viernes, 30 de junio de 2006

Y... ¡paff!, se materializó dentro de un yogurt

-Hummm, qué frío.- pensó.

Metido en el yogurt hasta los hombros, el suero le llegaba hasta la barbilla, y la cabeza cabía a penas en el espacio entre el suero y la tapa, y abultaba graciosamente vista desde fuera. Menos mal que su yogurt era el que estaba más alto en la pila del supermercado, si no menuda tortícolis...

Sólo para matar una curiosidad se hundió un poquito y abrió la boca:
-Puajj!- exclamó. En efecto, tal y como recordaba el suero era asqueroso.

-Buff, ¿y ahora?- se preguntó masticando distraídamente un pedazo de fresa del yogur -esto seguro que es estupendo para el cutis, pero voy a pillar una pulmonía...- y deseó secretamente haber vuelto a materializarse dentro de una caja de pañuelos de papel, como la última vez, y poder dormir la siesta en su interior mullidito y oscuro...

jueves, 29 de junio de 2006

Algo debe de ir terriblemente mal...

Ayer vi el Último tango en Paris de Bertolucci y... ¡¡¡me aburrí un montón!!! Tenía muchas expectativas con la peli y me pareció que el director no consiguió muy bien contarme lo que quería.
No sentí ninguna química entre los protagonistas, y por eso no entendí casi nada... me pasó lo mismo cuando vi Closer, si no sientes la química no entiendes porqué los personajes actúan como lo hacen, y yo me quedé definitivamente fuera, allí, aburrida, esperando a que alguien me cogiese de la mano y me volviese a meter en el argumento...

Y las escenas más fuertes... jo, cómo han cambiado los tiempos, madremivida, pero quién se va a creer que alguien sodomiza a alguien si todo el mundo tiene los pantalones puestos... En fin...

miércoles, 28 de junio de 2006

Perder definitivamente la inocencia es... (para mi)

Entender que:

Aunque uno se explique lo mejor que pueda, siempre va a haber alguien que no te va a entender

Aunque uno se esfuerce al máximo en hacer algo lo mejor posible, siempre va a haber alguien a quien le va a parecer que no has hecho suficiente ni suficientemente bien

Aunque uno intente siempre ser amable y simpático con todo el mundo, siembre va a haber alguien a quien le vas a caer mal...

Pienso mucho en esas cosas últimamente, y en la diferencia entre pérdida de la inocencia y pesimismo. Antes relacionaba mucho ambos conceptos, pero ahora creo que la pérdida de la inocencia es el fin de una etapa, pero también un nuevo punto de partida, un comienzo limpio con mayor conciencia de como funcionan las cosas y por tanto no necesariamente una sentencia al pesimismo y a la inacción...

En fin, esto son banalidades probablemente, muy a menudo me doy cuenta de la cantidad de tiempo que paso pensando en banalidades y asombrándome con cosas simples como: la perfección de un gato que camina, el ejercicio de equilibrismo que supone caminar sobre dos pies, la belleza del agua en ciertos momentos, lo rápido que me crece el pelo y lo complicado de las relaciones humanas...

También creo que perdí un poco la inocencia cuando definitivamente comprendí que por mucho tiempo que uno pase al sol, las mechas del pelo no salen solas, hay que hacérselas en la peluquería...

Más que saber con exactitud dónde anda ...

Me gusta saber que anda por ahí, en algún sitio, caminando en la ciudad...

Y comprendo muy bien a Saint-Exupéry cuando escribe en El Principito que el cielo estrellado es más bello por que sabe que en algún asteroide allá arriba está su amigo.
Para mi la ciudad también tiene una belleza especial cuando se que él anda por ahí, caminando caminando, o en un café leyendo, o en un parque... me gusta pensar que al doblar una esquina me lo puedo encontrar sonriente y explorador, o que puedo verlo a lo lejos sin que él me vea y alegrarme mucho de que sea tan libre.

viernes, 23 de junio de 2006

Parquing!

¡Viva! Comenzó el verano, el oficial, el de las camisetas de tirantes, el de las sandalias, el de las sandias, pero sobre todo el de los conciertos en los parques, el de las cenas improvisadas en los parques, el de los malabarismos en los parques, el de las lecturas de comics en los parques, el de jugar al balón en los parques, el de meter los pies en las fuentes de los parques, el de darse achuchones en los parques!!!!

Si algo hay en Ginebra eso son parques

No hay mar, pero hay parques

No hay mucha marcha nocturna, pero hay parques

Parques grandes y pequeños, verdes, cuidados, con árboles que dan mucha sombra, con grandes espacios al sol, a la orilla del lago o dentro de la ciudad.

Parques en los que la gente toma el sol en bikini, en los que desembarcan familias enormes de árabes adinerados con alfombra y pipa de agua, y todo se vuelven velos negros enormes que cubren señoras dejando ver solo sus gafas, zapatos y bolsos de lujo. Parques fresquitos con piscinas abiertas para los pequeñajos, parques en los que grupos de gente hacen capoeira o tocan la guitarra, o tienen manadas de perros punkies y beben cerveza.

