jueves, 20 de abril de 2006
Estrés
Muchas veces, me da a mí la sensación de que la gente se toma muy en serio la vida, y desde fuera, cuando los demás son los que lo hacen, te entra un poco la risa. Pero no es que me refiera a ese tipo de tremendismo que acompaña a las pasiones humanas, ni nada de eso. Es por ejemplo el rigor casi científico con el que un empleado en la base de la cadena productiva de una gran empresa, se toma sus responsabilidades.
Me imagino que eso viene ligado a una incapacidad de abstracción o a un desconocimiento de cómo salirse de uno mismo para tomar altura y verlo desde lejos. A todos nos pasa. Es un ejercicio dificilísimo porque normalmente, no hacemos más que aferrarnos a la tierra cuando tenemos miedo o nos vemos amenazados, lo que no ayuda de ningún modo a que respiremos tranquilamente una bocanada enorme de aire y dejemos escapar la presión arterial.
También puede ser que la gente, necesita sentirse importante. No eres nadie sin agobios. Eres un mindundi. La gente seria y madura, tiene que agobiarse para ser auténtica. Y en su trabajo tiene que sentir el estrés. Ya sea haciendo sándwiches o cantando coplas. Si no te estresas, es que o bien no comprendes la magnitud del problema o es que eres un jeta que no trabaja duro como tus compañeros. Y así, no se sube nunca. No se escala en el organigrama. Y además es algo imperdonable, parece ser, que los que no quieren escalar abandonen el ring de lucha antes de llegar al colapso, saliendo por la puerta grande con un periódico bajo el brazo.
Por otro lado, lamentarse, sentirse ultrajado por el jefe, gritar a los cuatro vientos que la saturación de tareas te colapsa… es quizás una excusa que tenemos para poder justificarnos que vamos a parar. Oye, me paro a respirar porque de verdad, que no puedo con todo.
No lo sé. Ojalá tuviera respuestas para todo.
martes, 18 de abril de 2006
La insoportable levedad de las cosas poco pesadas
En raros momentos de mi existencia me aproximo tanto a creer a pies juntillas (brutal expresión, por cierto) en la teoría del gen egoísta de Dawkins como cuando estoy enamorada.
Seamos honestos, enamorarse no es nada bueno para nosotros como individuos: casi no se come ni se duerme, se hace ejercicio en exceso que trae como consecuencia tirones, luxaciones, etc., se hacen y dicen muuuuuchas cosas ridículas que en otras circunstancias nos darían vergüenza ajena (o peor, te dicen cosas que antes te provocarían una pérdida automática de respeto por quien las dice y ahora, no sólo no arrojas un vaso de agua fría a la cara de tu interlocutor para que entre rápidamente en razón, sino que vas y suspiras!!!), se olvida uno de que el resto del mundo existe (en ocasiones con nefastas consecuencias para la vida social, laboral e incluso la penal si uno se deja llevar y se olvida demasiado del mundo en un sitio público, digamos)... ¿y todo por qué? por una especie de mentira química producida por la combinación de otro cuerpo con el tuyo que te hace pensar un montón de cosas cursis como que después de todo puede que sí exista esa persona especial en el mundo que... bla bla BLA BLA (bullshit).
Pero todo, TODO, es sólo una trampa. Si no fuese por todas esas compensaciones físico-químicas que van incluidas en el pack del enamoramiento ¿quién se reproduciría?
Por eso yo enamorarme, me enamoro como la que más (y que me quiten lo bailao!), pero con plena consciencia de que mis pensamientos, sensaciones, etc., están gobernados por un gen pequeñito y poderoso que quiere transmitirse a toda costa, ese pedacito de ADN que ahora sólo quiere llevárseme por delante...
Música en los zapatos
Ayer llevaba unos zapatos que sonaban. Yo no estoy acostumbrada a eso, porque normalmente la suela de goma me permite andar sin oír mis pasos. Iba por el pasillo y cada avance, llevaba un mundo sonoro como acompañante. Me hicieron unas heridas que me recuerdan hoy esos viejos tiempos.
Luego llegué a casa y no me funcionaba Internet. Puede que no estuviera relacionado pero puede que sí. A saber.
jueves, 13 de abril de 2006
Esto no es serio...
O al contrario, es muy serio y comenzamos a necesitar ayuda profesional. Mi compañero de despacho lleva un rato ensayando esta coreografía:
http://video.google.com/videoplay?docid=5262057835199435032&q=carra&pl=true
martes, 4 de abril de 2006
De cemento, de piedra...
Así quiero volverme para impedirle la entrada a la primavera...
¡No a la sensiblería!
¡No al canto de los pájaros!
Hoy les tengo rabia a todos los otros amantes...
Esta piedra cierra lentamente la pequeña ventanita, con lentitud pero inexorabilidad de piedra.
Nosotras nos volvemos al invierno ¡ahí os quedáis!