martes, 21 de junio de 2005

Hoy tampoco debería haberme levantado


Tampoco parece que hoy vaya a ser el día...

Son las 13:18 y ya he conseguido batir el Guiness del absurdo que rodea mi vida. Días como hoy, me hacen preguntarme una y otra vez, constantemente, si es que estoy acumulando el cupo de surrealismo que nos debería tocar a cada uno de los que me rodean o es que verdaderamente, estas cosas, sólo tienen que pasarme a mí y así queda escrito en mi destino.

Ayer me di cuenta de que esta mañana tenía cita para la declaración de la renta y que todavía no tenía en mi poder ninguno de los miles de documentos que hace falta presentar, empezando por un borrador de la declaración que tenía que haberme llegado a mi domicilio que jamás he recibido. Así que me levanto y voy corriendo a mi antiguo hogar por si hubiera llegado allí, aprovechando que me sé yo que el buzón anda medio tarumba y no cierra bien. He encontrado el borrador y me he ido a un bar a tomarme una coca-cola mientras lo observaba detenidamente. He llamado al teléfono de información de Hacienda para preguntar si podía presentarme con el borrador simplemente, dado que me parecía estupendo todo lo que en él se decía, y la chica me ha contestado que sí muy amablemente. Debería haber sospechado de tanta amabilidad, que normalmente, viene enmascarando una absoluta ignorancia.

Así que más contenta que unas castañuelas, me voy para el templo de la fiscalía española, pasándome antes por casa para recoger las tarjetas identificativas. Salgo y acercándome a la parada, veo que viene el autobús por la lejanía. Corro, campeona olímpica del deporte urbano, y lo cojo. Pero, ¡ay!, tengo que abandonar en vehículo a los 10 metros porque me he dejado la cartera en casa.

Subo a casa y la cartera no está. Ataque de pánico. Cojo el pasaporte por si las moscas. Noooooo, otra vez perdida la cartera no, por Dios. Voy corriendo al bar dónde me he bebido la coca-cola. La cartera no está. El único que está es el camarero borde que casi me ha incrustado la coca-cola en la cabeza minutos antes por haberle parecido una simple mortal. Ataque de pánico número 2 de la mañana. Voy a la tienda de una amiga, me deja dinero para un taxi, para acudir corriendo a mi cita con las obligaciones fiscales (ya no dan más citas). En el taxi, llamo a todas las centralitas habidas y por haber para anular tarjetas mientras me tambaleo en las curvas y sujeto el móvil con la oreja a la vez que tomo datos en una libreta. No es tan sencillo porque mi banco acaba de sufrir una fusión financiera y los datos no aparecen en pantalla y la chica, no para de pedirme datos que una normalmente lleva en la cartera y que intento hacerle entender que me han robado o he perdido. Le cuesta.

Llego a Hacienda. Espero una cola. La cola número 1 de la mañana. Me dan el papel que me da derecho legal a esperar la cola 2 de la mañana. A todo esto, sigo llamando al banco mientras pienso que cualquier caco debe estar sacando con mi VISA sus merecidas vacaciones al Caribe, no lo dudo. Me toca turno en una mesa. Le cuento mi caso y me dice, tan tranquilamente, que no pueden ayudarme a hacer la declaración porque A) soy autónoma y parece ser que además de no tener derecho a paro, contar con una elevada incertidumbre profesional y pagarnos nuestros gastos, tampoco tenemos derecho a que nos ayuden con la declaración y B) he vendido una casa y comprado otra y por ello, soy doble escoria de la sociedad y posiblemente, tenga que pagar cifras desorbitadas que nadie me había advertido. Ataque de pánico número 3 de la mañana. Como era de esperar, la chica de información de Hacienda no tenía ni idea de nada cuando la llamé por la mañana y ahora pago las consecuencias de tener a una inútil en un puesto público. Como era de esperar también, esto de evadir impuestos sólo pueden hacerlo los que tienen mucho, mucho. Pienso en los 100 € que tengo en la cuenta (no es coña) y en la letra de 800 que me entra la semana que viene. Y en el IVA de postre. Ataque de pánico número 4. ¿Es de perdedores llegado este momento llorar desesperadamente y sorber mocos en la vía pública? Me resisto, no obstante.

Salgo al borde del ataque de nervios. Llamo al banco otra vez a otro teléfono nuevo. Son las 12.30 y aún no he conseguido que me anulen la tarjeta y ni siquiera que me digan cuántas tengo. El caco debe estar ya haciendo las maletas, compradas para la ocasión de nuevo con mi VISA y planchando las camisas de flores para lucir palmito en las playas de arena fina. La chica, además, me dice que tengo que mandar un fax para anularlas, lo que no le parece incompatible con que esté en la calle y no tenga acceso a ningún aparato en el momento. He de reconocer, que la ladro un poco por teléfono. Pero sólo un poco.

Decido pasarme por una sucursal al lado de mi casa para sacar dinero con el pasaporte y cuando estoy allí, mi madre me llama para decirme que alguien ha encontrado mi cartera y la ha llevado a una dirección. Recapacito y me doy cuenta de que precisamente me la ha dejado en el banco en el que estoy. Esto sí que es surrealista. Así que me recojo mi cartera perdida por la mañana con todo dentro y me voy a casa, a escribir este post para desahogarme un poco.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Solucion 1: no usar cartera
Consecuencias malas: usar siempre pantallones o faldas com bolsos, sobrevivir con una carterita (DNI, visa e tarjeta del banco), las llaves (3 maximo), los cleanex (si tienes alergias) y el mobil.

Solucion 2: usar una mochila
Consecuencias malas: tienes la espalda siempre sudada, hay espacio para demasiadas cosas.

Rodrigo dijo...

Uffff....
Alfred Hitchcock "himself" não seria capaz de engendrar melhor trama. Que suspense! Pena, cara Morena, que tenhas sofrido o "suspense" na pele!
Ánimo!

Rodrigo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
La Niña Graphics dijo...

nena, cariño
ultimamente estas que lo bordas. pero no te preocupes porque dice el yinyan que todo lo malo se convierte en bueno y todo lo que entra sale. claro, que el yinyan no sabe nada de dulces, bollos, pizzas y hamburguesas.
Pero sin tener en cuenta esa menudencia, si todo lo bueno es malo y lo malo es bueno, fijate en lo estupendo que va a ser el verano!
morena, vamos a tener el verano de nuestra vida!
besets desde algorta