miércoles, 7 de junio de 2006

Tenemos chico nuevo en la oficina


Para subirnos la moral, en la oficina nos han puesto un nuevo informático cañón. He podido comprobar desde entonces empíricamente, que la acumulación masiva de progesterona en el ambiente es malísima para la electrónica, porque desde que ha llegado, no para de estropearse la impresora de mi planta.

También, creo que es un mensaje subliminal que intentan meternos en el coco a base de musculitos y sonrisas como perlas: “¿Ves como es mejor contratar un cachas con culo prieto que una mujer, que a la mínima se queda embarazada y abandona el barco? Él nunca lo haría”.

Pero como el otro día se trajo una camisa radioactiva de cuadros fosforitos, lo mismo que le abrí las puertas de mi corazón por su agraciado porte sin pensármelo dos veces, he sacado fuerzas para luchar contra el batallón de energúmenas hormonas y le he expulsado del mismo en un periquete por motivos estéticos del vestir. Argumentos, ambos que se caen por sí mismos pero que mueven el mundo.

2 comentarios:

Kiko, ese hombre. dijo...

Esto más que un servicio de mantenimiento informático parece un anuncio de cocacola light.
Creo sinceramente que los músculos están sobrevalorados por la sociedad actual.

Anónimo dijo...

Puede que los músculos estén sobrevalorados pero ¿qué pasa con el gustirrinín que da pasar la manita sobre ellos con un poquito de presión, cerrar los ojos y dejar que los dedos corran por sí solos? y si a eso le añadimos crema, apaga y vámonos.