Mi ánimo aún más. Esta tarde me voy a ver Hamlet al teatro a ver si me animo un poco. Creo que una tragedia de las buenas, de esas en las que no queda ni el gato, me ayudará a poner en orden mis penas. Qué tío este Shakespeare, o vaya tiempos aquellos, quizá. Yo creo que hoy día si queremos escribir una tragedia nos basta con matar a un protagonista, como mucho dos. Pero no, él no, o todos o ninguno.
En uno de los cuentos escritos a máquina de Gianni Rodari, los alumnos de una escuela viajan en el tiempo para ver si las puñaladas que mataron a Julio César fueron 28 como decía el profe o 27 como decía el alumno, y uno de los chavales se lleva 28 globos para irlos pinchando a cada puñalada... Si estuviese con los ánimos más altos haría algo parecido en la obra, que muere Ofelia, pum, que muere el padre de Ofelia, pum, etc.
A la vez, intentaré descubrir qué es lo que huele a podrido en Dinamarca. Siendo la compañia de teatro la "Helvetic Shakespeare Company" debe de ser el Camembert au lait cru.
1 comentario:
Vengo ahora del teatro, y en efecto, es curioso como la concepción de lo dramático cambia con las épocas. No se si sería igual cuando representaban Hamlet en la época de Shakespeare, pero esta noche, los actores eran buenos, la escenografía convincente y todo, y aún así, cuando la reina ha entrado para comunicar a Laertes que Ofelia se había ahogado, la gente se ha reído. Nos hemos reído por que era demasiado...
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