Hace unos años estaba de moda lo “políticamente correcto”. Apareció por aquel entonces una versión de los cuentos infantiles, modificados para no dañar la sensibilidad de nadie, en los que se decía por ejemplo “personas bajitas” al hablar de los enanitos de Blanca Nieves, etc.
Yo creo que vamos necesitando una nueva versión de los cuentos, pero esta vez no correcta sólo para cubrir las apariencias, para evitar pleitos estilo americano, sino unas versiones humanitariamente correctas.
Propongo que el lobo de caperucita no sea ejecutado al final del cuento para regocijo de todos y escarmiento de algunos, sino que sea enviado a un correccional.
Que Hansel y Gretel aprendan, mediante un cursillo, que no está bien matar a alguien, por muy bruja que sea, para quedarse con su casa de caramelo.
Que los tres cerditos sepan que no debieron tomarse la justicia por su mano y escaldar al lobo en una olla de agua caliente, sino avisar a las autoridades pertinentes del peligro que les acechaba.
Y un largo etcétera.
Podríamos imaginar una institución en la que cumpliesen condena los malos de todas estas historias, con una opción para la reinserción social. Eso sería más correcto.
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