martes, 7 de febrero de 2006
Incompatibilidades domésticas
Hay cosas que definitivamente, cambian cuando tienes una pareja. Y te ríes por no llorar.
A mi me encanta leer, lo reconozco. Y soy capaz de estarme horas leyendo tranquilamente sin que ello me importe. Y cuando leo, no es porque estoy aburrida, sino porque me gusta. Y para leer me hace falta el silencio.
Ahora, que casi siempre estoy acompañada, no puedo leer tanto. Estoy tranquilamente, calladita viviendo la vida de otros, y entonces, viene cuando tu pareja te habla. Y cada diez minutos, o te lanza una pregunta o hace algún ruido que te hace mirar. La vida de los demás, no puede vivirse a trompicones.
Leer agarrado a alguien es también muy bonito, pero como casi todo en la vida, nada práctico. Sobre todo cuando tu pareja es de las que son incapaces de estarse quietos un minuto. Cada movimiento, cada cambio de postura, te hace levantar un brazo, o mover una pierna, o ahuecar la almohada de nuevo. Un desastre.
Entonces, es cuando tu pareja dice que leer te sienta mal. Que te vuelves de un irascible… Y es que a mi me gusta leer sola. En silencio. Aisladamente. Sin contratiempos. Durante mucho rato. Rato en el que no estoy para nadie. Y no me gusta que me acaricien mientras tanto, ni que me hablen, ni que me miren, ni que me esperen a que termine…
Ya veis, sé que en sí mismas son cosas bonitas, pero nada compatibles con la lectura. Así que ahora leo a escondidas. Aprovechando que él duerme. Saco un bracillo para coger el libro de la mesilla sin apenas moverme y conteniendo el aire. Y paso las páginas con sigilo de espía para que no se despierte. Soy una tránsfuga de la literatura. Bombardeada esporádicamente, por las balas del ronquido.
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3 comentarios:
que bonito, el lector espia.
Leer sin que esperen a que termines, ahhhhhhhhh! he ahí una definición perfecta. A veces leer viviendo en pareja alcanza cotas de ilegalidad-ilegitimidad comparables al onanismo y otros placeres "egoistas".
Briconsejo:
1.-Dejar el libro.
2.- Echar un casquete
3.- Tras el casquete podrás leer agusto, ya que la pareja o duerme o se pone a ver la tele o a preparar la cena, o a ducharse, o se va a contarselo a sus colegas.
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