sábado, 21 de enero de 2006
Brokeback Mountain
Ayer fui al cine a ver la peli de moda en España al menos: Brokeback Mountain. Pese a que me apetecía verla, era más esa sensación de que tienes ganas de pasar por algo semi obligatorio para poder quitártelo de encima. No tenía ninguna esperanza de que me gustara y la idea de una historia de vaqueros homosexuales que además había levantado tanta polémica en la puritana EEUU, ya me hacía dirigirme a la sala con cierto recelo.
Pero la vida te sorprende muy de vez en cuando. En cualquier esquina está el chasquido de dedos que te empuja desde el hombro. Agachada en una esquina, espera esa historia que se funde con tus células, se apodera de todos tus sentidos, te desconecta del mundo, hace que tu cuerpo de repente, pese mucho en la silla y tú vueles libre por los paisajes y los ríos.
No sé si recomendros que vayáis a verla asegurando que os va a encantar. ¿Hasta qué punto cada uno se ve tocado por cuestiones ínfimas, irreconocibles, a los que otros son totalmente impermeables? Lo único que os digo es que todavía hoy, después de haber pasado tanto tiempo desde que la he visto, después de haber salido con mis amigas de copichuelas, haberme levantado en una casa de Madrid, haber hecho tareas que tenía pendientes que nada tienen que ver con las praderas de Wyoming... todavía mi cuerpo se niega a volver a la rutina. Sigo allí, enganchada a esa historia tan bien contada, en la que se utiliza un lenguaje y una forma de narrar que se me hace tan cercana, tan familiar y que por eso, ha hecho que la disfrute toda entera. Con sus lágrimas, sus rabias y todo, todo, lo bonito que encierra. ¡Qué de matices tiene la vida! ¡Qué ganas de vivirla!
Quizás os apetezca ver el trailer en http://www.brokebackmountainmovie.com/splash.html, aunque no os lo recomiendo.
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