jueves, 17 de noviembre de 2005

El vacío de la fe


Muchas veces oyes que hay personas que encuentran la fe en los momentos difíciles, como apoyo al desconsuelo que sufren en un determinado momento y como respuesta a una necesidad de encontrar a alguien al otro lado al que rogar por favor que ahuyente los males. A mi me pasa justo lo contrario.

Cuando las cosas me van bien es cuando soy más consciente, si cabe, de la enorme suerte que tengo en la vida con todo. Por mi familia a la que adoro, por mi amor que me proyecta a futuro con paso firme, por mis amigos que me llenan, por mis enemigos que son débiles, por mi país que me describe, por mi trabajo que me encanta, por mi energía que me empuja, por mi casa que me cobija, por mi físico que está entero, por mi cabeza que está viva, por mi ilusión que crece día a día…

Es entonces cuando se me salen las ganas del cuerpo por todos los poros de dirigirme al que maneja todo este tinglado que es la vida para darle las gracias, una y mil veces hasta que le erosione la epidermis de tantos besos. Toda esta gratitud no puedo contenerla dentro. Es cuando entonces, echo de más mi falta de fe.

1 comentario:

La Niña Graphics dijo...

has vuelto, morena, y ademas has vuelto estupenda. Que bonito. un beso