jueves, 27 de enero de 2005

La distancia


Dice Caetano Veloso que la distancia no es el olvido, que él no concibe esa razón porque él seguirá siendo el cautivo de los designios de su corazón (del de ella). Y yo también pienso que la distancia no es el olvido, pero es una porra.

Yo tengo un amigo allende los mares. Lejos, muy lejos. Tanto que cuando él se acuesta a dormir, pues yo casi casi estoy por levantarme. Así que ni siquiera coincidimos en el tiempo. Vivimos literalmente en mundos diferentes. Y eso nos tiene negros, sobre todo a él.

Y es verdad que pese a toda la distancia que hay entre nosotros, pues nuestra amistad sigue siendo sólida, a prueba de titanes. Pese a que hemos pasado el 99,9% del tiempo separados, dejando solamente el 0,1% restante para poder abrazarnos y mirarnos directamente a los ojos, nos seguimos queriendo en esa maldita distancia que nos separa.

La distancia. Enorme. Capaz de acortarse con palabras pero alargarse puesta en mapa. Capaz de hacerse pequeña con los correos pero gigante cuando le necesito a mi lado.


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