miércoles, 22 de marzo de 2006

Cementerio de ciempiés

Desde hace algunos días se da un tremendo misterio en mi apartamento. Aparecen cadáveres de ciempiés en sitios inesperados. Nunca los veo vivos. Sólo encuentro sus cuerpos exangües, sin vida. Uno muerto en mi cuarto, cerca del radiador. Uno muerto en la cocina, cerca del fregadero. Uno muerto cerca del armario de la entrada...

Allí los encuentro yo, semienroscados, tendidos en el suelo de madera, sin signos aparentes de violencia o enfermedad. Y todos ellos secos, muy secos...

¿Será que mueren de eso, de sequedad?

¿Pero, dónde viven?

¿Se materializan espontáneamente en mi piso, provenientes de la dimensión ciempiés?

¿O será que mi casa es una especie de cementerio de ciempiés como los cementerios de elefantes de las películas de Trazan?

Debe de ser eso, parte de un ritual de profunda significación entomológica: Un ciempiés, sintiendo que su fin se avecina y que ha vivido una existencia plena se dispone a emprender su último viaje. Ordena sus pertenencias de ciempiés (calzado de verano por un lado, de invierno de otro), tira definitivamente los calcetines con agujeros y lega el resto, da unos consejos a los más jóvenes, se despide de los suyos y se pone en marcha hacia mi apartamento. Las fuerzas le flaquean pero sube hasta el quinto piso, poco a poco. Si tiene suerte y la agilidad suficiente, se cuela en el ascensor y ¡fuuuum! en un suspiro ya está arriba. Pasa por debajo de la puerta de entrada, escoge una habitación y una vez allí se acurruca junto a un radiador y se deja morir...

Y yo no sé qué se espera de mí, como sacerdotisa del templo de los ciempiés. Por ahora les voy dando sepultura en mis macetas o los fundo con la eternidad acuática vía WC...

3 comentarios:

ana dijo...

ehehehe

coitadinha! fazem de ti carcere! não deve ser fácil ser dona de um cemitério. espero que a vida dos teus cienpies tenha sido feliz. (e a família, não tem ido aí por flores?)

El guisante pensante dijo...

Sólo espero que no venga a morirseme ningún profeta ciempiés a casa y me conviertan el piso en un lugar de peregrinación masiva, tipo la Meca y me despierte un día con miles de ciempiés que dan vueltas en torno a mi cama, avalanchas de ciempiés en la cocina y procesiones de ciempiés andando de rodillas por el pasillo...

Kiko, ese hombre. dijo...

Podrian proceder de la propia madera del suelo?

O de alguna tierra para plantas que hubieses comprado en otoño invierno y con los primeros calores te han eclosionado los huevos (con perdón)