viernes, 28 de julio de 2006

De como se multiplica la distancia que nos divide...

Ocho de la mañana, ya comenzaron las obras en la calle de en frente. Los obreros, en vez de volar el maldito edificio de una vez, lo hacen pedacitos con máquinas ruidosas empezando por arriba y lo tiran al suelo a través de un gigante tubo digestivo en plástico. Resultado: demasiado ruido demasiado temprano. Pero me basta estirar el brazo para hacerte cosquillas, y eso es muy bueno.

Medio día, caminando caminando te has alejado de aquí, pero aun puedo alcanzarte corriendo, así que la cosa no es para tanto.

Tarde, -Señoras y señores viajeros, abróchense los cinturones que vamos a aterrizar. Resultado: saudades.

Pero te lo advierto, este elástico que nos une ya esta estirado a más no poder, un sólo paso más en la dirección equivocada y los acontecimientos van a precipitarse y nos encontraremos los dos de golpe y sin saber cómo por ejemplo en Toulouse.

miércoles, 26 de julio de 2006

Vacaciones Santillana


Pronto me voy de vacaciones. Y punto. El que avisa no es traidor. Os lo advierto: voy a ser feliz. No quiero que luego me vengáis con que he conocido sitios estupendos y he tragado información de dónde he podido para adornarme por dentro. Ya os lo he dicho con antelación suficiente para que luego me lo echéis en cara. No quiero ni oíros rechistar. A lo sumo, que seáis tan felices o más que yo estos días.

Antes de irme quiero recomendaros algunos libros, lecturas de verano para llenar huecos con pie al esparcimiento. También pongo las personas a las que va recomendada especialmente la edición seleccionada, porque cuando leo, pues de repente me creo que a tal o tal persona el libro le encantaría y me pongo como nerviosa de pensar que podría perderse ese trocito de felicidad que la vida le tiene reservado. Si algunos ya los he recomendado, se siente verdaderamente y no lo tendré en mente:

Tokio Blues: este ejercicio, con redacción incluida y comentario de texto se lo pongo a Roberto, a la Niña Ventosa, a Pantalón de Pana y a Natalia. Es que Jimena ya se lo ha leído.
La historia del amor: al Guisante, a Roberto, a Kiko, a Jimena, a su madre, a Tony, a Maya y a Natalia (nótese que este me ha gustado bastante).
Mañana será otro día: al Guisante, a Kiko y a Jimena y su madre.

Bueno, que leáis cada uno los que queráis y que luego comentamos. Por favor, que alguien se los lea. Lo necesito. Necesito saber que esos libros llegan a buen puerto y no están por ahí a al deriva del desconocimiento.

Por cierto, que ni idea de de quién son (¡uy!, qué frase más rara, qué construcción más extraña).

martes, 18 de julio de 2006

Tele sin cable


Ayer, después de plancharme una pila de ropa hecha montaña arrugada, me senté a tomar el aire en mi terraza. Y sola, a oscuras en el silencio de la noche, me sentía como una transgresora de la rutina. Pues mirando a mi alrededor, en todas las casas se podía ver el destello intermitente de la pantalla del televisor. Flash, flash, fundido en negro, flash. Y si tenían la venta abierta y veían lo que veía Javi en el salón, entonces se oía además en diferido.

A la gente le gusta mucho ver la tele al final del día. Es el postre de toda la actividad acumulada. Se sientan, se relajan, se dejan llevar.

A mi la tele no me gusta. No es que esté en contra, ni que piense que es un engaña bobos, porque en realidad, me parece que ese tipo de apreciaciones son una tontería y la vida no puede reducirse en tal medida. A mi lo que me pasa es que no me da tiempo a verla, porque casi siempre tengo algo que hacer, para mi desgracia, o estoy demasiado cansada como para tumbarme en el sofá y no irme a la cama. Y cuando me siento, no consigo mantener la concentración fácilmente en lo que veo. Me disperso y estoy deseando que termine el programa o la película para irme.

También me pasa que me agobia pensar que estoy perdiendo el tiempo. Pienso que en el tiempo que estoy ahí sin hacer nada, podría haber planchado, haber recogido la casa, haber escrito el mail que debo a un amigo, haber acabado tal capítulo del Estudio de Impacto, haber cosido las cortinas, haberme lavado bien los pies, haber escogido la ropa para mañana, haber limpiado la nevera, haber leído, haber escrito dos recetas… Siempre me hago ese tipo de cálculos molestos.