Este fin de semana hay un festival de jazz gratuito en un parque muy cerquita de casa, yo ya tengo los tupperwares listos y las cervezas en el frigo, esta noche misma me mudo al parque.

jueves, 15 de junio de 2006

Inexorable y cíclicamente...

Las uñas de los pies y de las manos crecen y hay que cortarlas

Las plantas se van secando y hay que regarlas

La ropa, sucia, semi-limpia y limpia, en alegre confusión orgiástica, se amontona en una esquina de mi cuarto y hay que lavarla

La comida del frigo se acaba y hay que comprar más

Los platos se acumulan en el fregadero y hay que partirlos con un martillo y tirarlos a la basura...

Ay! Qué pereza...

Voy a dejarme crecer las garras, a cambiar mis plantas por cactus y a usar vestidos de pasta de hojaldre, por ejemplo, lo que resolvería los problemas de la comida que se acaba y de los platos por lavar (ya que estos pasarían a carecer de utilidad), aunque debería ir a comprar ropa comestible periódicamente...

miércoles, 14 de junio de 2006

¡Quieto todo el mundo, tengo un defibrilador y sé como usarlo!

Una noticia un poco vieja ya, que he leído hoy y que me sorprende... no se muy bien porqué, pero me sorprende:

“The chances of surviving a cardiac arrest in the casinos of Nevada and Mississippi have improved substantially now that security guards in many casinos have automatic defibrillators and know how to use them (New England Journal of Medicine 2000;343;1206-9).”

Imagino guardias de seguridad “defibrilando” a diestro y siniestro, en los corazones a punto de pararse, en las nalgas de las señoras, en las orejas de niños molestos... Y además es una buena táctica eso de intentar impedir la muerte de aquellos que lo pierden todo en tu casino. Quizá, si siguen con vida, ganen más y vuelvan para perderlo otro día. Seguro que compensa el gasto en defibriladores.

lunes, 12 de junio de 2006

¿Qué hago yo aquí?


“¿Qué hago yo aquí?”

Esta ridícula pregunta me asalta un montón de veces. De repente, sin venir a cuento, como que todo se para a mi alrededor y me quedo metida en un mundo particular, yo sola. Todos los sonidos se apagan y yo miro alrededor, como impermeable a todo. Lo miro con los ojos abiertos, porque todo lo veo extraño y si los cierro, claro, no puedo estudiar el mundo tan curioso. Tic, tac, tic, tac, ¿qué hago yo aquí?

En realidad, el otro día llegué a la conclusión que en esos momentos, pues me voy a contestar “pues hago lo que hago”. Lo que puede parecer de Perogrullo, pero no lo es. Lo que quiero decir con eso es que hago lo me ha tocado hacer y que eso no tiene porqué ser extraño en sí mismo, sino que se vuelve extraño cuando lo comparo con un plan original. O sea, que no es más extraño que esté en ese sitio que no estarlo, puesto que a priori, nadie me ha dicho dónde debería estar.

Me he dado cuenta, de repente, de que la vida no tiene guión. Y no es que lo haya pensado sólo, porque eso lo he hecho muchas veces, sino que de repente me lo he creído. Me ha sacudido esa revelación. ¡Claro, Laura, la vida no tiene guión! ¡Métetelo en esa cabeza dura que tienes! Y ha sido muy fuerte.

Todos me dicen que desde siempre, he mirado mucho al futuro, trabajando hoy para lo bueno del mañana. Pero por mucho que me planifique, eso no significa nada. No significa que lo que se salga de ahí esté mal. Pero no sólo eso, sino que no significa, ni lo más mínimo, que sea diferente a lo que tenía que ser. ¡Qué fuerte! Que yo me imagine mi futuro de tal forma, no tiene ninguna importancia. No es vinculante con el futuro. No marca lo que vendrá y lo que no vendrá. No hace conjuntos de sucesos… Son sólo planes en mi mente. ¿Lo sabíais?

Y por eso, cuando estoy en un sitio extraño y la pregunta recurrente vuelve a mí, tengo que decirme, “pues hago lo que hago”. Y sentir, en cada momento, que mi vida es esa y que no tiene que parecerme extraña. No estoy puesta en ella por el Ayuntamiento, sino que voy andando por lo que es un vacío inalterable, que se va tejiendo con cada paso.

Fuerte, fuerte la cosa.

viernes, 9 de junio de 2006

Pesadilla en Rue de Zurich...

