viernes, 24 de junio de 2005

Viajar es un placer


Me gusta viajar. Pero viajar en todo su sentido amplio. Viajar y subirme por las montañas verticales de Vietnam o a correr por las laderas de Petra perseguida por miles de niños de ojos increíbles, pero también viajar por España. Y también, de vez en cuando, salir y viajar por Madrid. Es increíble lo que puede ofrecerte el mundo en cuanto sales por la puerta, sin necesidad de ir más lejos.

Ayer, por ejemplo, tuve que ir a recoger unos papeles a una gestoría y la chica que me atendió en la recepción llevaba el top más feo que he visto en mi vida. No sé si seré capaz de describir con tino esa joya de la moda de esta temporada de verano, pero voy a intentarlo porque quizás merezca la pena para fomentar la imaginación ente mis lectores.

Resulta que era un conjunto en dos partes yuxtapuestas, consistentes en una parte, digamos A, apretada y con funciones de fondo, y una parte llamémosla B, suelta y con un toque simpático-decorativo.

La parte A consistía en un mini trozo de tela rosa chicle pegada, de forma que dejaba la tripa y los hombros al aire. Además, llevaba un fruncido desde el canalillo hasta el ombligo, de modo que en la zona del escote, pues quedaba como en forma de corazón. El creador de semejante prenda parecía no haber reparado en tabúes y detalles de imaginación, y para amenizar el efecto reborde, le había puesto con ojo clínico, un encaje blanco de modo que añadiera belleza a la prenda como sólo él sabía dársela.

La parta B, era una tela suelta también rosa que se sujetaba al cuello y que caía en un escote amplio, en plan toga romana hasta el ombligo, dejando de este modo una parte de carne a la vista (podríamos llamarle una ventana para el michelín de la tripa) y luego corría a apretarse en la cintura. Bien ceñidito. Y no contento con eso, pues llevaba un broche de brillantes en el hombro derecho.

Hoy, he ido a hacerme el psicotécnico para renovar el carnet de conducir y cuando me han hecho pasar a la sala donde estaba el médico, he dudado de si el que me miraba con ojos penetrantes era una estatua de cera con fines desconocidos y formaba parte del mobiliario o una copia del cuerpo de Tutankamon post-embalsamado pre-vendaje. Pero cuando me ha hablado, he reconocido con asombro en él al erudito de la ciencia al mando del garirto y enseguida me he puesto a sus órdenes y he respondido a todas las preguntas de rigor sobre mi salud física, no sin miedo a que se me desarmara allí mismo en la consulta. ¿Esta gente no tiene jubilación?

En fin, que como decía antes, me encanta viajar. Quizás, llegados a este punto, una se pregunta si no tendrán razón los amigos de Kiko cuando afirman que no es necesario salir de España (dicho con orgullo patrio) para verlo todo. Aquí también hay montañas y mares y desiertos. Y una fauna autóctona que te ameniza los días que incluso piensas que serán los más aburridos de la semana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo me he solidarizado con el tema de las Obras con morena y he puesto mi baño a disposicion de mi comunidad de vecinos para que lo conviertan en una piscina comunitaria donde todos puedan pasar el verano de manera fresquita. A resultas de lo cual se me ha caido el techo y ahora tengo un agujero de 2,5 m por 2 m por donde ver a mi vecina hasta el tuétano de los huesos.

A cambio de esto he dejado a toda mi escalera sin agua hasta que me traigan a un chapuzas a reparar el daño causado.

Tu me jodes el baño y yo te secuestro el agua. Quid pro Quo, Clarise. Ahora aun gotea, no me puedo duchar ni cagar (sic) y tengo la casa hecha un cristo. Ahora que no mira nadie, voy a cagarme en los muertos de la vecina y del arquitecto cabrón que diseño tuberías de hierro por ahorrarse cuatro duros.

Ahora que no mira nadie, voy a dejar el baño gotear bien goteao y la pintura por el suelo tiñendolo todo.

Ahora que no mira nadie, voy a darme un paseo por oscuros andurriales mientras pienso por que decidimos vivir en comunidades de vecinos, en vez de en en cuevas individuales, donde seguramente pasaríamos más hambre, pero en las que seguramente, no tendrías percances inmobiliarios, ni lisergicas conversaciones con vecinos, porteros y presidentes de escalera indignados por que como les vas a dejar sin agua, hombre.

SI te parece te dejo el agua corriendo para que puedas tirar de la cadena y yo me jodo y convierto mi casa en un inmenso lago.

Ahora que nadie me ve, lloro, pero de risa, por pensar que mientras a mi se me inunda la casa, hay gente que al cagar se ha encontrado con que no tenía agua en la cisterna.

Espero que sean los invitados a la pedida de mano. Espero que sea el prestamista con diarrea.

Ahora que nadie me ve, nado en la piscina de mi cuarto de baño, envuelto en temple y escayola.

K