Por eso no puedo estar en contra de la tele. El concepto de televisión y la apreciación que tenemos de ella, tiene que cambiar con los tiempos. La tele de hace años, lo mismo hacía a la gente más tonta o hacía que dejaran de hacer otras actividades más interesantes. Ahora pienso que es un buen bálsamo para el día a día. Un instrumento muy útil para desconectar, para relajarse, para dejarse llevar, para desentumecer las articulaciones agarrotadas por el estrés. Y me gustaría aprender a usarla.

viernes, 14 de julio de 2006

Dulce, de leche


Mi viaje a Argentina se está gestando y tengo ganas infinitas de volar ya para allá. Muchas, muchas ganas. Me apetece irme, desconectar, reírme mucho, pasar tiempo con Javi, ver lugares nuevos, respirar aire puro... no sé, es uno de los viajes en los que el país me llama. Porque hay veces que vas como escaparate, a ver qué se cuece y a empaparte de realidades nuevas (y lo flipas y te lo pasas en grande y no quieres ni parpadear para no perderte nada). Pero hay países que te llaman por tu nombre propio cuando duermes y Argentina es uno de ellos. Como si en su territorio fueras a encontrar una parte de ti que andabas buscando y donde vas a encontrar un banco en el que sentarte y sentirte relajada, como en el epicentro de una verdad. Un poco paranoico, pero mola. Puede que no quiera volverme y entonces de rienda suelta a todos los pájaros que tengo en la cabeza. Alpiste, alpiste, alpiste... O puede que me quede contenta con la tranquilidad que me da la certeza de que existe. Ya veremos.

lunes, 10 de julio de 2006

Maná maná!!!

Me encantaba esta canción cuando era pequeña, creo recordar que la cantaba a duo con mi padre, aunque era muy pequeña y no me acuerdo mucho. Maná maná...

miércoles, 5 de julio de 2006

Mozart y Mundial, más 2006 imposible

Yo recuerdo que, hace mucho tiempo, cuando vi la peli « Amadeus » sobre la vida de Mozart, me sorprendió mucho una parte en la que él, en plena composición del Requiem, relee la partitura que acababa de escribir y escucha la música en su cabeza. Pensé: -él lee música como yo leo historias, la lee de verdad...- y ahí comencé a darle vueltas a la idea de que uno puede leer diferentes cosas, no sólo palabras escritas, y tener una traducción directa en la mente de eso que para otros sólo son un montón de signos sin demasiado sentido... Pues bien, últimamente me he dado cuenta de que yo no se leer fútbol. Yo me siento delante de la tele cuando ponen un partido y no veo nada, veo gente que corre y una bola que va de un lado a otro, pero como cuando intentaba aprender solfeo, me canso de ir descifrando e hilando los signos poco a poco y me aburro, mi atención se dispersa y empiezo a mirar a mi alrededor, las caras de los que ven el partido conmigo, los coches que pasan, mis pies, etc. Y no quiero que esto se malinterprete como un ejercicio intelectualoide de crítica deportiva, no es que yo crea que no hay nada interesante o bello en el fútbol, es que yo no lo entiendo, no me dice nada. Por eso, esta noche veré el partido de Portugal y disfrutaré de la compañía y de las emociones de los demás, pero ya tengo algunas ganas de que termine el mundial...

martes, 4 de julio de 2006

El lado muy asustador de una cosa que empieza por Goo y acaba en gle

Esta mañana soñaba yo despierta con viajar por esos mundos, y me puse a ver precios de billetes de avión en una página que compara muchos.
Todo carísimo, claro, muy lejos de mis posibilidades, ir al otro lado del mundo pasando por Dubai está por las nubes.
Además no tengo ni tarjeta de crédito en la que caerme muerta, así que nada, suspiro de resignación, cierro mi página y vuelvo a lo mío... Pues acabo de recibir un email en mi cuenta de esa cosa que empieza por Goo... de parte de la página que compara billetes de avión (en la que no escribí mi dirección de correo por ningún sitio...) agradeciéndome haberles comprado algo (
¡¡!!) y no sólo eso, sino que en los anuncios que aparecen normalmente en esa cuenta de correo, me ofrecen hoteles en Dubai... chan chan... telita marinera...