He aterrizado esta mañana en Barajas. Nos bajamos de ese autobús plano que lleva a las personas del avión al aeropuerto, se abren las puertas correderas de cristal del aeropuerto y ¡zas!, cola gigante.
Cola gigante y difusa para pasar la policía, larga larguísima y de una anchura de entre 4 y 10 personas. Llega otro autobús y las 50 personas de edad avanzada que desembarcan en la cola deciden que el final está en realidad en el medio y se cuelan por sus fueros. Respiro hondo. Todo el mundo habla por el móvil a voces, hace calor y la señora de atrás insiste en avanzar en la cola “de oído” y no para hasta que se choca con mi mochila a cada paso que damos.
En eso se abre otra ventanilla de la policía, la gente comienza a correr, pero de verdad, hacia la nueva cola, las señoras arrasan con sus maletas de rueditas todo lo que se pone a su paso. Los demás observamos, otros gritan :”qué se cuelan, jajaja” todos nos reímos.
Qué desorden, qué ruido, qué buen humor. Ya estoy de vuelta en casa.
2 comentarios:
Benvinda à península ibérica!
Entretanto já vos levo (que raro!) 2 posts de avanço. Vamos a recuperar, croquetas!
Eso es por que yo estoy completamente acorralada con sobrinillos y la morena es una pera cobarde y no escribe. El lunes vuelvo a casa e intentaré resarcirme.
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