miércoles, 5 de octubre de 2005

Persianas


Desde el momento en que mi madre me sugirió que por qué no ponía unas persianas de seguridad en la ventana de la terraza de mi casa, debí entender que esas persianas iban a ponerse. Con o sin mi consentimiento. Por eso, me he enterado de que ha quedado con el chico de la empresa en mi casa y que dentro de poco le llegará el presupuesto. Y encima, como estrategia ya utilizada anteriormente, me intenta convencer de que soy yo la que las quiere y la que un día dijo que sería buena idea ponerlas y que lo único que hace ella es ayudarme.

Mi familia me hace luz de gas. ¿No hay una orden de alejamiento moral para estos casos a la que pueda acogerme? No quiero persiana, no me gustan las persianas, yo me hice una casa sin persianas a posta. No obstante, habrá persianas en la ventana de la terraza de mi casa. Eso lo saben hasta los negros de África.

1 comentario:

Kiko, ese hombre. dijo...

Hasta los 18 podías emanciparte, pero ya es demasiado tarde para tí, muñeca.....

También podrías emanziparte, que es como utilizar enzimas como la ureasa para romper las cadenas nítricas que te atan a las ideas progenitoriales.

Breaking the law, breaking the law!!