martes, 31 de enero de 2006

La yo líquida

Si yo pusiese en un frasco todos los sentimientos que hay en mí ahora y los mirase desde fuera, vería un líquido color mar lleno de remolinos.

Un líquido compuesto de incertidumbres, dudas, esperanzas, ilusiones, tristezas y un poco de exaltación.

Ese líquido se mueve por mí a velocidad vertiginosa.

Lo oigo fluir, hacer gorgoritos en algunos sitios, pasar derrapando por ciertas curvas o pasar despacito por otras, casi como una caricia.

Y es ese líquido el que me hace sentirme viva.

Espero que no se me coagule nunca.

lunes, 30 de enero de 2006

Mi encontronazo con la realeza


El otro día estaba esperando en mi portal a que bajara el ascensor y cuando llegó ¡¡salió de él la mismísima Leticia Ortiz!! Joooo, definitivamente, no soy nada monárquica. Me molestó mucho más el empujón que me dio el segurata para empotrarme contra la pared (no fuera a ser una psicópata oculta detrás de este físico lamentable y tuviera motivos más que suficientes de acabar con la madre del Leonor) que la ilusión que me hizo ver a la futura reina.

También, la vez que vi al Rey, estaba más preocupada por lo mucho que me apretaban los tacones y lo mal que me olía el sobaco en ese disfraz de azafata que por cruzarme con la mirada del jefe de Estado.

Bueno, por lo menos, soy consecuente.

viernes, 27 de enero de 2006

Música contagiosa

Na na na na, yo tengo una música en la cabeza que tarareo todo el rato casi sin darme cuenta (soy una persona muy cantarina).
Ayer canturreé durante toda la clase de cerámica dos canciones de Georges Brassens: "J'ai rendez-vous avec vous” y “il n’y a pas d’amour heureux”.
Al final de la clase, dos compañeras y la profe se preguntaban cómo habían llegado esas canciones a sus cabezas, y sin querer canturreábamos todas a coro.
La música se contagia, se pega.
Echo de menos esos tiempos primitivos que ni siquiera he vivido, en los que la música estaba mucho más presente en la vida colectiva de la gente. Quiero dormirme alrededor de un fuego con mi tribu tras haber cantado y bailado todo y más.

lunes, 23 de enero de 2006

Ñaña


Si os apetece, podéis pinchar aquí: http://www.biosfera4.com/nha2/ y entonces accederéis a Ñaña. A partir de ese momento, lo que ocurra es cosa vuestra.

Memorias de una Geisha


Básicamente, como que no.

La historia me ha parecido un poco rollete y la verdad, es que a mitad de la película me di cuenta de que el argumento era lo de menos. Si tapizas una historia medio normalita con un montón de telas aluncinantes que quitan el hipo, paisajes al más puro estilo japonés que transmiten una tranquilidad sin igual, mucha tradición (a saber lo que queda de la verdadera detrás del filtro americano, pero bueno), un sinfín de cajas de madera que todos querríamos para guardar nuestros secretos y pelos muy negros y muy lacios, tienes Memorias de una Geisha.

A gusto del consumidor. Si buscas algo de profundidad, vete a bañarte a la piscina municipal. Si buscas maravillarte con los paisajes y pensar qué tal estarías tú vestida con esas telas de seda con bordados indescriptibles, vete un domingo a verla.

El IVA y otros animales


Tal y como está organizado el sistema, existe una fuerza imaginaria pero a la vez altamente material, que te impulsa al fraude económico. Y para escribir de forma tan contundente esta afirmación, de la que no me apeo, me baso en experiencias empíricas del tipo:

Operaciones realizadas en régimen general: este aparatado está dedicado a efectuar la liquidación del Impuesto correspondiente a aquellas operaciones que no estén incluidas en el régimen simplificado y por las que el sujeto pasivo deba realizar declaración-liquidación del impuesto. La estructura de la liquidación del I.V.A. devengado se efectúa siguiendo los distintos regímenes en que puede tributar el sujeto pasivo: ordinario; bienes usados, objetos de arte, antigüedades y objetos de colección y agencias de viajes, indicando separadamente las bases imponibles gravadas a cada uno de los tipos impositivos vigentes y las cuotas devengadas”.

