Acabo de llegar a mi puesto de trabajo (de este sufrimiento útil quizás hable en otra ocasión) tras un penoso trayecto a pie desde mi casa con unos zapatos que me hacen polvo los pies. Y venía pensando dos cosas por el camino:
- Que mi sufrimiento inútil soportado con estoica entereza me daba seguramente un aire de poetisa urbana atormentada (puesto que no cojeaba, para no delatarme).
- Cuánto el sufrimiento inútil parece ser considerado una virtud en nuestra sociedad, tanto en el mundo frívolo (para presumir hay que sufrir) como en el espiritual-elevado (cierro los ojos y veo señoras andando de rodillas en las procesiones o cosas así).
En fin, ¿por qué esta hipervalorización del sufrimiento? Yo como buena atea con dejes de antropóloga le busco siempre las culpas a la religión, y divagando divagando he acabado pensando: ¿no es un poco raro que Jesús y los otros, claro, llevasen su propia cruz a cuestas en el vía crucis para luego ser crucificados? ¿Y si se hubiesen negado? ¿Habría cambiado mucho la cosa? ¿Sería nuestro mundo un poquito distinto tirando a mejor?
-Pues no, mire, la cruz la va a llevar a hombros vuesa merced el centurión, y a mi a caballito si quiere...
1 comentario:
A sus pies!
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