Acabo de hacerme un seguro para mi pisito nuevo.
No se porqué, instintivamente, he comenzado a tararear mentalmente el tema de “El Padrino” cuando el agente de seguros con su traje semibrillante me ha estrechado la mano.
En Suiza es obligatorio hacerse un seguro del hogar, así que no había escapatoria, es algo por lo que había que pasar, como las paperas, claro que al contrario que éstas, esto no te puede dejar estéril (espero).
Mi compañía es la única que asegura contra terremotos, puedo estar tranquila. ¡¡¡Qué vengan los movimientos sísmicos, a mí las ondas S y las ondas P!!! ¡Ja!
Y hay una parte de la póliza, que es la que me ha parecido más altamente mafiosa, según la cual la compañía renuncia a su derecho de llevarte a los tribunales si la culpa de lo que ha pasado es manifiestamente tuya. Pagas una cantidad al año y te quedas tranquila, como decía el muchacho del traje brillante, perilla decolorada y tono techno en el móvil, si por ejemplo no has puesto bien una maceta en la ventana y esta se cae y le parte la crisma a alguien. Tranquila, ellos pagan, no vienen con una citación judicial para darte en toda la parte gorda cuando intentas recuperarte del susto ¿Cómodo, no? Conviene, conviene, sobre todo porque la manera de medir lo que es o no tu culpa no se rige por un código escrito, no sigue unas reglas estrictas, según me explicaba el muchacho… vamos, que te la cargas fijo… ¡Ay ay ay! Mejor no ir al tribunal que he decidido no hacerme el seguro que me pagaria los abogados…
¿Y la decoración de las agencias de seguros? Es un tema extremamente complicado, imagino, entre no demasiado cutres, para que el cliente tenga la sensación de que la compañía es solvente, y no demasiado fastuosas, para que uno no se lleve la idea de que te sacan los cuartos de mala manera para gastarlos en lujos…
En fin… Me siento mucho más segura…
1 comentario:
Me encanta que tarareases (que verbo tan raro) el padrino, aunque fuera mentalmente, y ellos no lo oyeran.
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