-Dice la Real Academia de la Lengua: (Del lat. truculentus). Adj. “Que sobrecoge o asusta por su morbosidad, exagerada crueldad o dramatismo”.
-Y yo digo: ¿A qué si uno mira la palabra bajo el microscopio no parece querer decir eso?
A mi juicio la palabra no consigue transmitir su significado, su estructura se opone a ello, como si albergase un alma buena que pidiese a gritos otro sentido. Ella, la palabra, no quiere ser usada para definir cosas feas y se le nota. Como una mala actriz, no resulta creible.
Me explico: la parte "trucu-" no suena seria, recuerda a "truco", a "traca", a "trueque", al "triqui" de las galletas y de la palabra "triquiñuela"... no tiene aire maligno ni nada.
La parte "-lento" tampoco deja entrever perversidad ninguna... como si algo lento fuese perezoso y no pudiese ser malo o sangriento...
Trucu-lento me hace pensar más en alguien que se acerca despacio a hacerte cosquillas... voy a proponerle a la RAE un cambio de su definición.
Estoy segura de que la palabra me lo agradecerá. No debe de ser nada agradable vivir con ese significado que tiene sobre sus espaldas.
2 comentarios:
El lenguaje como organismo viviente es algo en lo que creo sin duda alguna.
Yo lo cuido para que esté guapo y me crezca sano, pero entonces llega el reggaeton y me lo ensucia con palabros tales como perreo.
La suciedad es parte de una vida plena, como dice la madre de Ronaldinho.
Que se le va a hacer....
Retículo
He ahí una palabra que rápidamente hace pensar a una redecilla para el pelo colocada en una parte X de la anatomía humana.
Es prima-hermana de un fascículo ridículo.
Morena, vuelve, sal de tu retículo! muestra aunque sea una partícula de tu clavícula!
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