Mi vecina me golpea en la pared con violencia cuando me lavo los dientes después de las 10 de la noche. Ella dice que hago mucho ruido, que uso demasiada agua, que subo las escaleras del edificio como una loca y que soy una maleducada... vino a chillármelo el otro día a la puerta de casa. Amenaza con llamar a la policía, y yo imagino a los cuerpos de intervención especial derribando de una patada la puerta de mi casa y confiscándome el cepillo de dientes, cerrando el grifo, y saltando por la ventana donde les espera un helicóptero. Ruido de aspas y el helicóptero desaparece en la noche: misión cumplida, el vecindario puede descansar tranquilo...

A mí siempre me asombra, para mal, claro, la capacidad que tiene la gente de auto-amargarse la vida (y de paso de amargármela a mi). Yo le deseo a esta vecina futuros vecinos que hagan ruido del bueno, como una madre con dos bebes que lloren toda la noche a pleno pulmón, alguien sonámbulo con pesadillas horribles de las que se despierte chillando y aullando o simplemente alguien que esté tan loco y aburrido como ella... qué pena...

jueves, 8 de junio de 2006

Días de sol y playa


Ahora mismo, cogería un coche y me iría a la playa. Apagaría le móvil y no respondería a nada. Dejaría la mente en blanco. No me llevaría papeles. Miraría el paisaje y pondría música en el CD para ir cantando mientras conduzco o hago de copiloto. Sonreiría. Me quedaría un rato en silencio. Miraría cómo el sol me da en la pierna y los pelillos se ponen rubios de mentira. Sentiría como por cada poro de mi cuerpo, respiro felicidad y cruzo los dedos para que esto dure mucho, mucho, mucho.

Es imposible huir de las responsabilidades cuando estoy en Madrid y no puedo desengancharme de todo. Las responsabilidades son pegajosas y saltan de un sitio a otro como si tal cosa. El lunes de la próxima semana ya está lleno desde hace días. Mi fin de semana ya casi no tiene huecos. Quiero terminar un día de trabajar y no tener nada más que hacer que irme a casa a descansar con mi pareja. O levantarme y sentir el vacío de la nada. Pero ese día nunca llega. ¿Qué tren ha cogido que tarda tanto?

Tumbarme en la playa, abrir un libro, ponerte muy juntito, hacer un Sudoku y otro, hablar, mirar a la gente sin pensar en nada, bañarte en agua helada, dar un par de gritos y mover los brazos, comida de chiringuito, la arena caliente y la toalla, luego una ducha de agua dulce, aftersun, ropa limpia, cena, tele o lo que se tercie…

Yo desconecto muy bien, pero para eso tengo que irme. Irme con Javi, cogida de la mano, porque a él nunca se le olvida meter la paz en la mochila.

miércoles, 7 de junio de 2006

Pis


Tengo una infección de orina y estoy tomando unos antibióticos que me hacen hacer pis naranja radioactivo. Mola bastante. Y cuando voy al baño y me limpio, pues se quedan dibujos fantásticos en el papel higiénico y aprovecho y me marco un test de Rocha en un periquete. Mariposa espachurrada, flor naciente, mano de vieja, duende agachado, pincelada al óleo… Un primor psicológico en un reducido baño 2x2.

También tengo que tomar mucha agua y tengo la tripa hinchada y llena. Todo flota. Yo floto desde dentro hacia afuera. Lo mismo me licuo. ¿Me estaré destiñendo? Si giro rápido, puede que la inercia de la cisterna estomacal me tumbe. Cada vez que hago pis, que es mucho, mucho, me siento purificar. Qué tontería, con lo mal que como según temporadas.

La orina puede estar infectada. Qué graciosa, qué mona. Yo la creía infectada en sí misma. ¿Cómo puede infectarse algo infecto? Pero claro, no es que esté infectada, es que es puro amoniaco en una versión Light y por eso la echamos por la borda.

Cuando me aguanto el pis, como ahora que estoy acabando el post y pienso que cuando lo cuelgue ya me levanto, pues tengo un montón de líquido naranja butano en la vejiga. Ups, puede parecer una nimiedad pero no sé, da cosilla.

Tenemos chico nuevo en la oficina


Para subirnos la moral, en la oficina nos han puesto un nuevo informático cañón. He podido comprobar desde entonces empíricamente, que la acumulación masiva de progesterona en el ambiente es malísima para la electrónica, porque desde que ha llegado, no para de estropearse la impresora de mi planta.

También, creo que es un mensaje subliminal que intentan meternos en el coco a base de musculitos y sonrisas como perlas: “¿Ves como es mejor contratar un cachas con culo prieto que una mujer, que a la mínima se queda embarazada y abandona el barco? Él nunca lo haría”.

Pero como el otro día se trajo una camisa radioactiva de cuadros fosforitos, lo mismo que le abrí las puertas de mi corazón por su agraciado porte sin pensármelo dos veces, he sacado fuerzas para luchar contra el batallón de energúmenas hormonas y le he expulsado del mismo en un periquete por motivos estéticos del vestir. Argumentos, ambos que se caen por sí mismos pero que mueven el mundo.