Un día, estaba yo tranquilamente caminando hacia mi dosis de café, en la cafetería del cern, mirando un poco hacia el suelo y otro poco hacia mi interior, cuando en el suelo, allí, frente a una máquina de café, veo unas zapatillas de estar por casa, que no contentas con yacer allí, traían una persona dentro. La persona era una jóven en pijama, con el pelo talmente como los Europe en los 80 recien levantados. Mi primera reacción fue pensar : -tenía que pasar, he perdido la razón… y como el señor de « Una Mente Maravillosa » le pregunté a la cajera si ella también podía verla, y como podía, decidí volverme loca un poco más tarde.
El otro día estaba yo en mi minipiso hablando con el ser que cohabita conmigo cuando de pronto, sin previo aviso : un caniche blanco, pequeño en el balcón. El ser que cohabita conmigo y yo, pensamos al mismo tiempo que mi cerebro había caducado, máxime cuando salimos al balcon y ni rastro de perro. Peeeero, todo tenía una explicación racional de nuevo, y es que el perro venía del piso del vecino por entre la barandilla y el muro… uffff, otra vez será…
1 comentario:
Menos mal que has aclarado lo del chucho santo aparecido, ya pensaba yo mandar un informe al vaticano para que le beatifiquen por procedimiento urgente, como al papa.
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