O:

“(…) se indicará el epígrafe de cada una de las actividades desarrolladas por el sujeto pasivo en este régimen como cabecera de la columna correspondiente a la actividad que se pretende liquidar, seguidamente las unidades de cada módulo empleadas, en el mismo orden que aparecen en la Orden Ministerial que los aprueba, de tal forma que si el módulo que aparece en tercer lugar no se emplea, se pondrá cero y la cuota devengada por operaciones corrientes que resulte. A continuación, se indicará el importe de las cuotas soportadas o satisfechas en el ejercicio por operaciones corrientes; los índices correctores, el porcentaje de la cuota mínima correspondiente a la actividad; el importe de la devolución de las cuotas del I.V.A. soportadas en otros países, en su caso y la cuota mínima. Finalmente, se indicará la cuota derivada del régimen simplificado de la actividad”.

Todo ello copiado al azar del manual de ayuda para rellenar el modelo 390 de la declaración anual del I.V.A. para autónomos.

Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

sábado, 21 de enero de 2006

Brokeback Mountain


Ayer fui al cine a ver la peli de moda en España al menos: Brokeback Mountain. Pese a que me apetecía verla, era más esa sensación de que tienes ganas de pasar por algo semi obligatorio para poder quitártelo de encima. No tenía ninguna esperanza de que me gustara y la idea de una historia de vaqueros homosexuales que además había levantado tanta polémica en la puritana EEUU, ya me hacía dirigirme a la sala con cierto recelo.

Pero la vida te sorprende muy de vez en cuando. En cualquier esquina está el chasquido de dedos que te empuja desde el hombro. Agachada en una esquina, espera esa historia que se funde con tus células, se apodera de todos tus sentidos, te desconecta del mundo, hace que tu cuerpo de repente, pese mucho en la silla y tú vueles libre por los paisajes y los ríos.

No sé si recomendros que vayáis a verla asegurando que os va a encantar. ¿Hasta qué punto cada uno se ve tocado por cuestiones ínfimas, irreconocibles, a los que otros son totalmente impermeables? Lo único que os digo es que todavía hoy, después de haber pasado tanto tiempo desde que la he visto, después de haber salido con mis amigas de copichuelas, haberme levantado en una casa de Madrid, haber hecho tareas que tenía pendientes que nada tienen que ver con las praderas de Wyoming... todavía mi cuerpo se niega a volver a la rutina. Sigo allí, enganchada a esa historia tan bien contada, en la que se utiliza un lenguaje y una forma de narrar que se me hace tan cercana, tan familiar y que por eso, ha hecho que la disfrute toda entera. Con sus lágrimas, sus rabias y todo, todo, lo bonito que encierra. ¡Qué de matices tiene la vida! ¡Qué ganas de vivirla!

Quizás os apetezca ver el trailer en http://www.brokebackmountainmovie.com/splash.html, aunque no os lo recomiendo.

viernes, 20 de enero de 2006

La perdición calórica

Mi compi de despacho acaba de marcarse una escapada al super totalmente terrible.
Ha vuelto con una bolsa llena de: galletas, bollitos, pan, patatas fritas, chocolatinas, mazapán y gominolas.
Sólo hemos necesitado media hora para acabar con dolor de tripa...

