Un día, cuando yo era pequeña, con más o menos 9 años, llegó nuestra señorita a clase con un tocadiscos y un LP de Joan Manuel Serrat.
Nos hizo escuchar “Cantares”, la versión musicada del poema de Antonio Machado, y yo siempre recuerdo aquello como algo que me alucinó. Primero, me encantó la idea de salirse de lo habitual, de escuchar un disco en clase, algo que aparentemente no tiene que ver con el cole (pero es que mi seño era genial, aún recuerdo el día en que, por aquella época también, nos regaló una pelota de goma de esas que saltan mucho, a cada uno). Y segundo, me encantó la canción. Reconozco que cuando era pequeña me gustaba sobre todo la parte de los mundos sutiles, como pompas de jabón, y los imaginaba flotando, de colorines... también me gustaba mucho la imagen de las sendas en la mar; Claro, yo siempre he tenido un lado como muy mesiánico, y en vez de entender esa parte como la entiendo hoy, me imaginaba corriendo a saltitos por encima del agua. Pero no fue sólo eso lo que me gustó, también me marcó bastante la idea de que no hay caminos, que se hace camino al andar, lo que siempre me ha parecido aterrador y emocionante a la vez.
Esta noche vieja subí a una montaña para ver amanecer el nuevo año desde lo alto. Desde allí busqué los caminos, y no vi ninguno, así que va a haber que ponerse a andar.
En cualquier caso aquí quedan los cantares, buen viaje.
Cantares...
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso.