miércoles, 28 de marzo de 2007
En italiano...
Echadle un ojo!¨
viernes, 23 de marzo de 2007
Bienvenidos a Manchester, tierra de polillas seleccionadas y de los Joy Division
Aquí huele en todas partes a comida rápida, concretamente a patatas fritas de burger y la gente tiene un aire muy mal alimentado en general. Yo no podría ser feliz aquí, ellos, aparentemente tampoco.
Lo se, jolin, un poco de respeto, esta es una de las cunas de la revolución industrial, parte de la historia de la humanidad y, lo se también, aquí es donde se hizo una de las comprobaciones famosas de la acción de la selección natural, con aquellas polillas que eran muchas blancas y pocas negras antes de que se ensuciara el aire y los arboles, pero que después pasaron a ser muchas negras y pocas blancas cuando los pájaros las veían mejor.
Pero son eventos que me recuerdan un poco la crueldad de la vida en general y de la humana en particular y que me deprimen un poco...
En un sitio asi yo creo que intentaría tocar en un grupo, intentando escapar un poco mas del mundo, lo que explica que esta sea una ciudad de mucha música, de la que han salido por ejemplo los Joy Division... y es que a veces, de las ganas de escapar, salen cosas muy chulas...
martes, 20 de marzo de 2007
Próxima estación: esperanza
Siempre que oigo eso con amigos en la canción de Manu Chao digo muy orgullosa: “eso es del metro de Madrid.” Y me quedo como muy ancha.
¿Cuál es mi próxima estación? La candidata más seria por ahora es Ljubljana, la capital de Eslovenia. Es una ciudad pequeñita pero muy chula, con un río que la cruza, unas montañas que la rodean, un castillo en lo alto de una colina y el mar a una hora de coche (claro, un mar muy estrechito de
Creo que voy allí en mi afán secreto por aprender idiomas cada vez más minoritarios, hasta que acabe yo inventándome uno propio, porque después de intentar aprender finés, que tiene unos cinco millones de hablantes creí que no iría más lejos, y heme aquí con un curso de “Colloquial Slovene” y un diccionario y todo, dispuesta a hincarle el diente a una lengua eslava con dos millones de hablantes y unos nueve dialectos.
Pero será un buen cambio, tengo mucha esperanza en ello. Al menos la gente parece tener más ganas de vivir que la de aquí y tienen curiosidad por ti y eso es agradable, para variar un poco de la actitud extremamente correcta ginebrina. Desde luego ya iré contando como va todo. Pero aún falta, aún la malvada agencia inmobiliaria tiene que liberarme de mis obligaciones para con ellos... ¿qué pasará?... chan chan...
lunes, 19 de marzo de 2007
Personajes de Ginebra
El primer personaje que se me ocurrió describir fue un gestor de fortunas. Y fue más o menos así: el otro día caminaba yo por el puente del mont-blanc y veo delante de mí, marchando con un aire de tiburón, un tipo al principio de la cuarentena (la de la edad, no la de la enfermedad, auque nunca se sabe) con un traje que, más que hecho a medida parecía haberle crecido del cuerpo, tanto era preciso. Zapatos lustrados. Andar seguro. Balanceo de cabeza al andar similar al de una estrella de cine. Móvil ultra moderno-fashion-caro-de-diseño en la mano y en la oreja: “Te aconsejo una inversión de tipo bla bla” decía, como quien sabe muy bien lo que dice o como quien sabe fingir muy bien que sabe lo que dice.
Bancos privados que parecen hoteles de lujo, gestores de fortunas sueltos por la calle, forman parte del ecosistema ginebrino. Personajes que son avistables sobre todo a la hora de comer cuando les abren las puertas de los bancos y superoficinas y pueden dispersarse por el centro para comer una ensalada de nouvelle cuisine. Algunos cambian el megatraje por ropa de deporte carísima y salen a correr aprovechando la pausa de la comida. Estos suelen ser los gestores de fortunas y empleados de banca que, bien entrada la treintena, optan por una vida más “sana”, en la que siguen trabajando demasiado y siempre a ritmo vertiginoso pero lo combinan con la sofrología y el zen, una alimentación equilibrada, una afición creativa y de moda pero no demasiado exigente, una pareja del banco de al lado y un poco de ejercicio físico...
viernes, 9 de marzo de 2007
Voy a ir a una boda suiza
Las bodas suizas son, por lo general, en dos tiempos. Y no porque duren tres días como una fiesta como dios manda, sino porque se dividen en dos fases:
- ceremonia y aperitivo
- cena
A la ceremonia y al aperitivo uno invita a “n’importe qui”, que en francés quiere decir “hasta-al-gato”: compañeros de trabajo, próximos pero no demasiado, etc. A la cena uno invita a la familia y a los amigos de toda la vida, esos con los que los suizos han compartido fondues, apasionantes tardes de curling y paseos por las montañas.
Como se trata de la boda de una compañera de trabajo yo formo parte de los gatos esta vez. Ella, en las pausas café habla y habla de como su boda tiene que ser perfecta. Todo está ya perfectamente planificado. Falta un mes y ya nos han mandado un plano de dónde aparcar los coches cerca del registro civil, nos han advertido que el camino que lleva al edificio desde el parking está empedrado y por tanto damas, abstenerse de los favorecedores-pero-propicios-a-los-accidentes zapatos de tacón, sabemos que no quieren bromas pesadas en ningún momento y nada de salvajismos hispanos en la despedida de soltera. Yo me estoy aburriendo ya de antemano un poco, aunque hay que mantener el espíritu neutral, que es una boda suiza, leñe.
jueves, 8 de marzo de 2007
Esto es mucho mas pequeño que en casa de mis padres...
Eso me dijo ayer una individua, que de aquí en adelante llamaremos “la entupida” para mantener su anonimato, al venir a ver mi apartamento.
“La estúpida” me llamó tres veces por teléfono antes de venir porque:
- no podía venir el martes (día que he fijado para las visitas para no tener siempre la casa llena de gente que camina y opina sobre cada detalle)
- no sabia dónde estaba la calle (ni aparentemente cómo mirar un mapa o qué era un mapa)
- había llegado demasiado pronto y en mi casa no había nadie
“La estúpida” no se disculpó por las numerosas molestias que me causó, quizá porque en casa de sus padres hay telefonista o algo...
Aparentemente la casa de los padres de “la estúpida” mide más de 28 metros cuadrados y a ella, su armario enorme y su cama con dosel no iban a caberle en mi cuarto. Y en fin, sí, mi casa es pequeña, incluso microminúscula lo admito, pero jolines, una tiene su orgullo, y ante el quinto “pero esto es pequeñíííísimo, es imposible vivir aquí” mi cerebro entendió: “la gente como tú conseguirá vivir aquí, pero la gente como yo, desde luego que nooo” y mis cotas de amabilidad cayeron en picado y prácticamente la puse de patitas en la calle con un: “en casa de los padres siempre se tiene más espacio, pero cuando uno tiene que pagarse el alquiler una misma la cosa cambia...” y casi en el acto me sentí terriblemente mayor y aleccionadora...
En fin, en el fondo es una pena que a “la estúpida” no le gustase el piso, creo que se llevaría estupendamente con mi vecina la-que-me-golpea-la-pared-cuando-me-cepillo-los-dientes.