Brain, Heart and Odds in concert

Ayer estuve en un concierto. El batería era psiquiatra, el bajo cirujano, el teclista cardiólogo y el guitarra epidemiólogo, todos de unos 50 años. Tocaron desde Santana hasta Jimmy Hendrix y muy bien, por cierto. Yo de mayor quiero ser así.

miércoles, 18 de enero de 2006

Salchichas budhistas

Ayer, volviendo a casa, este Guisante se encontró sorpresivamente durmiendo en Francfort. Sorpresivamente porque su vuelo no pasaba inicialmente por ahí, pero dos conexiones perdidas y una noche de perros en Alemania hicieron posible que la duración del viaje se multiplicase por 3.
En fin, el caso es que lo que yo quería contar es que abrí los cajones de la mesilla, en busca de una biblia (cosa que hago desde que vi una peli, para ver si es verdad que hay biblias en los hoteles) y encontré un tomo del Nuevo Testamento y un libro de las enseñanzas de Budha... me quedé flipada. Pero claro, como ese es el hotel en el que meten a todas las personas que pierden conexiones, la intención oculta seguro que es que aprendamos a tomarnos la vida con calma. Yo me porté bien y no me llevé el libro.

jueves, 12 de enero de 2006

...pero la fama cuesta... (cuesta arriba)

Ha venido un fotógrafo a hacerme fotos para un artículo que hablará de mi tesis en el periódico mañana. Estos finlandeses están locos, al parecer hacen eso con la mayor parte de las tesis. Es lo que tiene trabajar en un país pequeño en el que la política es tranquila, no hay muchos sucesos y en donde que los rebaños de renos se crucen en la vía del tren y lo retrasen es noticia.
En fin, el caso es que él, el fotógrafo, ha considerado el hecho de que trabajase con bases de datos "fotográficamente aburrido" y ha insistido en retratarme acariciando el cuello del esqueleto de un reno, por razones que se me escapan, quizá relacionadas siempre con los retrasos en los trenes, pero sin ningún nexo con mi investigación.
También he posado con vitrinas de insectos, con pájaros disecados y con la bola de piedra símbolo de la universidad. Yo he intentado mantener la calma, no mandarlo a freír puñetas cuando me decía que sonriera con dientes e intentase mantener los ojos abiertos a la vez, mientras tenía que fingir estudiar un esqueleto mirando a la cámara al mismo tiempo.
Una intenta forjarse una respetabilidad en esto de la ciencia y luego sale en el periódico con el dedo en la cuenca ocular de un cráneo de reno...

Pija


Me he puesto a dieta. Lo que pasa es que la vida no lo sabe aún y me colma de productos alimenticios que no me harán perder ni un gramo de sebo. Y claro, con mi voluntad más pobre que un pimiento (¡ay, qué rico al horno relleno de carne y bechamel!), esto promete ser duro. A no ser que quiebre la casa Panrico (Dios no lo quiera) o que se acaben las plantaciones de cacao o que pierda de súbito mis papilas gustativas (todos ellos, sucesos altamente lamentables y patéticos y por ende, no deseados). A día de hoy peso algunos gramos, que comparados con los 72 kg que los acompañan, se convierten en matemática y estadísticamente despreciables.

Pero menos duro va a ser convertirme en una pija. Me apetece un montón. El otro día fui a Llongueras (sufragada por mi madre) y, haciendo gala del principio básico de cualquier peluquería, salí de ahí con un peinado ahuecado espantoso que en cuanto me duché se convirtió en uno espectacularmente similar al que tenía otrora, momentos antes de entrar en la peluquería y desembolsar la enorme cuantía de euros que me costó el simulacro de mejora capilar.

Pero lo que sí hice con mayor éxito y mejores resultados, fue la manicura. ¡Qué estupendo! Unas manos sin pellejos y con superficies de uña brillantes y lisas, básicamente es lo que me ha despertado estas ganas tremendas de ser pija. Chicos, he descubierto lo que ellos sabían: que preocupándose de vanalidades y dejándote hacer las uñas, se vive mucho mejor que luchando en el extrarradio de la sociedad por causas justas.

Lo malo es que luego fui a fregar y se me ha desconchado un contrachapado uñil. Lo malo es que vi el telediario y me di cuenta de que hay mucha injusticia todavía. Voy a tener que desarrollar una nueva forma de pijoaparte se explaya que combine los bolsos de marca con la revolución de las almas.

miércoles, 11 de enero de 2006

Cosas que casi sólo pasan...

