lunes, 16 de octubre de 2006

Hogar dulce hogar


Últimamente, estoy de lo más hogareña. Me paso la semana intentando no llenar de eventos la agenda, con el fin de poder quedarme en casa entre semana y tener una vida tranquila. Me apetece tumbarme a leer, coser, hacer la cena, ver la tele… todo en pijama de franela, jersey de algodón y zapatillas blanditas con pelo por dentro. Es como si me apeteciera tener paz de postre y fuera la única forma que tengo de conseguirlo.

También me apetece mucho irme a una casa rural. Una en la que se esté muy calentito y en al que haga mucho frío fuera. Y salir a pasear por el bosque pelado por la mañana, en un día gris de esos que quedan genial con el marrón y el verde, y volver por la tarde a por un chocolate caliente delante de la chimenea, recién duchada y con mi pijama de nuevo.

Voy a intentar escaparme un fin de semana a una que tiene una amiga de mi madre muy bonita en Ávila. Me gustaría que se vinieran mis amigos, porque me río mucho cuando están y también es como absorber paz a raudales sin esfuerzo. Pero no muchos, que luego me entra la fobia social y no puedo salir de mi propio caparazón porque no encuentro la llave.

1 comentario:

El guisante pensante dijo...

Es que ha venido el frío (al menos a Suiza) y yo también sólo tengo ganas de sopa, libro, dormir, cariños, ropa de andar por casa y mucha pereza...