están en otra parte.
Cajetín con agua
Nunca he entendido porqué el cajetín del suavizante de las lavadoras que tengo acaba por llenarse de agua. Es algo que es un misterio. Por mucho que lo saco y lo limpio y lo miro por arriba y por abajo, no hay forma de entender porqué se ha obstruido y dónde está el problema.
Sé que es una tontería pero es caso es que es la típica cosa chorra que me molesta. Porque cuando echo el suavizante, se desborda y lo oigo caer hacia algún sitio que no sé dónde es. No sé si se pierde o se acumula ese sobrante. ¡Y no está el medio ambiente para tonterías! Además, es que me gusta verlo limpio y perfecto.
Sé que es una tontería pero es caso es que es la típica cosa chorra que me molesta. Porque cuando echo el suavizante, se desborda y lo oigo caer hacia algún sitio que no sé dónde es. No sé si se pierde o se acumula ese sobrante. ¡Y no está el medio ambiente para tonterías! Además, es que me gusta verlo limpio y perfecto.
martes, 1 de junio de 2010
Pájaros en la cabeza
Inspirada en el nuevo poste de mi amiga Dori, os diré que he decidido que tener la cabeza en otra parte no es difícil. En una cabeza caben mogollón de pájaros. Lo difícil es tener el culo en otro asiento. Moraleja: ¡¡¡me quiero ir!!! No sé ni a dónde ni de dónde, pero el caso es irse, que ya lo decía la Lola de España.
Con estos pies con elefantiosis no sé si llegaría muy lejos, pero puedo intentarlo o coger el transporte público. Agosto me llama a gritos y me espera con los brazos abiertos pero, ¿qué demonios hacen junio y julio ahí en medio? Vale, quiero mucho a estos meses pero ¿no podrian agostizarse y volverse vacacionales con sueldo y pagas extras incorporadas? Creo que la vida sería maravillosa.
¿A dónde nos vamos? Por favor, elige una de la siguiente gama de opciones:
a) Isla Griega, a casa con puertas azules y terrazas sobre el mar.
b) Estocolmo y su ruta de tiendas de muebles (VISA con fondos cortesía de la casa)
c) Playas desconocidas de Croacia y sus cristalinas aguas.
d) Canadá y su ruta de espacios protegidos.
La suerte está echada.
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