...aquí...
Ir caminando por la universidad y que de pronto, sugido de la nada, se haya organizado un campeonato de futbolín de hockey sobre hielo (hockeylín???) en un pasillo que horas antes era completamente normal.
Que alguien que te invite a comer a su casa te pregunte por tus posibles alergias alimentarias.
Que se considere un caramelo a algo salado y picante.
Que trocitos de salchichas guisadas con patatas sea un plato del día en un restaurante normal.
Que el conserje que se ocupa del correo interno de la universidad viaje en patinete por el campus.
Que yo me vaya a pegar otra saunaza hoy :-D

La mejor defensa es un buen ataque (de nervios)

En unos días defenderé mi tesis y todo el mundo me pregunta si estoy muy nerviosa.
Yo la verdad es que no lo estoy, y es raro, pero ante tanta pregunta comienzo a inquietarme y a pensar si es que hay algo que se me está olvidando hacer, que me haría estar nerviosa, y yo aquí tan tranquila... hmmmm. Me pregunto cuánto me durará esta calma chicha. Por ahora sólo veo la defensa como lo que se interpone entre mi y una noche de celebración que va a hacer historia.

martes, 10 de enero de 2006

Ska desde Oulu

Hace algo más de un año viví uno de los momentos más plenos de mi vida en un concierto de estos muchachos y de estos otros, en este sitio. En sus páginas podéis escuchar algunos trocitos de canciones y llenaros de go go go! por un momento.

lunes, 9 de enero de 2006

El Roto...

... siempre tan amargamente certero, el tío...

Mi lugar en el mundo

Ayer, tras desastres y pérdidas de conexión etc, aterricé en Oulu, Finlandia, 7 horas después de lo previsto, y no me importó, por que por fin estaba en casa.
En el aeropuerto me esperaban dos de los mejores pares de brazos del mundo, nos dimos besos a pesar del cristal de la aduana que nos separaba y nos gritamos cosas bonitas a pesar de que el dichoso cristal no deja pasar ni un ruido. Luego me di la vuelta y vi cómo los finlandeses que esperaban sus maletas me miraban como si estuviese loca. Poco importa, es todo parte del ritual del reencuentro, y por tanto tiene toda la hermosura de lo inútil y lo intenso.
Hace cinco años que vine aquí por primera vez y me di cuenta de que aquí me gustaba vivir. La vida es tranquila, el cielo está blanco, hay nieve por todas partes y las ramas de los árboles parecen hechas de cristal. Cuando hace mucho frío se dibujan flores de hielo en las ventanas y los niños juegan en los patios de las guarderías disfrazados de bolas de ropa. Hay saunas, hay regaliz negro, hay chocolate. Todo me gusta. Esta noche, cuando entre periodos de sauna salga al balcón a beberme una cerveza y a mirar el cielo, pienso suspirar de dicha miles de veces.

domingo, 8 de enero de 2006

Límites invisibles


Me he fijado lo difícil que es poner ciertos límites en algunos casos. Por ejemplo, ¿cuándo hay que dejar de decir “buenos días” para cambiar a “buenas tardes”? Tampoco sé exactamente si el chino de La Gran Muralla está en Las Rozas o esa urbanización está ya incluida en el distrito de Majadahonda. Ni siquiera sé con exactitud cuándo se produce el paso de niña a mujer. Cuándo una cruza esa línea imaginaria y se deja de estar triste para estar contenta o viceversa. Cuándo deja de gustarte simplemente una persona para pasar a estar enamorada de ella. Cuándo hay que dejar de luchar contra el hambre por estar llena…

En el fondo, ¿qué más da?

martes, 3 de enero de 2006

Nueva York y ser turista


He vuelto de mis vacaciones y estoy derrotada. Me lo he pasado muy bien, pero esto de hacer de turista es de un cansado que estremece. Tengo los pies que ya ni andan y me duelen los riñones una barbaridad. Es la parte menos snob de haber ido a Nueva York con la familia a tomarme las uvas y celebrar la entrada del 2006.

