lunes, 31 de enero de 2005
A base de trampas
Yo vivo a base de trampas. Es decir, que organizo mi vida a base de parches, o de etapas a corto plazo, que me dan la energía para seguir adelante. O la ilusión para seguir adelante. Un poco extraño. Y lo hago yo creo desde que tengo uso de razón.
Es como si siempre tuviera que tener algo en la retaguardia, un as bajo la manga que me recordara por qué estaba yo ilusionada. Por ejemplo, si el sábado voy a una fiesta de un amigo con gente que me cae bien, pues esa es una etapa y entonces, de aquí al sábado, estoy ilusionada y contenta. Si me voy de viaje en unos días con unos amigos de la asociación, pues lo mismo. Si me van a venir a ver amigos de lo más lejano, pues igual. Y así, poco a poco, voy cubriendo mi tiempo vital con pequeñas etapas que me apetece vivir.
Y yo me pregunto por qué haré eso. Hay veces que me da la sensación de que debe ser que la vida no me parece suficiente para vivirla sin más y que necesito todo el tiempo estar ilusionada por algo. Como extra estímulo para todo. Hoy por ejemplo, me he dado cuenta de que no tengo nada pendiente de aquí en breve y estoy medio mustia, medio perdida en una vida plana, que no sé ni a donde lleva ni nada. Esto me ocurre muy pocas veces. Y ya me he descubierto más de una vez a lo largo de la mañana intentando buscar un evento al que engancharme, una motivación externa. Porque si no, estoy en una situación de peligro en la que puedo o bien empezar a imaginarme lo que me gustaría que me pasara (craso error, porque lo que me gustaría que me pasara no me pasa nunca) o bien ponerme de mal humor y dejarme vencer por la apatía.
Me parece que estoy como una chota.
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