jueves, 12 de enero de 2006

Pija


Me he puesto a dieta. Lo que pasa es que la vida no lo sabe aún y me colma de productos alimenticios que no me harán perder ni un gramo de sebo. Y claro, con mi voluntad más pobre que un pimiento (¡ay, qué rico al horno relleno de carne y bechamel!), esto promete ser duro. A no ser que quiebre la casa Panrico (Dios no lo quiera) o que se acaben las plantaciones de cacao o que pierda de súbito mis papilas gustativas (todos ellos, sucesos altamente lamentables y patéticos y por ende, no deseados). A día de hoy peso algunos gramos, que comparados con los 72 kg que los acompañan, se convierten en matemática y estadísticamente despreciables.

Pero menos duro va a ser convertirme en una pija. Me apetece un montón. El otro día fui a Llongueras (sufragada por mi madre) y, haciendo gala del principio básico de cualquier peluquería, salí de ahí con un peinado ahuecado espantoso que en cuanto me duché se convirtió en uno espectacularmente similar al que tenía otrora, momentos antes de entrar en la peluquería y desembolsar la enorme cuantía de euros que me costó el simulacro de mejora capilar.

Pero lo que sí hice con mayor éxito y mejores resultados, fue la manicura. ¡Qué estupendo! Unas manos sin pellejos y con superficies de uña brillantes y lisas, básicamente es lo que me ha despertado estas ganas tremendas de ser pija. Chicos, he descubierto lo que ellos sabían: que preocupándose de vanalidades y dejándote hacer las uñas, se vive mucho mejor que luchando en el extrarradio de la sociedad por causas justas.

Lo malo es que luego fui a fregar y se me ha desconchado un contrachapado uñil. Lo malo es que vi el telediario y me di cuenta de que hay mucha injusticia todavía. Voy a tener que desarrollar una nueva forma de pijoaparte se explaya que combine los bolsos de marca con la revolución de las almas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te perguntaste en una ocasión, cómo hacían las pijas (las de verdad, no las un día, nena) para ir siempre impecables, con su pelo perfectamente ahuecado y su fresca manicura hasta en la consulta del ginecólogo... Yo también he intentado convertirme en una de ellas y tras observar mi cuenta bancaria y la rebeldía de mis padrastros, he decidido subirme al tacón de aguja y engañar al mundo. Pero sólo un día a la semana, a elegir. El resto de los días puedo seguir siendo felizmente feliz.
J.Ro.

El guisante pensante dijo...

pero cuales son las ventajas del pelo ahuecado y las unhas largas???? no no no NO, rebelión! la mujer muy mujer también viene del mono, también se guarda chocolatinas en el bolsillo que se derriten a traición, también se pasa media fiesta con el rimel corrido sólo de un ojo, también pide spaguettis en una primera cita!!! desastres al poder! no os rindais!

La Niña Graphics dijo...

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Pues a mi me encantaria ser pija, y tener siempre ese aspecto de recien duchada, el pelo limpio y ahuecado, liso, por supuesto, y caminar sobre tacones noche y dia.
Pero me corto las uñas al ras, padrastros no me quedan, porque se me hacen heridas, solo me subo a los tacones en fin de año, y hasta las 12, que me convierto en calabaza, el pelo en moño y el resto mejor no hablar.
Creo que me apuntaré al plan de mi J.ro. y engañar al mundo y a mi misma una dia a la semana! el resto a ser feliz y disfrutar de los padrastros (y unas buenas deportivas!)
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Anónimo dijo...

¿desarrollar una nueva forma de pijoaparte se explaya que combine los bolsos de marca con la revolución de las almas?