sábado, 15 de enero de 2005

Ganchillo


Es curioso lo limitada que se encuentra una a veces, lo mucho que me sorprende darme cuenta de que por más que me empeñe, el mundo no está ordenado y no responde a unas pautas que me explicaron hace tiempo.

Últimamente, me he aficionado al ganchillo. Esto no quiere decir que se me de bien o ni siquiera que haya cogido cierta soltura al hacerlo, sino que me interesa aprender y practicar el tema. Cosas de una. Y como el otro día fui a la Casa del Libro a comprarme una guía o algo para empezar a hacer mis pinitos en la materia y no había nada de nada que no fuera punto de cruz (y la humanidad debería odiar el punto de cruz) o bordados (libro que de paso me llevé para una posible futura edición de paranoias mías), pues me he puesto a mirar en Internet.

Y todos sabemos que Internet abre fronteras. Pues resulta que me he encontrado que en una página de lo que parece o dice ser un mexicano, hay un link llamado “El caos matemático del ganchillo” que resulta que por maravillas de la técnica te reconduce a una página de unos tipos ingleses con un solo clic. Y esos tipos ingleses, Dr Hinke Osinga y Professor Bernd Krauskopf, han desarrollado una especie de maqueta hecha con 25.511 puntos de ganchillo (85 horas de trabajo) para representar la ecuación de Lorenz (a saber) que describe sistemas naturales caóticos tales como puede ser el de un río turbulento.

Es que es fascinante. Es increíble como las personas viven las cosas y la cantidad de mundos que hay en este mundo. No me puedo creer que lo que es para mí una actividad relajante, predestinada a la creación de bufandas y tapetes de reposabrazos de sofá, para otra persona sea una cosa totalmente diferente, algo que en su mente se concibe totalmente distinto al concepto que para mí, inconscientemente, acompaña a la palabra “ganchillo” y que salta como un resorte cuando la pronuncio.

En fin, que esta es una reflexión que me asalta muchas veces y que me fascina. Me tiene totalmente maravillada. Es una reflexión que tiene infinitas facetas, que está por todas partes y que se aplica tanto a actividades como el ganchillo como a objetos cotidianos, a una botella de coca-cola, a las relaciones personales y en definitiva, a todo cuanto nos rodea. Tampoco la sé explicar muy bien, no sé poner en palabras lo que pienso o cómo daros un ejemplo de qué es exactamente lo que me pasa por la cabeza cuando esto me sucede. Es, no obstante, un tema pendiente para tratar en futuras ocasiones. Ya se me irán ocurriendo ejemplos.

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