Esta tarde salimos para Viena. En coche desde Ginebra, con parada para dormir en Salzburgo ¡Bien! Me gustan los viajes largos de coche. Me voy a hartar de comer patatas fritas, cantar, tejer calcetines y de leer en voz alta (yo ejerzo principalmente de copiloto). Libro-compañero de viaje: "El antropólogo inocente", cortesía de nuestra morena corresponsal en Lisboa y altamente recomendable.
No es mi primer viaje a Viena, ya fui hará dos años a visitar a la misma amiga a la que voy a ver ahora. Me quedé maravillada entonces por lo tranquila que era la ciudad (claro, que por aquella época no había vivido en Ginebra aún), por que uno podía nadar en pelotas en el río en verano (sí, lo sé, soy una subversiva) y por las pinturas y arquitectura de este señor.
Aquí una foto de Alex y yo en bici delante de una de las casas de Hundertwasser.
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