Hay personas que cuando viajan, buscan su lado intrépido y escapan de los convencionalismos turísticos. Yo por mi parte, prefiero siempre asumir que cuando viajo, sobre todo a ciertos lugares, soy una turista de pe a pa y que por tanto, no hay nada malo en comportarse como tal. Me gusta hacerme la foto debajo del árbol del Rockefeller Center, me gusta emocionarme con la estatua de la libertad, hacer cola para hacerme una foto en lo alto del Empire State, sacarme una entrada para el Radio City Hall y quedarme más ancha que larga cuando me subo en un minibús para hacer un recorrido guiado por el Bronx. Soy así. Soy una turista empedernida. Sin un guión más o menos esbozado, me siento perdida y me da la sensación de que pierdo el tiempo.

Y ciertamente, en esto de ser turista hay ciertas cosas que no dejan de sorprenderme. Sobre todo, cuando vuelves a casa y te das cuenta de la paliza que te has pegado y de las veces que repetidamente, te fustigas a ti mismo durante el periodo vacacional. Yo, el castigo que peor llevo es esa constante vocecilla que todo turista lleva dentro de que hay que aprovechar el tiempo al máximo. Y aprovechar el tiempo es antónimo de descanso, sueño, vaguería y comodidad.

Cuando uno viaja, parece que es como de perdedores volver por ejemplo pronto al hotel después de un día duro. Y ya no digo levantarse tarde. Uno tiene que levantarse como un poseso ávido de lugares que fotografiar para enseñar a los parientes pese a que el despertador haya sonado justo cuando los pies empezaban a retomar su fisonomía habitual. Y nada de volver al hotel antes de que anochezca. Así que cuando por fin llega la hora esperada, tienes que arrastrarte a la habitación porque te falta hasta el aire y escalar por el borde de la cama hecho unos zorros.

Aún así, siempre hay tiempo para descansar luego. Viajar merece la pena. Yo me crezco cuando hago de turista. Soy feliz cuando voy andando por el mundo. Pienso que soy libre cuando cruzo fronteras. Me alucina lo grande que es este planeta. Me imagino todos los viajes que me quedan por hacer. Y la vida se me hace corta, corta, corta, para todo lo que me queda aún por explorar.

Rockefeller Center

Nueva York

lunes, 2 de enero de 2006

Viene el tornado...

...Y yo no se si dejar que me arrastre, me succione y luego me escupa en una isla desierta o si comenzar a llenarme ya los bolsillos de piedras.

domingo, 1 de enero de 2006

Cantares...

Un día, cuando yo era pequeña, con más o menos 9 años, llegó nuestra señorita a clase con un tocadiscos y un LP de Joan Manuel Serrat.
Nos hizo escuchar “Cantares”, la versión musicada del poema de Antonio Machado, y yo siempre recuerdo aquello como algo que me alucinó. Primero, me encantó la idea de salirse de lo habitual, de escuchar un disco en clase, algo que aparentemente no tiene que ver con el cole (pero es que mi seño era genial, aún recuerdo el día en que, por aquella época también, nos regaló una pelota de goma de esas que saltan mucho, a cada uno). Y segundo, me encantó la canción. Reconozco que cuando era pequeña me gustaba sobre todo la parte de los mundos sutiles, como pompas de jabón, y los imaginaba flotando, de colorines... también me gustaba mucho la imagen de las sendas en la mar; Claro, yo siempre he tenido un lado como muy mesiánico, y en vez de entender esa parte como la entiendo hoy, me imaginaba corriendo a saltitos por encima del agua. Pero no fue sólo eso lo que me gustó, también me marcó bastante la idea de que no hay caminos, que se hace camino al andar, lo que siempre me ha parecido aterrador y emocionante a la vez.

Esta noche vieja subí a una montaña para ver amanecer el nuevo año desde lo alto. Desde allí busqué los caminos, y no vi ninguno, así que va a haber que ponerse a andar.

En cualquier caso aquí quedan los cantares, buen viaje.

Cantares...

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;

yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.